En Uruguay, Lula habló de un “posible” acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y China

Al llegar esta mañana a Montevideo, para entrevistarse con su colega uruguayo Luis Lacalle Pou, el mandatario brasileño Lula da Silva tenía una misión difícil: convencer a su par de postergar sine die un acuerdo de libre comercio con China, tramado en forma independiente del Mercosur. En declaraciones posteriores a la bilateral, Lula indicó que habían llegado a un acuerdo con su joven colega uruguayo de postergar esa decisión, lo que a su juicio pone a salvo al bloque sureño de una ruptura inminente. 

En realidad, Uruguay ha buscado negociar tratados de libre comercio por cuenta propia con terceros países, desde los tiempos de la presidencia de Tabaré Vázquez. En 2007 se planteó esa alternativa por primer vez. Y desde entonces los presidentes uruguayos, entre ellos José “Pepe” Mujica, han vuelto a retomar el tema. Ocurre que el mercado sureño impone a sus miembros negociar en conjunto cualquier tratado con naciones o regiones del exterior; y quebrar esa cláusula equivaldría a condenar a muerte al bloque fundado en 1992.  

Los pleitos que plantea Lacalle son más que justos. Porque el papel de un presidente es defender los intereses de su país y de su pueblo. Y porque es justo querer producir más y vender más

Cuando en marzo de 2020 Lacalle Pou estrenó su mandato en la Torre Ejecutiva (edificio sede del gobierno nacional), prometió iniciar el proyecto con el gobierno chino. El plan era ambicioso ya que significaría traer industrias de ese país, eficientes y baratas, hacia Uruguay. Al principio, el ex presidente brasileño Jair Bolsonaro , que cursaba su segundo año al frente del Palacio del Planalto, concordó con esa propuesta uruguaya. Vale recordar que al ganar las elecciones a fines de 2018, su ministro de Economía Paulo Guedes declaró suelto de cuerpo que el Mercosur no era una prioridad para el entonces nuevo gobierno. En definitiva apuntaba a dejar el mercado del Sur apenas como área de libre comercio sin ningún otro compromiso. Pero el ex mandatario tuvo rápidamente que cambiar de orientación cuando las entidades industriales brasileñas le advirtieron del enorme riesgo que corrían en la competencia con las empresas chinas, instaladas en territorio uruguayo. 

Lula da Silva llega a su tercer mandato con una visión opuesta a aquella de los inicios del gobierno bolsonarista. Para el actual jefe de Estado, el Mercosur es una “apuesta estratégica” en su plan de recuperar la potencia industrial que supo desarrollar en sus dos primeras gestiones (2003-2010). En aquella época, y de alguna manera también ahora, Lula solía decir: “Quiero tener empresas que operen a nivel mundial. Sólo así un presidente puede relacionarse con cualquier otro (especialmente las potencias) en condiciones de igualdad”. 

Desde luego, las épocas del mundo cambian y en este caso, la transformación de los últimos 20 años fue acelerada por dos factores claves: primero la globalización, de mando de la tecnología informática y de la robótica; después la pandemia y, ahora, se plantea la vuelta a la tendencia de fortalecer grupos regionales de países, tanto desde el punto de vista de la integración y producción conjunta, como del propio comercio.

A lo largo de la conferencia de la CELAC, el martes último en la ciudad de Buenos Aires, Lula se esmeró en mostrar que ese es, precisamente, su proyecto. “Quiero construir definitivamente la unidad de América Latina, y fortalecer el Mercosur para que Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia, puedan tener un bloque comercial fuertísimo”. 

No es una ambición brasileña nueva; viene en realidad de los tiempos de la democratización (en 1985) y parte del principio de que el mercado más apropiado para exportar su producción industrial es justamente el regional. Es desde ese lugar que hoy, en su declaración en Montevideo, Lula haya admitido que por ser el país más grande “Brasil debería tener una política generosa con sus socios, especialmente con aquellos que tengan un soporte económico más reducido”.

Resuelto a admitir que el gobierno de Uruguay busca salidas para su propio desarrollo económico y social, Lula dijo durante su discurso al lado de Lacalle Pou: “Quiero decirle al presidente y a la prensa uruguaya que los pleitos que plantea Lacalle son más que justos. Primero, porque el papel de un presidente es defender los intereses de su país y de su pueblo. Segundo porque es justo querer producir más y vender más; y por eso es importante abrirse lo máximo posible para el mundo de los negocios”.

Desde ese lugar, dijo Lula, es que “debemos plantearnos qué hacer para modernizar al Mercosur. Queremos sentarnos con nuestros técnicos, después con nuestros ministros y finalmente presidentes, para encarar esa renovación”. El jefe de Estado brasileño convenció a Lacalle que hay una urgencia: terminar de una vez por todas el acuerdo con la Unión Europea. “Vamos a intensificar las discusiones con la UE y luego vamos a firmar ese tratado para que recién entonces el Mercosur pueda empezar a discutir un posible acuerdo con China”