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La interna en JxC

La furia de Bullrich: chispazos por Espert y un balotaje “a lo Macron” con Milei

Patricia Bullrich

Pablo Ibáñez

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Por cuestiones logísticas Federico Angelini, el bullrichista que preside el PRO, no llegó a la cumbre de presidentes de los partidos que integran el JxC. Participó por Zoom y esa lejanía sirvió como excusa perfecta para que el santafesino, que tras el pedido de licencia de Patricia Bullrich quedó a cargo del partido que fundó Mauricio Macri, pueda gambetear una definición express sobre el ingreso de José Luis Espert a Juntos por el Cambio (JxC). En verdad, las razones eran bien distintas: Espert abrió otro frente áspero entre Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta.

Angelini, un dirigente con terminales directas en el expresidente, recibió el miércoles una carta de Espert -este viernes estará en la agenda de temas de la cumbre del PRO que se hará en San Isidro- y deberá seguir ese expediente sensible: para el ingreso de un nuevo socio a la coalición opositora, debe existir unanimidad de los partidos que la integran. El miércoles, en un raid llamativamente veloz, Gerardo Morales como jefe de la UCR, Miguel Angel Pichetto por Encuentro Republicano y Maxi Ferrado por la CCC de Elisa Carrió, le dieron la bienvenida a Espert. Falta, todavía, que el PRO del OK. Si no lo hace, el economista libertario no podría integrarse formalmente al espacio.

Bullrich siguió, en detalle, los pormenores. Descargó, ante los suyos, la furia por el despliegue en torno a Espert. “El problema no es con Espert, con quien tenemos buena relación. El problema es que Espert entre como parte de una picardía de Larreta”, confió a elDiarioAR un operador bullrichista. Ese es el eje de la tirantez: la exministra está segura que el desembarco del economista forma parte de una estrategia de Horacio Rodríguez Larreta para dividir el voto “duro” del PRO. Traducción: para esquilmar por derecha a Bullrich.

En 2019, Espert tuvo un gesto con Larreta cuando fue aliado en CABA. Las prevenciones de Bullrich se basan en una relación que, dicen, aunque sea política forma parte de una jugada del larretismo para dispersar el voto que debería concentrar Bullrich. Lo cierto es que, más allá del malestar de la exministra, existe una preocupación cierta por ampliar las ofertas en JxC pensando en la pérdida de votos hacia Javier Milei.

Alertas

El ingreso de Espert, que hizo una ronda con todos los dirigentes de JXC para plantearles la idea de lo que llama un frente anti kirchnerista, se produce en un momento especialmente delicado para el mundo PRO. Esta semana llegó a la mesa chica de Bullrich un informe que refleja que la bajada de Mauricio Macri del ring electoral produjo un corrimiento de votos hacia Javier Milei. Según el sondeo que analizó el bullrichismo, de 10 votos que iban a Macri, 6 migran a Bullrich, 1 a Larreta y los 3 restantes van a parar al libertario.

Aunque es un dato durísimo para el jefe de Gobierno, en términos generales es un alerta para el PRO porque un tercio de los votantes se fugan a una oferta que hasta acá, como también ocurría en el FDT, presumían que los beneficiaba en la ecuación electoral. Varias encuestas que aparecieron en los últimos diez días exponen un proceso parecido. La bajada de Macri derivó en una caída de JxC -aunque no es la única razón: también lo es la interna descarnada en el bloque opositor- y eso instaló un fantasma en el escenario electoral: una paridad de tres entre FdT, JxC y LLA de Milei.

La aparición de Espert en la casa grande cambiemita es visto por casi todos los actores como un posible instrumento para diezmar a Milei, disputar el voto libertario o liberal de derecha. Que todos, hasta Carrió, hayan validado ese ingreso es la admisión pública del pánico que empezó a generar el economista libertario. Es verdad que Espert recorrió a cada referente de JxC -se vio con Macri 72 horas antes de su bajada- pero es más claro, todavía, que la alianza opositora no parece encontrar herramientas para disputar con Milei.

Como contó elDiarioAR, existe una especie de pacto de no agresión entre Bullrich y Milei, un acuerdo no escrito, de teórico beneficio mutuo, por el cual no se atacan abiertamente. La exministra baja la línea de no confrontar con el libertario pero, con sutileza, no pierde oportunidad de decir que para gobernar y hacer reformas se necesita un espacio político con base territorial -es decir, gobernadores e intendentes- y, sobre todo, legisladores que apoyen esas iniciativas. “Cuando Patricia asuma tendrá, detrás, un bloque de 130 diputados: puede haber discusiones pero habrá número para avanzar con reformas. ¿Qué va a hacer Milei?”, apunta un operador de Bullrich que trasmite un exceso de confianza, no porque las encuestas no lo validen, sino porque falta demasiado tiempo.

Incluso, la furia con Larreta por la jugada Espert, refleja que tampoco tiene tantas certezas sobre una victoria en la primaria de JXC. “Que Larreta no se haga el tonto, que no juegue sucio porque si tuviese alguna posibilidad de ganar la PASO -que nadie la ve hoy- tiene que portarse bien con Patricia porque un día puede salir a decir Milei es un buen candidato y la mayor parte de los votos nuestros se van con Milei”, advierte el bullrichista.

La incomodidad se refleja en el hecho de que Bullrich tiene que marcar posición. La salida más elegante es decir que se acepta el ingreso de Espert pero para que vaya a competir donde tiene más volumen: como candidato a gobernador en la provincia de Buenos Aires y no, como se sugirió en estos días, para sumarse al elenco de precandidatos presidenciales de JXC junto a Bullrich, Larreta y Pichetto. Pero, cierto es, una alianza no puede incluir precondiciones previas como determinar donde y a qué puede aspirar Espert.

El enojo de Bullrich con la jugada de Larreta en torno a Espert transmite, además, la preocupación por Milei. Sobre ese punto, la exministra hizo algunos movimientos: su decisión de renunciar a la presidencia del PRO fue un movimiento táctico para salir de la agenda hiper politizada, a partir de la base de que Milei se nutre en gran medida de las internas permanentes en las dos coaliciones más importantes. En la proyección de escenarios, “La Piba” explora la variable de un balotaje contra Milei, posibilidad que requeriría de que el peronismo, como FDT o con el sello de fantasía que sea, haga la peor elección de su historia y quede tercero.

Si eso ocurriese, Bullrich imagina una disputa mano a mano con Milei, y traza una analogía con la elección presidencial de Francia en el 2022 en la que Emmanuel Macron derrotó, en la segunda vuelta, a la ultraderechista Marine Le Pen. La referencia a aquella votación presenta algunas peculiaridades: un dato -si se quiere anecdótico- es que Bullrich se siente más cerca de Macron que de Le Pen, el otro tiene que ver con el alerta interno del PRO respecto al libertario y su calificación casi como un referente de la derecha no democrática, categoría que no tiene que ver con que no vaya a elecciones, sino con la idea de aplicar medidas que suponen rupturas institucionales.

PI

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