Rupert Murdoch cumple 90: cuál será el futuro de las empresas del zar de los medios de derecha

Mark Sweney

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Cuando el jueves celebre su nonagésimo cumpleaños, Rupert Murdoch pasará a integrar el exclusivo y reducido batallón de los nonagenarios que dirigen imperios globales. Sin embargo, según los socios que recientemente se han reunido con él, el zar australiano de los medios no muestra signos de desaceleración.

“Honestamente, está en el mejor momento que yo le he visto en años”, dice una persona que había podido reunirse con Murdoch días antes del último y más severo aislamiento obligatorio ordenado por el gobierno británico a causa del aumento de los contagios de Covid-19. Durante la pandemia, el magnate ha pasado la mayor parte de su tiempo en la villa de Holmwood House, cerca de Henley-on-Thames, en el condado de Oxfordshire. Murdoch adquirió esta propiedad del siglo XVIII y de estilo georgiano dos años atrás con su exesposa, la modelo Jerry Hall (pagó por ella $US 15.64 millones). Esta persona que lo visitó se asombra de que la realidad que encontró ahí en el campo del sur de Inglaterra fuera diferente a sus modestas expectativas: “Esperaba que Murdoch estuviera, bueno, más cansado. En lugar de eso, organizaba muchas reuniones, cuando las restricciones de COVID-19 lo permitían; siempre quiere participar, hablar sobre cómo van las cosas, estar al tanto de los negocios”.

Murdoch es presidente ejecutivo del holding empresarial News Corp, al que pertenecen The Wall Street Journal, The  Sun, The Times y The Australian, y co-presidente de la empresa de medios Fox Corporation, el del canal de noticias Fox News y de la señal deportiva que transmite esa “joya de la corona” (del grupo Fox y del mercado) que son los partidos del campeonato de la NFL, la Liga Nacional de Fútbol Americano). En sus manos se mantienen firmemente el control y el poder de un formidable imperio mediático.

Después de haber capeado el temporal del hackeo de teléfonos de famosos y de víctimas del delito para asegurarse primicias noticiosas, un escándalo que puso en riesgo y casi acabó con la rama británica de su empresa de medios, le toca ahora al grupo Fox, dirigido por Lachlan, el hijo mayor de Rupert, dar la nota y la clave a la configuración futura del imperio Murdoch, y también desempeñará un papel protagónico en los conflictos dinásticos que se avecinan.

Fox es un gigante comercial. La empresa líder dentro del grupo es la cadena televisiva de noticias Fox News, de tendencia derechista, que disfrutó de notables índices de audiencia y notoriedad sobrealimentados durante la era Trump. Ninguno de los operadores y proveedores de televisión por cable puede omitir de su oferta a Fox News, pero esta inclusión obligatoria ha pagado sus buenos rendimientos durante décadas.  

“No creo que haya ninguna suscripción importante a televisión por cable [en EEUU] que pueda excluir a Fox News o Fox, que viene asociada con la exclusividad de la transmisión de los partidos de la la NFL”, dice Richard Greenfield, socio y analista de medios y tecnología den la empresa de investigación de telecomunicaciones, medios y tecnología LightShed Partners.

A Fox News le esperan bastantes problemas en el futuro inmediato. Debe defenderse de una demanda multimillonaria que acusan a la cadena de haber difundido teorías que sostenían que hubo fraude en las pasadas elecciones presidenciales norteamericanas. Pero también debe pensar en nuevas estrategias para no perder a una teleaudiencia que está desplazando sus preferencias a medios que ideológica y políticamente están todavía más a la derecha que Fox, como el sitio Newsmax y el nuevo canal de cable One America News Network (OANN), el nuevo mejor amigo de Donald Trump. Sin embargo, parece poco verosímil que estos desafíos atormenten en exceso a un Murdoch ya tan curtido por tantas batallas que ha librado.

Las implicaciones a largo plazo de la postura editorial de la cadena, y la de varios de sus activos de publicación de noticias, plantean un problema que crecerá una vez que el poder de Murdoch finalmente se transfiera a sus cuatro hijos mayores. Cuando le preguntaron a James, el hijo menor (de 48 años), quien alguna vez fuera visto como el más probable heredero, sobre si Fox News había jugado un algún rol en los disturbios del Capitolio del 6 de enero, pareció que criticaba a la empresa familiar. Aunque no llegó a mencionar por su nombre a la propia Fox, dijo que diciendo que las “mentiras” de los grupos de medios de EEUU han desatado “fuerzas insidiosas e incontrolables”,.

El verano pasado, James renunció a la junta directiva de News Corp, con el argumento de “disensos” sobre el contenido editorial. Así cortó su último vínculo formal con el imperio creado por su padre.

A pesar del éxito comercial de Fox, Murdoch se enfrenta a un problema bien conocido: la falta de escala. Fox está valorado en $US 22 mil millones, mientras que rivales como Disney y la multinacional AT&T, que superaron a Murdoch después su fallida oferta en 2014 de $US 80 mil millones para hacerse cargo del conglomerado multinacional TimeWarner -y aumentar así el volumen de la corporación multinacional 21st Century Fox lo suficiente como para seguir siendo competitivo a nivel mundial-, están valorados en $US 350 mil y 200 mil millones, respectivamente.

El mercado tradicional de la televisión estadounidense se está reduciendo rápidamente, a medida que el streaming va redefiniendo lo que los consumidores están dispuestos a pagar por el contenido de los medios. El año pasado se marcó un récord, cuando 6 millones de hogares estadounidenses dieron de baja sus abonos a la televisión por cable.

Mientras tanto, los informes de que Amazon está a punto de comprar los derechos exclusivos para transmitir algunos partidos del campeonato de la NFL por su servicio Prime Video sirven como un recordatorio oportuno de que los nuevos rivales digitales, que tienen mucho dinero en el bolsillo, están dispuestos a jugar fuerte en la competencia para ganarse los derechos de los programas más rendidores de los horarios centrales. Esto significa una amenaza antes desconocida las actuales emisoras televisivas que tienen esos derechos, como las señales deportivas de Fox.

“La pregunta clave, cuando miramos el horizonte de 2022 y 2023 y más allá, es que todo será o comer o que nos coman”, dice Greenfield. “Al grupo Fox y a otros similares les falta escala de negocios suficiente. Es muy difícil imaginarse que dentro de cinco años Fox pueda mantenerse todavía como una empresa independiente. Es probable que Fox esté ahora mismo tratando de averiguar cómo puede hacer para evolucionar y no quedarse atrás con la marcha del tiempo.”

En 2017, Murdoch reconoció sus limitaciones en la batalla global del entretenimiento e hizo el raro movimiento de venderle a Disney por  $US 71 mil millones 21st Century Fox, hogar de activos que van desde Los Simpson hasta las franquicias de X-Men  y Avatar. Cada uno de sus seis hijos recibió USD 2 mil millones como resultado del acuerdo.

Posteriormente, el conglomerado de medios de comunicación Comcast ganó la guerra de ofertas de USD 41.710 millones por la red mediática británics Sky.

“¿Nos retiramos? De ningún modo”, fue la respuesta de Murdoch en aquel momento. “Estamos girando en el momento en que el mundo está dando un giro crucial.”

Murdoch tiene la oportunidad de evaluar si amerita dar un nuevo giro, cuando una cláusula en el acuerdo firmado con Disney, que impedía que Murdoch hiciera más ventas y se deshiciera de más activos, expire este mes.

Varios analistas creen que no hay mucha lógica comercial en el frecuentemente discutido ensamblaje de Fox con News Corp, que está dirigida por la mano derecha de Murdoch, Robert Thomson, quien festeja sus 60 años el mismo día jueves que su jefe cumple 90.

La opinión es que, en el corto plazo, lo más probable es que las empresas mejor financiadas sean compradoras, y no compradas. Lachlan Murdoch ya adquirió el servicio de streaming Tubi, que vive da la publicidad, por $US 440 millones y es muy probable que aumente su participación en la empresa de apuestas Flutter, la matriz de Paddy Power, Skybet y Betfair. Pero en el a más largo plazo habrá una reorganización más amplia de la cartera existente.

“Murdoch ha demostrado una extraordinaria capacidad para dejarse llevar”, dice Claire Enders, fundadora de Enders Analysis. “Si bien no veo a Fox News como algo a la venta, como The Wall Street Journal y The Sun, no veo que les suceda nada mientras Rupert siga vivo. Él es un auténtico representante del mundo de los medios y de las noticias, pero nadie dice que a sus hijos les vaya a gustar tanto como le gustan a su padre todos aquellos elementos políticos que entran de manera obligada en las empresas periodísticas”.

Lachlan, quien a todas luces es el heredero, en 2005 sorprendió a su padre al dejar abruptamente el negocio familiar para mudarse a Australia y perseguir allí sus propios intereses. Lograron atraerlo y que volviera a las empresas Murdoch una década más tarde. Todo indica que en un futuro no tan lejano, si se queda con la empresa familiar, Lachlan tendrá su propia agenda.

“Siempre ha habido preguntas sobre lo que Lachlan quiere hacer en última instancia”, dijo una fuente. “Cuando Rupert está en la sala, Lachlan ciertamente desempeña un rol subordinado a Rupert. Pero apenas Rupert cruza la puerta y abandona el lugar, Lachlan definitivamente asume el rol [de liderazgo]”.

Cuando finalmente concluya la era Rupert, el poder detrás del fideicomiso familiar, que controla el 40% de las acciones con derecho a voto en News Corp y Fox Corporation, se dividirá en partes iguales entre sus cuatro hijos mayores. Sus dos hijas menores, Grace y Chloe, son beneficiarias financieras.

“Lachlan no cuenta con apoyo universal en toda la familia”, dice una fuente. “James y Elisabeth se llevan muy bien. Prudence y Elisabeth se llevan muy bien. Es decir, hay un sendero por donde transitar para hacer cambios reales, si eso es lo que quieren”.

Dado que la madre de Rupert, Dame Elisabeth, vivió hasta los 103 años, la hora de aquellos cambios aún podría estar un poco lejos. Lo que le da tiempo al magnate nacido en Australia para seguir prolongando siete décadas ganadas gracias al arte de saber llegar a acuerdos, para remodelar el imperio familiar y mitigar los peligros de división y para garantizar que la próxima generación se quede con el legado Murdoch intacto.

Traducción de Alfredo Grieco y Bavio