Los Milei y los Macri, en un cara a cara para reordenar a las derechas

La irrupción de Javier Milei en el escenario político despierta un debate a la hora de definir su perfil. Un postulado indica que se trata de un populismo de derecha, especie de contracara del kirchnerismo. Otro, que representa un eslabón más de los ensayos económicos liberales, de esos que “integran a Argentina al mundo”, del estilo de Martínez de Hoz, Menem y Macri, con los ribetes singulares que emanan de los Hermanos que aman a los Perros.
También circula la mirada de que Milei es el exponente más extremo y uno de los más exitosos de la ola de ultraderecha, o alt-right o post-fascista que recorre el mundo. Un fenómeno global que se explica por la fase de desarrollo del capitalismo.
Las tres acepciones citadas conviven sin excluirse entre sí, pero la elección de hoy en la Cuidad invita a poner los pies en la tierra y observar los trazos que condujeron a esta aparente rivalidad en la que varias derechas se muestran los dientes.
Hay razones para suponer que un gobierno en el que Federico Sturzenegger, Luis Caputo y Patricia Bullrich ocuparon puestos de máxima responsabilidad —el de Mauricio Macri— se parece bastante a un gobierno en el que Federico Sturzenegger, Luis Caputo y Patricia Bullrich ocupan puestos de máxima responsabilidad —el de Javier Milei—. No están solos. Un importante dirigente con peso territorial que se mudó del PRO a La Libertad Avanza afirma haber computado 150 funcionarios del Gobierno nacional que pertenecieron a la administración Cambiemos (2015-2019).
Sturzenegger, Caputo y Bullrich dejan saber que el Ejecutivo de Macri les ató las manos a la hora de completar la faena. Entre el precepto de avanzar de a poco, los balances dentro de la coalición y las idas y vueltas del entonces presidente, las “reformas estructurales” quedaron a mitad de camino, dicen los tres ministros. Con Milei es distinto, porque parece gozar con las víctimas de la motosierra, las agravia, las difama, las niega, a la espera del paraíso de convertir a Argentina en Singapur en poco tiempo.
Hay razones para suponer que un Gobierno en el que Sturzenegger, Caputo y Bullrich ocuparon puestos clave —el de Macri— se parece bastante a un Gobierno en el que Sturzenegger, Caputo y Bullrich ocupan puestos clave —el de Milei—
El tiempo dirá cuál de las dos experiencias llegó más a fondo. Si se mide por el endeudamiento con el FMI, el Caputo de Macri ocupa el primer puesto en la historia del organismo; el Caputo de Milei, el segundo. En el recorte a las jubilaciones, el ultra y el fundador del PRO empatan (20%), y en cuanto a las víctimas por las represiones salvajes por las que Bullrich saca pecho, tampoco surgen mayores diferencias.
De todas formas, las estadísticas indican que los recortes de Milei son mucho más draconianos que los implementados por Macri en sus primeros dos años, y que el objetivo de reducir la volatilidad es ahora palpable. El ultraderechista está aniquilando el Conicet y las universidades; con su predecesor en la Casa Rosada, se trató de ajustes más clásicos para su signo político.
El resultado es distinto, pero ambos anclaron sus políticas en una narrativa que acusa a los organismos de derechos humanos de medrar en un curro y, a los científicos, de perder recursos en trabajos sobre el Rey León o el ano de Batman, en una avanzada ignorantista muy difundida por panelistas de la tele. En otra invariante, las pantallas del Grupo Clarín y el eficaz Alejandro Fantino se muestran esenciales para diseminar líneas argumentales que encuentran terreno fértil en “la gente”.

En la misma línea, la acusación verosímil de que con el sistema de obra pública Kirchner-Lázaro Báez “se robaron todo” le valió a Macri para pegarle un sablazo al presupuesto para construir cloacas y privilegiar ejes de interés de su familia (soterramiento del Sarmiento, parques eólicos, Paseo del Bajo). Milei, en cambio, canceló la obra pública, decisión temeraria de la que ya se perciben sus consecuencias catastróficas.
El juego que viene
“En el Gobierno nacional, sabemos muy bien por dónde pasó la motosierra: pasó por jubilados y por la obra pública”, sentenció esta semana la primera candidata a legisladora del PRO en la Ciudad, Silvia Lospennato.
La intervención de la candidata elegida por los Macri conduce a otro trazo para entender, ya no la continuidad entre narrativas y nombres desde el PRO a La Libertad Avanza, sino el entramado del proyecto político vigente.
Ocurre que los bloques legislativos del partido de Macri en el Congreso fueron más disciplinados que los papeloneros de Milei a la hora de votar y argumentar a favor de las batallas oficialistas. El aval del PRO a la Casa Rosada fue irrestricto. Incluyó la protección ante la probable criptoestafa Libra, “darle las herramientas al Presidente” mediante la ley Bases y la defensa del mega DNU 70, bloquear un tibio aumento a jubilados y detener la pérdida de presupuesto universitario.
Allí radica una dificultad fundamental para dar cauce a los dichos de una diputada, Lospennato, que fue artífice de la sucesión de apoyos a Milei durante año y medio. La variante de la candidata ofreció una pátina republicana, que no parece interesar demasiado a varios de sus propios compañeros de bancada ni al Triángulo de Hierro que dirige la Casa Rosada. Esa contradicción intrínseca —se verá hoy si insalvable en las urnas— es a la vez un anticipo del juego político que viene, una vez que se apaguen los luces y se silencien los parlantes de los comandos electorales, en la medianoche de hoy.
El calor de la campaña de la Ciudad elevó el tono en los últimos días: “mentirosa”, “cómplices”, “fracasados”, “populistas”, “corruptos”, se intercambiaron macristas y mileístas. Suena a fuego de artificio en la retrospectiva de aquellas acusaciones de “terrorista que ponía bombas en jardines de infantes” y “las ideas peligrosas de Milei” de 2023. Tamaña tensión se disipó en la noche de un domingo de octubre de 2023. El lunes siguiente por la tarde, Patricia ya se había lanzado a una carrera desesperada para primerear a Mauricio a la hora de negociar espacios en el Ejecutivo de los Hermanos. Tuvo éxito.
En ese punto, la elección de hoy actuó como un dique de contención para figuras del PRO que están ansiosas por pelear lugares bajo el ala de Karina y/o Santiago Caputo. Macri consiguió un compromiso precario, de poca monta, que puso en suspenso el viaje de los suyos hacia el oficialismo, sobre todo en territorio bonaerense, hasta que las urnas den su veredicto en la Capital Federal.
La voz territorial del conurbano antes citada que hace meses integra el mundo Milei anticipa que el acuerdo PRO-LLA en la Provincia de Buenos Aires no tendrá razón de ser. “Bienvenidos los que se quieran sumar, pero hoy la potencia está en La Libertad Avanza. Es un hecho ya decidido por la gente y no se puede nadar contra la corriente. No necesita ser refrendado por ningún pacto. Patricia, Toto Caputo y Sturzenegger tienen éxito y popularidad. ¿Qué peso tiene el PRO para un acuerdo partidario?”.
“Se acaba el tiempo de la ambigüedad, en el que pongo un huevo en cada canasta; estoy con la lista del PRO en la Ciudad y busco un lugar en la Provincia”, desliza la fuente.
Pulseada bonaerense
Las derechas deben abordar un problema matemático en la Provincia: hay demasiados interesados para una cantidad finita de puestos elegibles, y no aparece un liderazgo indiscutible al que se deban allanar todos los pretendientes.
Las negociaciones permiten avizorar fricciones. La lista de aspirantes comprende el tejido de exmassistas y expejotistas del conurbano que construyó Sebastián Pareja bajo auspicio de Karina; las Fuerzas del Cielo que regentean Santiago y su matón de las redes, Daniel Parisini (Gordo Dan); adelantados del PRO con peso territorial que dieron el paso y construyeron vínculos con los Milei, como el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela; otros intendentes que estarían por saltar, como el de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, y el San Isidro, Ramón Lanús, más algunos radicales peluca; Cristian Ritondo y sus circunstancias, que llegan al corazón macrista del PRO; y Diego Santilli y sus circunstancias, que aguardan pacientemente una bendición; más las viejas facciones de las derechas duras que siempre existieron en la Provincia de Buenos Aires y encontraron cauce años ha con la UCeDé, Carlos Ruckauf, Luis Patti y Aldo Rico.
Sobre todos ellos, una figura resbaladiza, “el profe”, José Luis Espert, ya fue anunciado por Milei como cabeza de lista en las nacionales de octubre. Las dudas persisten, porque la catarata habitual de insultos y amenazas de bala que dispara Espert no logra tapar algunos asuntos pendientes que se pueden volver problemáticos. Allí están sus fotos junto al narco Federico “Fred” Machado con los aviones en los que viajaban detrás, ni las versiones mortificantes que difundió el propio Milei sobre los motivos contantes que llevaron al “profe” a pactar con Horacio Rodríguez Larreta en 2023. Es una agenda que circula debajo del radar, pero podría transformarse en un riesgo electoral que el sistema político tiene en cuenta.
La catarata habitual de insultos y amenazas de bala que dispara Espert no logra tapar algunos asuntos pendientes que se pueden volver problemáticos
Disputa de lecturas
Dada la particular debilidad institucional con la que parte Milei —sólo tiene 10% de las bancas del Senado y 15% en Diputados— y las pulseadas en pleno desarrollo en el seno de las derechas y el kirchnerismo-peronismo, el largo ciclo electoral de 2025 habilitará una disputa por la lectura de los resultados a la hora de consagrar ganadores y perdedores. En esa carrera por las interpretaciones, la elección municipal de CABA se nacionalizó de tal modo, apostaron tanto los principales líderes, que aparece como una llave maestra que reacomodará piezas para la negociación bonaerense y la estrategia para la cita principal en octubre.
Es probable que Leandro Santoro gane la elección. Ello podría ocurrir incluso si la boleta Es Ahora Buenos Aires se mantiene cerca de un cuarto del voto que suele obtener el peronismo como parte de una alianza progresista en la Ciudad. Si en efecto el candidato alfonsinista-kirchnerista no rompe ese techo más allá de 30%, su victoria podrá ser festejada por los suyos, podrá herir el ego de los Milei y los Macri, la deportivización de la política brindará títulos, pero no significará demasiado a la hora de evaluar el consenso o el rechazo hacia el proyecto ultraderechista.
Ya en las últimas horas, voces precavidas del oficialismo periodístico y político comenzaron a advertir que habrá que computar como respaldo “al rumbo de Milei” lo cosechado por Lospennato, Manuel Adorni (LLA), Ramiro Marra (UCeDé) y algún otro sello que en la campaña compitió con proclamas crueles contra los “fisuras”, el conurbano, los linyeras, los inmigrantes, los trapitos y los pobres en general.
Si Santoro no rompe ese techo más allá de 30%, su victoria podrá ser festejada por los suyos, podrá herir el ego de los Milei y los Macri, pero no significará demasiado a la hora de evaluar el consenso hacia el proyecto ultra
Sí, en cambio, la lectura podría ser concluyente sobre el cuadro de la derecha y, en particular, sobre la vigencia de Macri como actor político relevante. Va de suyo que un resultado pobre para Lospennato en la ciudad que el PRO gobierna desde 2007, donde sentó las bases de su burocracia, su gramática y su financiamiento, con la lista de Adorni unos puntos por arriba, aceleraría la fuga de macristas hacia La Libertad Avanza. La visión que desdeña un reparto equitativo de las listas de una eventual alianza PRO-LLA en la Provincia avanzará sin resistencia y cada intendente radical o macrista negociará lo que pueda. Sin mucho para opinar, Macri retomará la agenda de hoteles de seis estrellas que supone su puesto honorario en la FIFA y los torneos de bridge, una opción no tan disgustante.
En caso de derrota clara de la lista de Lospennato, la historia será más agria para Jorge, su primo y jefe de Gobierno, que debería afrontar tres años y medio de mandato con baja popularidad, atomización de su bloque en la Legislatura, una gestión atascada y la percepción de los Milei de que se pueden quedar con la Ciudad en 2027. Muy cerca del alcalde porteño barajan la idea de un cogobierno que le permita a Jorge Macri algo de estabilidad para continuar su mandato y un eventual renacer si todo sale bien. En los papeles, se puede pensar. Para una política carnívora como la argentina, es una tarea para equilibristas sin red.
Nada está dicho. El desapego electoral, la volatilidad del voto y la poca precisión de los encuestadores habilitan otros escenarios. Uno de ellos es que las urnas ratifiquen la resiliencia del voto al PRO por parte de muchos porteños, ya probada, que le ha permitido a Mauricio Macri llegar hasta acá. En ese punto, el expresidente ha demostrado ser un lúcido estratega de campaña, incluso cuando jugó a perder, como en 2023, seducido por “el loco” que decía lo que él pensaba.

Una noche electoral con Adorni debajo de Lospennato tendría el efecto contrario, los Macri se fortalecerían para negociar y condicionar la agenda de los Milei, pero hay una alternativa que complicaría no sólo la estrategia electoral, sino el rumbo del Gobierno y la precaria estabilidad cambiaria que Caputo sostiene con deuda y más deuda.
La constatación de un peronismo vivo, potenciado por Santoro, en el distrito que le fue tantas veces adverso; una izquierda minoritaria del FIT-U, pero con representación parlamentaria y base en las calles; y una buena elección de Horacio Rodríguez Larreta, que recentre el perfil de la centroderecha, es una hipótesis que suena a contracorriente, pero no imposible. Es tan estridente el ruido que emana del Presidente y sus parlantes mediáticos, que tampoco luce improbable una expresión de las urnas de rechazo a políticas precarias, administradas por un pequeño elenco de Gobierno endogámico, con poca calle y mucha tentación por lo cripto.
Sería toda una señal que las pasiones tristes del soez que habita en la Casa Rosada encuentren un límite, y se abriría el capítulo desconocido de observar cómo reaccionan los Hermanos a un resultado adverso.
Sólo conocieron el ascenso, al menos hasta hoy.
SL/DTC
slacunza@eldiarioar.com
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