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La comunidad judía ortodoxa argentina, desconcertada por los gestos religiosos de Milei

El presidente electo, Javier Milei, visita la tumba del rebe de Lubavitch en el cementerio de Queens.

Agustina Said

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El sábado 25 por la noche, seis días después de haber sido electo Presidente de la Nación, Javier Milei fue hasta la sede de Hevrat Pinto Argentina para realizar la “havdala” –ritual que se hace para marcar el final del día shabat–. Horas después, se reunió en el Hotel Libertador con el rabino David Yosef, una de las autoridades más influyentes de la comunidad ortodoxa a nivel mundial. Esa misma noche, viajó rumbo a Estados Unidos y su primera parada fue en Nueva York, en el “Ohel” de Menachem Mendel Schneerson, más conocido como el Rebbe de Lubavitch, el máximo exponente del movimiento ortodoxo jasidico Jabad. 36 horas de ortodoxia frenética

En el día de ayer, menos de una semana después de esta gira religiosa, Milei nombró para un puesto clave, Procurador del Tesoro de la Nación, a Rodolfo Barra. Ex ministro de Justicia de Carlos Menem, tuvo que renunciar a su cargo cuando se descubrió su pasado nazi en la época que que militaba en la organización nacionalista Tacuara. Se supone entonces que en su juventud había participado en el ataque a una sinagoga y se descubrió una foto en la que el joven Barra aparecía haciendo el saludo nazi.

La comunidad judía ortodoxa de Argentina, que creció de manera pronunciada en las últimas dos décadas, hoy estaría en alrededor de 80 mil personas, se encuentra dividida ante estos múltiples gestos de acercamiento con la religión del futuro mandatario. A algunos les genera tranquilidad un presidente electo “pro-judío”, mientras que otros sostienen que las declaraciones de Milei harán que los judíos “seamos el chivo expiatorio, los culpables de lo que pase a nivel económico”, aumentando el antisemitismo. Y por último, están quienes directamente no le creen nada y sostienen que “o está con los judíos, o no está con los judíos; si está, no puede poner a alguien como Barra en el gobierno”. 

En 2005 habían un total de 4421 alumnos en escuelas ortodoxas de un total de 17.000 de la red judía; para el 2023 los alumnos en escuelas ortodoxas eran de 8231, sobre un total de 22.732 de la red escolar judía. Casi se duplicaron, en solo 18 años, la asistencia a escuelas con una línea ortodoxa, de acuerdo a datos del Consejo Central de Educación Judía en Argentina.Tanto creció la ortodoxia en las últimas dos décadas que Carlos Maslaton, en diálogo con elDiarioAR, sostiene que las corrientes religiosas, dentro de las que se encuentra Jabad, son corrientes de “super vanguardia, que conquistan voluntades, y que hoy constituyen lo moderno y lo revolucionario”. 

Cuenta la leyenda que Milei se sintió atraído hacia esta línea del judaísmo dos años atrás, cuando conoció al rabino Axel Wanhish y quedó cautivado. Sus gestos de las últimas semanas comprueban la devoción de Milei por la ortodoxia judía; ante estas múltiples demostraciones públicas, que ponen a la religión en el centro del mundo político -algo inédito por la Argentina-, ¿qué siente y piensa la comunidad judía ortodoxa, quien es quien más siente interpelada por estos gestos?

“A mí me genera tranquilidad y optimismo tener un presidente tan pro-judío, sobre todo en momentos de tanto antisemitismo en el mundo. Me siento protegida”, sostiene Michelle (30 años). “Prefiero cien veces más que haya una bandera de Israel en un acto que una bandera palestina”, coincide Jazmin (25 años), quien asiste a una comunidad judía ortodoxa de Palermo. “La Torá es un libro de buena conducta, un manual de cómo comportarse en todas las esferas de la vida: si él basa su conducta en la Torá, entonces va a ser un gobierno exitoso. Eso es bueno para los judíos y para todo el pueblo argentino”, continúa Jazmin. 

“Yo acepto naturalmente el hecho de que el presidente electo declare su admiración por el judaísmo. Me da la sensación de que está en una búsqueda de algún vacío espiritual que tiene, algo que me parece normal del ser humano”, agrega Alejandro, de 60 años. 

Pero no todos opinan lo mismo. Marcos Mayo, presidente de ACISBA -Asociación Israelita Sefaradí de Buenos Aires-, asegura en diálogo con elDiarioAR que no está de acuerdo con las demostraciones de los últimos días del presidente electo. “No son compatibles con su investidura ni tampoco con el espíritu de la religión judía”, asegura. 

Muchos sostienen que genera más antisemitismo las demostraciones de Milei: “Mejor pasar desapercibido y no estar en boca de la gente”, sostiene Julio, de 55 años, una opinión que comparten otros entrevistados también.  “Mira por ejemplo este story de Vanina Biassi: denuncia pintadas contra los médicos en el Hospital Durand, vinculadas a la última dictadura militar, y dice que repudia las pintadas ‘por parte de los amigos mileistas del Estado de Israel y de la DAIA”, agrega Ivana (26 años). “Esto es un bumerang: hoy nos puede jugar a favor que Milei sea pro judío pero mañana, nos puede ir en contra”, agrega Julio. 

Algunos temen las represalias a nivel mundial de mudar la Embajada de Argentina desde Tel Aviv a Jerusalén. “La noticia de que Milei visitó el Ohel del Rebbe ´no vende´, yo creo que a nadie le importa mucho”, sostiene Lucas, de 22 años. “Eso no me da nada de miedo. Lo único que podría llegar a ser peligroso, creo yo, es si finalmente se mueve la Embajada, como prometió, por el tema de la relación con los países árabes”. El gran interrogante es si moverá la embajada, ahora con Macri –amigo de Qata– dentro de la alianza de gobierno. 

Y otro grupo de judíos ortodoxos, directamente, no le creen nada a Milei. “Parece muy inestable. Así como hoy está pegado al judaísmo, en unos meses puede apegarse a otra cosa”, sostiene Lucas. Esto quedó para muchos judíos ortodoxos en evidencia tras el nombramiento de Rodolfo Barra, quien atacó en su juventud en los ‘60 una sinagoga y perteneció a la agrupación Tacuara, de orientación filonazi, como Procurador del Tesoro de la Nación. “Si Milei está tanto con los judios, no puede poner a un nazi o ex nazi en el gobierno, sabiendo todas las persecuciones que sufrió el pueblo judío en el pasado”, sintetiza Mailen, de 25 años. “O está con los judíos, o no está. De esta manera, está demostrando que no está con nosotros”. 

AS/MG

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