Los falsos logros de Milei y cómo se alcanzaron: un repaso por los resultados económicos del Gobierno
El viernes 1° de marzo, Javier Milei realizará la apertura de sesiones ordinarias del Congreso. Se espera que presente el estado de situación del país, de acuerdo a lo que indica la Constitución. En vísperas de ese evento, nos proponemos repasar algunas de las medidas tomadas en estos 82 días de gobierno libertario. Spoiler: no perjudicó a la “casta” sino al conjunto de trabajadores y trabajadoras de la Argentina.
Desde el 10 de diciembre, Milei y Caputo pusieron en marcha un plan económico basado en la licuación de ingresos y ahorros: subieron el tipo de cambio 118%, llevaron la tasa de interés a terreno negativo, incrementaron el impuesto PAIS para las importaciones e iniciaron un proceso de desregulación de la economía que desencadenó aumentos descomunales de precios.
Como consecuencia directa de estas decisiones, los alimentos se incrementaron 56% entre diciembre y enero, las prepagas subieron 121% entre enero y marzo, la nafta cuesta hoy 165% más que en noviembre, alquilar un departamento en CABA es entre 50 y 60% más caro (y en peores condiciones) y tomar un colectivo en el AMBA sale 400% más que dos meses atrás.
¿Y qué pasó con los ingresos para afrontar esos aumentos? Millones de personas dejaron de percibir hasta $18.800 mensuales en concepto de devolución de IVA. El personal docente de la mayoría de las provincias dejó de percibir una parte de su salario (12% en promedio) por la eliminación del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID).
Las jubilaciones y pensiones de la mínima, tras el aumento de diciembre y el bono de $55.000 –que permitió recuperar poder adquisitivo con respecto a noviembre–, sufrieron el congelamiento del mismo en enero y febrero, cayendo 30 puntos en términos reales. Aun con el aumento de movilidad de marzo, el poder de compra de jubilaciones y pensiones va a estar 20 puntos abajo de diciembre.
El salario mínimo se mantuvo congelado en enero y recién se aumentó a mediados de febrero, consolidando una caída de 30% con respecto a noviembre. Esto impactó fuertemente en los programas asociados como el Potenciar Trabajo y el Acompañar (para mujeres y diversidades en contexto de violencia de género) y en el complemento del 82% para jubilaciones.
En cuanto a los salarios, el último dato estadístico disponible, a diciembre 2023, muestra una fenomenal licuación para los trabajadores: la remuneración promedio subió entre 8,3% (RIPTE) y 8,9% (INDEC) frente a una inflación de 25,5%.
En suma, el poder de compra se desplomó, y con ello la actividad económica, que cayó 4,5% interanual en diciembre (con un trágico derrumbe de 12% de la industria) y los primeros datos de enero 2024 arrojan señales de alarma en todas las direcciones: la CAME informó que la producción industrial pyme cayó 30% interanual y las ventas minoristas 28,5% –con datos preocupantes de -45,8% en farmacias y -37,1% en alimentos--; los patentamientos bajaron 19,2% en motos y 33% en autos; y las ventas de insumos de la construcción se redujeron 28,2%.
Semejante crisis está siendo generada por el gobierno adjudicándose tres “logros”. El primero consiste en repetir que el ajuste se realiza en nombre de “evitar un mal mayor”, a partir de la construcción de un relato y un fantasma ficticio: “íbamos camino a una hiperinflación”. Este enemigo imaginario no se condice con los datos de la realidad: a fines de noviembre, las consultoras estimaban para diciembre una inflación que rondaría el 18,4%. Primer “logro de gestión” inventado.
Segundo “logro”. Se celebró, con bombos y platillos, alcanzar el superávit fiscal en enero 2024. ¿Cómo se alcanzó ese objetivo? El principal factor explicativo, tal como se refleja en el gráfico siguiente, fue la licuación de jubilaciones y pensiones.
Le siguen en importancia la paralización total de la obra pública y la reducción de subsidios económicos. Esto último no se debió a la eliminación de subsidios, especialmente energéticos, sino que no se transfirieron recursos a CAMMESA, la administradora del mercado mayorista eléctrico, lo que está trayendo inconvenientes en la cadena de pagos de dicho sector y no es sostenible en el corto plazo.
En un tercer escalón, explicaron el superávit de enero el congelamiento de salarios, la licuación de programas sociales y la reducción del 72% interanual de transferencias corrientes a provincias, entre cuyos conceptos se encuentra la eliminación señalada del FONID (que en 2023 representó el 23% del total de dichas transferencias) y la derogación del Fondo de Fortalecimiento Fiscal de la Provincia de Buenos Aires (17% del total en 2023).
El ajuste, entonces, a diferencia de lo anunciado en campaña, y lo relatado discursivamente, no lo paga la “casta” sino mayormente los jubilados y pensionados, los trabajadores del Estado, los docentes y quienes reciben programas sociales.
Por último, el tercer “logro” señalado como tal por el gobierno de Milei consiste en el “saneamiento del Banco Central”. En ese punto, hay que señalar algunos problemas. Es cierto que se vienen acumulando reservas (se compraron US$8.348 millones desde la asunción al 23 de febrero), pero no es menos cierto que también se acumula deuda por importaciones (US$7.065 millones si comparamos las efectuadas con las pagadas en diciembre y enero). Es cierto que se acabaron las LELIQs, pero no es menos cierto que se acumulan pases a un día y el riesgo que representan los puts en manos de los bancos. Es cierto que se reduce la deuda del BCRA, pero no es menos cierto que la contracara es la emisión de deuda del Tesoro.
En síntesis, los logros que pueden esgrimirse desde el gobierno son simplemente maquillaje y la crisis desatada por las decisiones de Milei la pagan mayormente laburantes y jubilados. Así, asistimos ante un nuevo capítulo del programa de la derecha en Argentina. Podrá tener algunos rasgos novedosos, pero los apellidos se repiten, y el plan es el mismo: empobrecer a la clase trabajadora argentina y garantizar una brutal transferencia de ingresos de abajo hacia arriba.
CB/DTC
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