“Un luchador por los valores occidentales y un cristiano creyente”. Así concluía la publicación de Instagram que la diputada federal democristiana Caroline Bosbach dedicó al activista ultraconservador estadounidense Charlie Kirk tras su asesinato el pasado 10 de septiembre. La foto junto al texto mostraba a un Kirk sonriente, levantando el brazo con la mirada clavada en el horizonte y la frase “si creés en algo, necesitás el valor para luchar por esas ideas, no para huir de ellas o intentar silenciarlas”.
Horas después de la publicación, Bosbach decidió aparentemente traicionar el lema de Kirk y borrar la publicación. La diputada reaccionó así a la oleada de comentarios críticos que, según ella, “no hacían justicia al asunto”. El borrado no evitó que la publicación siguiera siendo viral. Numerosos usuarios la salvaron del olvido con capturas de pantalla que todavía hoy se pueden encontrar en internet. Los Verdes de Bergisch Gladbach, capital de la región del Estado de Renania del Norte-Westfalia en la que Bosbach consiguió el escaño directo en el Bundestag, dedicaron incluso un post en su web a la publicación de Instagram bajo la pregunta: “¿Qué representa la CDU?”.
Esta última es una cuestión que también ocupa a la unión conservadora la CDU-CSU desde que algunas de sus voces abrieran un debate sobre la necesidad de repensar el cordón sanitario frente a la ultraderecha de AfD. Dentro de las filas democristianas se pueden observar hoy tres grandes corrientes: el sector centrista militante –que rechaza frontalmente cualquier colaboración activa o pasiva con AfD–, el sector centrista pragmático –dispuesto a gobernar en minoría y aceptar los votos de los ultras en determinados asuntos– y el ala más derechista, que aboga por terminar con el cordón sanitario y tratar a AfD como un partido más, sin excluir posibles coaliciones de gobierno en el futuro.
Ajuste de cuentas con Merkel
Caroline Bosbach es integrante de la fracción más derechista. Es evidente no solo por su opinión autocensurada sobre Charlie Kirk, sino también por su primera intervención en el Bundestag, en el que debuta como diputada federal esta legislatura. “Las puertas estaban abiertas, pero la casa no estaba construida”, dijo el pasado 10 de septiembre, pocas horas antes del asesinato de Charlie Kirk. Así se refirió a la decisión de Angela Merkel de recibir a más de un millón de personas refugiadas en 2015. Su primera intervención en el Parlamento federal fue todo un ajuste de cuentas con la excanciller, la principal referencia del sector centrista militante de la CDU.
Bosbach es una de las voces más evidentes de esa ala derechista, contagiada por la ideología del movimiento MAGA (Make America Great Again), pero no la única. Saskia Ludwig, diputada federal por el estado de Brandeburgo, es otra de las figuras ilustres de la corriente que aboga por abrirse a AfD. Ludwig no tuvo problemas en estrechar la mano y compartir confidencias con la copresidenta y candidata ultra a la cancillería, Alice Weidel, en el festival MCC organizado el pasado agosto en Hungría por una fundación cercana al primer ministro húngaro Viktor Orbán, uno de los principales aliados de Trump y Putin dentro de la Unión Europea. Así lo destapó en su momento el colectivo de investigación alemán Correctiv.
En el caso de la CDU, como pude comprobar en mis investigaciones de los últimos años, no hay que subestimar lo increíblemente grandes que son el oportunismo y la lealtad hacia el presidente, da igual quién sea
Teniendo en cuenta que la 'gran coalición' liderada por el canciller conservador Friedrich Merz cuenta con una estrecha mayoría parlamentaria, la pregunta es cuántos diputados de la CDU/CSU forman parte del ala más derechista del partido democristiano cercana a posiciones del movimiento MAGA. Un reportaje de investigación publicado por el diario berlinés Tagesspiegel el pasado septiembre calculaba que alrededor de un tercio de la bancada conservadora es propenso a apoyar una rebelión en las filas conservadoras.
“Creo que es difícil de estimar una cifra, porque muchos no se expresan abiertamente”, analiza el periodista Sebastian Friedrich, especializado en AfD y las llamadas 'nuevas derechas' alemanas. “En el caso de la CDU, como pude comprobar en mis investigaciones de los últimos años, no hay que subestimar lo increíblemente grandes que son el oportunismo y la lealtad hacia el presidente, da igual quién sea”, añade Friedrich.
El actual liderazgo de Merz dentro del conservadurismo alemán es el colofón de una carrera política jalonada de fracasos. Perdió el pulso por el control de la CDU con Merkel a inicios de siglo. Fracasó en dos congresos del partido antes de alcanzar la presidencia a la tercera. Y en su primer intento por convertirse canciller el pasado mayo, le faltaron un puñado de votos y tuvo que volver a presentarse, en lo que fue interpretado como un aviso de su propia bancada. “No tenía una base social, es decir, no contaba con un gran apoyo en la base del partido y ahora eso le está pasando factura en el grupo parlamentario”, explica Sebastian Friedrich.
¿“MAGAización” de la CDU?
En el reciente debate presupuestario en el Bundestag, la líder de AfD, Alice Weidel, hizo bandera del plan de paz de Donald Trump para Ucrania, antes de defender la recuperación de la importación de gas y petróleo rusos. Tras recibir críticas de la bancada socialdemócrata por un reciente viaje de diputados ultraderechistas a Moscú, Weidel hizo gala de su cercanía con el trumpismo y el putinismo. “Somos el único partido alemán con canales abiertos con Washington y con Moscú”, respondió Weidel.
Estas declaraciones son un reflejo de que AfD se considera el partido hermano de Trump y del movimiento MAGA en Alemania. “No hay espacio para cordones sanitarios”, dijo JD Vance, vicepresidente de EE.UU., el pasado febrero en la Conferencia de Seguridad de Múnich. Vance dio un discurso que solo puede ser entendido como una adhesión al programa de AfD, con cuya líder se reunió después de la conferencia tras evitar un encuentro con el entonces canciller Olaf Scholz. El apoyo abierto y reiterado de Elon Musk al partido ultraderechista es otro ejemplo de las sólidas relaciones entre el trumpismo y AfD.
Paralelamente, las posiciones de MAGA van tomando fuerza dentro del conservadurismo alemán, como muestran los casos de las diputadas democristianas Caroline Bosbach y Saskia Ludwig. Es lo que el politólogo y asesor político Andreas Püttmann bautizó como el peligro de la “MAGAización” (“MAGA-isierung”, en alemán) de la CDU. ¿Podría convertirse entonces la ideología MAGA en la argamasa necesaria para una futura coalición entre la CDU-CSU y AfD?
El inicio de ese escenario podría ser una ruptura de la actual 'gran coalición' de conservadores y socialdemócratas que diera paso a un gobierno en minoría de la CDU-CSU, que aceptaría el apoyo parlamentario de la ultraderecha para aprobar determinadas leyes. “Eso sería una amenaza asegurada para el gobierno en minoría, porque un gobierno sin mayoría parlamentaria no puede existir sin negociar constantemente con otros partidos. Así se llegaría rápidamente a una cooperación con la ultraderecha”, advierte Püttmann, para añadir: “A pesar de las grandes diferencias en política exterior, la coincidencia política con AfD no es menor, con lo que probablemente la CDU tendría que gobernar principalmente con sus votos. Eso sería como abrir la caja de Pandora”.