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EL AÑO ELECTORAL El impacto de las PASO

Cinco datos para mirar el 13-A: dinastías, pagos chicos y la frontera del 1,5

Moreno, Macri, Cristina, Máximo y Massa

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La carrera presidencial puede ser una general anticipada, como ocurrió en el 2019, o un primer tiempo que no despeje incógnitas como fue la primaria del 2015. Pero este domingo, más allá de lo que ocurra con la disputa mayor, la que dará las pistas -o al menos reducirá el menú de posibles- sobre quien será el séptimo ocupante de la Quinta de Olivos desde el retorno democrático, habrá otras disputas que se resolverán cuando se conozcan los datos la noche del 13-A, y cuyos alcances e impacto político pueden ser determinantes.

Dinastía Macri. La PASO de JxC en la ciudad de Buenos Aires se convirtió en mucho más que un pulseo entre Jorge Macri y Martín Lousteau. El involucramiento de Mauricio Macri en la elección de los candidatos a jefe de gobierno y el nivel de tensión que generó entre el expresidente y Horacio Rodríguez Larreta, al punto que derivó en el formato de elecciones concurrentes -una decisión que tuvo una matriz política- refleja hasta qué punto Macri entiende que en esa primaria se juega el control político del kilómetro cero del macrismo. Una de las pocas intervenciones del expresidente en la campaña fue para respaldar a Jorge Macri, incluso para frenar la posibilidad de que Lousteau pueda colgarse de la boleta de Patricia Bullrich. En la pelea por la sucesión porteña en 2015, Macri apostó a Larreta -antes que a Gabriela Michetti- porque lo entendía como una continuidad del sistema de poder. En 2023, aquella empatía entre Macri y Larreta se rompió, y el jefe de Gobierno apostó, adicionalmente por acuerdos con la UCR, a Lousteau. Como el ganador de la PASO de JXC se perfila con amplias chances de ganar la general, aunque queda la instancia del balotaje, el duelo Macri-Lousteau el domingo es un capítulo casi definitivo.

Dominio K. Al igual que Macri arriesga el control de CABA, Cristina Kirchner pone en juego el manejo de Santa Cruz, provincia que los Kirchner gobiernan desde 1991. En la provincia patagónica ocurre, además, otra peculiaridad: Alicia Kirchner desistió de ir por la gobernación y se abrió un proceso por la sucesión de dirigentes del PJ que se resolverá el domingo. En Santa Cruz, existe la Ley de Lemas, y se vota en simultáneo con la PASO presidencial. En el peronismo confían en un triunfo por sobre las dos ofertas opositoras, una comandada por el sindicalista Claudio Vidal -donde compiten, también, el exgobernador peronista Sergio Acevedo y el periodista Mario Markic- y otra con el sello JxC aunque solo la integra la UCR. A su vez, en el lema peronista pulsean Pablo Grasso, intendente de Rio Gallegos, y Javier Belloni, jefe comunal de Calafate. Cristina se involucró en el armado y bendijo las tres fórmulas -la otra la encabeza Guillermo Polke- aunque los vínculos de cada sector no son lineales. Belloni aparece distanciado de Alicia Kirchner y, dicen en la provincia, “solo se ordena” ante Cristina. La vice mantuvo, sin embargo, una neutralidad.

Pago chico. Sergio Massa tiene el domingo la primera y determinante escala de su ansiada -y segunda- apuesta presidencial. Pero además de esa pelea, tiene una disputa de pago chico que adquirió relevancia y que puede impactar en lo que viene: el domingo, su mujer, Malena Galmarini disputa con el intendente Julio Zamora por la candidatura a jefe comunal en Tigre. Massa se metió de lleno al punto que intercedió para que Zamora no tenga su boleta presidencial y quede solo con la de Juan Grabois. En UP dicen que eso generó malestar de Cristina Kirchner que le había garantizado a Zamora igualdad de condiciones. En paralelo, aunque el volumen de votos no es determinante, que el intendente vaya sin la boleta mayoritaria puede generar algún costo electoral, a la vez que un eventual resultado adverso de Galmarini, tener un impacto negativo, siquiera simbólico, para el ministro-candidato.

En Hurlingham. Otra pelea doméstica con onda expansiva es la de Hurlingham donde el intendente Juan Zabaleta tiene una PASO contra el camporista Damian Scelzi. Esa disputa se volvió determinante para Máximo Kirchner que activó toda la estructura de La Cámpora para potenciar a Scelzi, que aparece como la única figura de la agrupación K con alguna expectativa de crecimiento territorial, cuando además está en debate lo que pueda ocurrir en Quilmes, el único territorio del conurbano cercano que gobierna La Cámpora a través de Mayra Mendoza. Luego de la fallida candidatura de Wado De Pedro, la agrupación se replegó en las listas legislativas -Wado al Senado, Máximo en diputados- y la apuesta territorial se concentra en Hurlingham, para intentar superar el karma de no tener figuras competitivas para las legislativas. La otra apuesta, que repite lo del 2019, es la de Fernanda Raverta en Mar del Plata.

Sobrevivir al 1,5%. En las PASO, de cara a octubre, se produce un filtro de listas y candidatos: son los que no superan el 1,5%. De los 27 candidatos anotados inicialmente, aunque la Justicia bajó varios por no presentar sus boletas, quedan al menos 20 repartidos en menos de diez alianzas o partidos, algunos de los cuáles no llegarán a la general por no sacar los votos suficientes. Esos electores quedarán huérfanos y producen lo que los politólogos llaman “migración mecánica”. ¿Cuál será el destino de los votantes de Guillermo Moreno si el exsecretario de Comercio no llegara a la general? ¿Qué puede pasar con los que elijan en la PASO a Jesús Escobar, de Libres del Sur, sino supera el 1,5? Lo mismo vale para sectores como el que encabeza Juan Schiaretti cuya perdurabilidad de una elección a otra está dada por el volumen de voto que obtengan en la PASO y que, en general, tiende a licuarse en la general cuando quedan lejos de la competencia.

PI

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