JD Vance habló como si estuviera en el confesionario durante el funeral por el activista de derechas Charlie Kirk. “Le decía a una persona entre bastidores que siempre me he sentido un poco incómodo hablando en público sobre mi fe”, dijo este domingo en el estadio de fútbol de Glendale (Arizona). “Por mucho que ame al Señor, y por mucho que sea una parte importante de mi vida, en las últimas dos semanas he hablado más de Jesucristo que en toda mi vida pública”, se arrancó. El público que asistió se puso en pie. Se escuchó un rugido de aprobación.
La aparente improvisación del vicepresidente de Estados Unidos demostró que sabe interpretar las situaciones y la centralidad que la fe cristiana de Kirk iba a ocupar a lo largo de la ceremonia. Al airear su intimidad, Vance podría obtener una ventaja política si decide suceder a Donald Trump como candidato a la presidencia en 2028.
Originario de Nueva York y casado tres veces, Trump no es un experto en la Biblia, pero se aseguró el voto evangélico con promesas que incluían domeñar al Tribunal Supremo. El candidato Vance tendría que volver a ganarse a esos votantes, y las nuevas generaciones de jóvenes cristianos que idolatran a Kirk son un buen comienzo.
Deseoso de hacerse con el el favor de los jóvenes, el exsenador de Ohio, de 41 años, ya ha asumido un papel protagonista movilizando al ejército online de Kirk alrededor de la organización que este fundó, Turning Point USA, que con mucha probabilidad tendrá un papel fundamental en la próxima campaña electoral republicana.
Tras el asesinato a tiros de Kirk durante un acto público en Utah, Vance publicó un sentido homenaje en las redes sociales. Describía a Kirk como un “amigo de verdad” que había abogado por él como complemento electoral de Trump.
Vance acompañó personalmente el féretro de Kirk desde Utah hasta Arizona en el avión vicepresidencial, el Air Force Two. Tras aterrizar, su esposa Usha tomó de la mano a Erika, la viuda de Kirk. Vestidas de negro y con gafas de sol las dos, caminaron seguidas por un deferente Vance.
A continuación, Vance participó en el podcast de Kirk como presentador invitado desde su despacho oficial. Durante la grabación, exigió que se diera a conocer el nombre de cualquier persona que fuera sorprendida celebrando el asesinato de Kirk. “Demonios, denúncienlos ante sus empleadores”, exhortó.
Parte de esta reacción podría interpretarse como la respuesta genuina de un amigo, pero es imposible ignorar la desmedida ambición de Vance. Tras darse a conocer en 2016 con su autobiografía ‘Hillbilly Elegy: A Memoir of a Family and Culture in Crisis’ [el título podría traducirse como ‘Elegía campesina: recuerdos de una familia y una cultura en crisis’], basada en su infancia en Ohio y Kentucky, Vance entró en el Senado en 2023 y ya es el vicepresidente de EEUU.
En su nuevo libro, 107 Days [107 días], la excandidata presidencial demócrata Kamala Harris describe a Vance como “camaleónico” y “taimado”. Durante el debate vicepresidencial contra Tim Walz del año pasado, escribió Harris, Vance “le dio apariencia de sensatez a la locura” y desempeñó el papel de “un afable y modesto hombre de los Apalaches”, la cordillera que atraviesa el noreste del país.
Posicionado como el favorito para la nominación republicana, se dice que la campaña presidencial de Vance para 2028 ya está en fase de “prelanzamiento”. Algunas informaciones de prensa señalan que ya ha expresado su deseo de que la actual jefa de gabinete de la Casa Blanca, Susie Wiles, sea quien dirija su campaña.
Vance ha ido haciéndose un perfil que combina la grandilocuencia populista de Trump con un enfoque más centrado en el nacionalismo económico y la guerra cultural
Su movimiento más evidente llegó en marzo, cuando el Comité Nacional Republicano lo nombró presidente de finanzas, un cargo que nunca había sido ocupado por un vicepresidente en ejercicio y que lo pone al frente de la hucha de los republicanos, cerca de los grandes donantes, con los que ahora podrá interactuar de manera frecuente.
De manera sistemática, Vance ha ido haciéndose un perfil que combina la grandilocuencia populista de Trump con un enfoque más centrado en el nacionalismo económico y la guerra cultural. Escéptico ante la intervención extranjera en Ucrania y otros países, mostró en febrero sus garras cuando reprendió al presidente ucraniano Volodímir Zelenski en el Despacho Oval por no mostrar suficiente gratitud ante Trump.
Su estrategia mediática se basa en el manual de Trump, que le da mucha importancia a las plataformas sin filtros para movilizar a las bases. Su aparición en el programa de homenaje a Charlie Kirk unió el fervor popular del movimiento MAGA con el activismo centrado en la juventud de la organización Turning Point, una fórmula que probablemente definirá la estrategia de comunicación del partido en futuras elecciones.
La disposición de Vance a entablar debates por Internet con sus críticos recuerda a la práctica de Kirk de ir a todas partes y hablar con todo el mundo. Cuando los militares estadounidenses dispararon hace poco contra un barco que supuestamente transportaba drogas desde Venezuela, Vance escribió en la red social X: “Matar a los miembros de las bandas que envenenan a nuestros conciudadanos es el mejor y más noble uso que podemos dar a nuestro ejército”.
“Matar a ciudadanos de otra nación que son civiles sin el debido proceso se denomina crimen de guerra”, respondió a esa publicación Brian Krassenstein, presentador de un podcast crítico de Trump. “Me importa una mierda cómo lo llames”, replicó Vance. “Qué sentimiento tan despreciable e irreflexivo, glorificar el asesinato de alguien sin un juicio previo”, terció el senador republicano Rand Paul.
Para el comentarista político Charlie Sykes, autor del libro ‘How the Right Lost Its Mind’ [‘Cómo la derecha perdió la cabeza’], la pregunta ahora es saber “si JD Vance quiere ser el heredero de Donald Trump o el de Charlie Kirk”.
“La línea que separa a los que quieren ser podcasters influyentes de los que buscan poder político de verdad se está volviendo algo difusa”, dijo Sykes. “Al parecer, JD Vance ha decidido que su camino al poder consiste básicamente en tratar de ocupar el lugar de Charlie Kirk y adoptar su retórica”, indicó.
El liderazgo de Vance en las encuestas de unas hipotéticas primarias republicanas de 2028 es contundente, algo que deriva en gran parte de su proximidad a Trump. Vance contaba con un 46% de apoyo en una encuesta que Emerson College Polling llevó a cabo en junio de 2025 entre 416 posibles votantes de primarias republicanas, superando con creces al secretario de Estado, Marco Rubio (12%); y al gobernador de Florida, Ron DeSantis (9%).
Su actuación del domingo no le habrá perjudicado, especialmente entre la derecha religiosa. Mencionó a Dios en 10 ocasiones, se refirió a “la verdad de que Jesucristo es el rey de reyes”, y contó cosas de Kirk: “Me decía que rezara por mis amigos, pero también por mis enemigos, me decía que me pusiera la armadura completa de Dios y que me pusiera manos a la obra”.
Vestido con los tonos de Trump -camisa blanca, corbata roja y traje azul- Vance pronunció sus comentarios desde un atril con el sello presidencial. Un atisbo de un posible futuro con un inquilino de la Casa Blanca aún más duro, despiadado y autoritario que el propio Trump.
“Nunca describiría a Trump como más moderado, pero sí creo que la retórica de JD Vance podría ser una advertencia de que si crees que las cosas están mal, es posible que empeoren todavía más”, advirtió Sykes.
Traducción de Francisco de Zárate.