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Trump carga contra el juez en el juicio por fraude de su imperio inmobiliario: “Debería estar fuera del cargo”

Donald Trump en el tribunal de Nueva York, este lunes.

Javier de la Sotilla

Washington —

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Donald Trump, sus hijos Donald y Eric, así como altos cargos de la Organización Trump inflaron sus activos entre 2011 y 2021 para lograr mejores condiciones en los créditos de bancos y aseguradoras. Así lo dictaminó el martes pasado el juez Arthur Engoron del tribunal estatal de Nueva York. El fraude, que la Fiscalía estima en US$250 millones, no está en duda en el juicio civil que empieza este lunes, en el que se dirimirán otros seis delitos relacionados, así como las penas y compensaciones que deberán pagar los acusados.

En otra fotografía para la historia, Trump acudió hoy a la primera sesión del juicio iniciado en 2021 por la demanda de la fiscal general del estado de Nueva York, Letitia James. “Durante años, Trump falsamente hinchó su patrimonio neto para enriquecerse a sí mismo y engañar al sistema. No importa lo rico o poderoso que seas, no hay dos packs de leyes distintos para los ciudadanos de este país”, aseguró la fiscal a las puertas del juzgado.

La estrategia de Trump

Fiel a su manual de estilo, a su llegada al tribunal, Trump exclamó: “no hay ningún delito, el delito es contra mí” y “esto es una caza de brujas, es una desgracia”. El exmandatario y candidato a las primarias republicanas, cuyo apoyo no paró de crecer después de cada varapalo judicial, aseguró que la fiscal está tratando de dañar su “nombre y reputación” porque le está yendo bien en las encuestas.

La Fiscalía pide al juez que Trump devuelva todos los beneficios financieros obtenidos durante diez años de prácticas fraudulentas, que, según James, ascienden a US$250 millones. Además, le pide que prohíba permanentemente a Trump y a sus hijos mayores actuar como directores en cualquier corporación en el estado de Nueva York y que no puedan adquirir bienes inmuebles durante cinco años.

Durante los testimonios iniciales, la acusación presentó un clip de Michael Cohen, el antiguo abogado de Trump, donde explicaba el proceso seguido por el magnate para aumentar la valoración de varios activos, como Torre Trump, hasta USS$2 mil millones. Un abogado de la defensa, Christopher Kise, respondió que en el mercado inmobiliario no existe una valoración estándar y que es habitual que ésta sea cambiante.

Otra abogada de Trump, Alina Habba, centró su defensa en un ataque a la fiscal general, asegurando que su causa está “políticamente motivada”. Una idea en la que insistió Trump ante las cámaras, extrapolándolo también al magistrado que lleva el caso: “este juez debería estar fuera del cargo. Algunas personas dicen que podría ser acusado penalmente por lo que está haciendo”, dijo durante el descanso.

La estrategia de Trump, sus hijos y los altos ejecutivos de su imperio será la de retrasar el juicio lo máximo posible, para intentar que no se celebre hasta después de las elecciones presidenciales en EEUU y para ganar tiempo para su defensa. Pero lo tendrá complicado: el calendario del juicio está fijado en tres meses.

La semana pasada, el juez ya desestimó un recurso presentado por Trump para posponer el juicio. El equipo de su defensa dejó clara su intención de alargar el proceso y presentó una lista de 127 testigos, entre los que se incluyen numerosos trabajadores de la empresa inmobiliaria y expertos en contabilidad, tasaciones y derecho.

Por su parte, la lista de la Fiscalía incluye a 28 personas, entre las cuales está la hija mayor de Trump, Ivanka, que inicialmente estaba acusada, pero fue eximida por un tribunal de apelaciones; y el exabogado Cohen, que en otros tiempos fue su mano derecha, pero se volvió en su contra. También se espera que Cohen declare en otro juicio, en marzo del 2024, por el caso de falsificación documental para sobornar a la actriz Stormy Daniels.

Un calendario judicial intenso

Trump inició hoy un año y medio que estará cargado de fechas judiciales para la historia.

Su próxima cita con la justicia es el 15 de enero, con el inicio del juicio por difamación a la columnista Jean Carroll. Después, el 4 de marzo tendrá lugar en Washington el juicio por su implicación en el asalto al Capitolio, en el que se le acusa de cuatro cargos federales de conspiración por intentar frenar la transferencia pacífica del poder.

Tan sólo 21 días más tarde, tendrá lugar otro juicio en Nueva York, por el caso Stormy Daniels. El 20 de mayo, llegará la hora del esperado juicio en Florida, donde se enfrenta a 37 delitos relacionados con la Ley de Espionaje y las declaraciones falsas, por llevarse y retener en su club privado de Mar-a-Lago (Palm Beach) cientos de documentos con la etiqueta de “clasificado”.

En el marco del juicio en Georgia por intentar amañar las elecciones en ese estado, el juez todavía no fijó una fecha para el expresidente, aunque dos de sus colaboradores, Kenneth Chesebro y Sidney Powell, están llamados el día 23 de este mes.

Trump está usando todos estos embates legales para meter más leña al fuego de su victimismo. Una estrategia que hasta el momento le funcionó: las encuestas ya lo separan más de 40 puntos del segundo candidato republicano, Ron DeSantis, y cada día aumenta más su distancia.

Este lunes, Trump dio al mundo otra foto para la historia: la de un expresidente sentado en el tribunal de los acusados de un juicio civil por fraude.

LC

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