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A 20 AÑOS DE LA ASUNCIÓN DE KIRCHNER El discurso de la vice

En silencio, Cristina activó la maquinaria para ensayar varios recursos electorales

Cristina Kirchner flanqueada por "Wado" De Pedro y Sergio Massa

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- Patria sí, colonia no -cantaba, a los gritos, Juan Grabois medio metro atrás de Sergio Massa.

- Fijate que no me putee -le dijo, irónico, el ministro a Edgardo Depetri, que estaba junto al dirigente social.

- Por la espalda, nunca -intervino, entre risas, Grabois.

Los dos habían respetado las etiquetas que, pegadas al piso, indicaban donde se debía ubicar cada uno de los invitados repartidos por el amplio escenario donde habló Cristina Fernández de Kirchner. Por azar o por impericia de un desprevenido, Massa y Grabois quedaron muy cerca. El dirigente de la UTEP, precandidato presidencial lanzado, ha sido un crítico bravo del ministro que evita responder los cuestionamientos, aunque en Economía -cuando se pregunta por Grabois- lo minimizan con una frase picante: “Tiene más planes que votos”. Tras el cruce hubo, se dijo -y luego se desmintió-, la promesa para juntarse a charlar. El espadeo, sin embargo, se moderó en las últimas semanas, se afirma que fue porque Cristina pidió bajar el tono. Aquello de “no usar el bastón del Mariscal para pegarle al compañero”.

Se trata, a simple vista, de una relación despareja: además del rango institucional, Massa fue el dirigente ajeno al dispositivo K al que Cristina le dio más protagonismo en su acto por los veinte años de la jura de Néstor Kirchner como presidente. Lo hizo ubicar en la primera fila, en el quinteto de referentes que Cristina desplegó a su lado: su cuñada y gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, y su protegido, y gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof de un lado; su hijo Máximo Kichner, el ministro Eduardo “Wado” De Pedro y Massa, del otro. La cuadrícula de posiciones sobre el escenario y el juego de los directores de cámara a la hora de ponchar a los referentes se convirtieron en el horóscopo de la política para detectar pistas de la vice ante su absoluto silencio sobre candidaturas y tácticas.

Sin embargo, a pesar del mutismo público sobre esos asuntos -en buena medida, porque el acto estaba pensado para demostrar centralidad y jefatura, no para funcionar como informativo sobre decisiones electorales-, Cristina habilitó, en reserva, que se active la maquinaria para largar a andar y a medir las distintas opciones que tiene sobre la mesa para encarar la temporada de elecciones de este 2023. Tiene, por delante, algo menos de un mes para terminar de ajustar las piezas al alcance.

Prelanzamiento

El movimiento más claro involucró a De Pedro, que unas horas después del acto hizo un despliegue que no puede más que leerse como un prelanzamiento o, de mínima, como una campaña para tratar de mejorar uno de los indicadores que hoy por hoy lo muestran como un postulante débil: su bajo nivel de conocimiento público, que va sumado -además- a una carencia de identidad clara.

Con un video en redes, donde toma la frase de Cristina sobre que “la posta” la tomen los “hijos de la generación diezmada”, el ministro encaró el que se presenta como un tramo decidido para mejorar sus índices. En paralelo, en distintos puntos del conurbano y la ciudad de Buenos Aires, aparecieron pintadas con la consigna “Viene Wado”, impresa sobre una foto donde aparecen De Pedro y Cristina. Simple: la identificación directa entre el ministro y la vice como recurso para resolver una fragilidad que muestran las encuestas: el dirigente de Mercedes -ante una oferta abierta con otras figuras presentas- retiene solo un sexto de los votos que irían a Cristina. “Wado” no hace nada sin un OK de la vice que observa, como todos los que la rodean, que al ministro le cuesta levantar. El lanzamiento de De Pedro es, por otro lado, un alivio para Axel Kicillof, sobre quien se concentró, en las últimas dos semanas, una fuerte demanda para que sea candidato presidencial.

El ministro, que tenía todo armado y contaba con el OK de la vice, puede decir que puso en práctica una de las demandas que hizo Cristina en su discurso en plaza de Mayo: que hay que romperse lo que haya que romperse. Porque, como dijo, “no depende de una sola persona”. El reclamo de la vice al involucramiento de cada uno en su campo de acción sirvió como excusa oficial para que “Wado” haga el movimiento que hace rato amaga pero no concreta: lanzarse a caminar a pleno como potencial postulante. “Camino para candidato a presidente pero haré lo que diga Cristina”, le dijo el lunes, en Quilmes, a un puñado de intendentes convocados por Kirchner, como presidente del PJ, para reforzar la convocatoria al acto de este jueves.

En clave china

Post acto, en la carpa VIP donde se refugió de la lluvia Cristina, se reunieron muchos de los que habían estado en el escenario. Ahí se terminó de confirmar que Máximo formará parte de la comitiva que acompañará a Sergio Massa en el viaje que partirá el lunes rumbo a China. Luego de que los gobernadores Axel Kicillof, Gerardo Morales y Mariano Arcioni se bajaran, por distintas razones, de un viaje que es una trituradora -demanda 22 horas de ida y 24 de vuelta-, el ministro recurrió a una comitiva de legisladores entre los que figura el hijo de la vice.

El embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, apura las gestiones para ensamblar los movimientos espasmódicos de la comitiva argentina con los esquemas rígidos y milenarios del protocolo chino. Además de Máximo irán Cecilia Moreau y Paula Penacca, también Flavia Royón y el titular del BCRA, Miguel Pesce. En el equipo que eligió Massa aparece, además, el vicejefe de Gabinete Juan Manuel Olmos, a quien se suele señalar como el “massista en la mesa chica de Alberto Fernández”. A su vez, al canciller Santiago Cafiero se lo señala como el sciolista del ecosistema albertista. Este jueves, Cafiero salió del Tedeum en la Catedral Metropolitana con un paraguas naranja, casi una declaración política por el color que figura en el cotillón electoral de Daniel Scioli.

La inclusión de Máximo en la comitiva china se lee en lenguaje de política interna, no de relaciones diplomáticas, más allá de las relaciones institucionales que en los últimos años, sobre todo por impulso de José Luis Gioja, se tejieron entre el PJ y el PC chino. Puede haber, quizá, similitudes. No en la dimensión. Aunque el peronismo es el partido con más afiliados del continente americano, el volumen del PC chino lo graficó, con naturalidad, un embajador chino ante un grupo de funcionarios argentinos en tiempos de Néstor Kirchner: contó que, para instalar una campaña sanitaria, enviaban al territorio a la primera línea de dirigentes -algo que, en aquel momento se traducía como “manzaneras” en referencia a las punteras de Chiche Duhalde-. ¿Cuántos eran? 70 millones de activistas.

La confirmación de que el diputado viajará echó por tierra una intriga que circuló el miércoles sobre si podría existir alguna limitación judicial para que Máximo Kirchner salga del país. No la hay, se explicó desde el FdT: el jefe del PJ bonaerense está sobreseído en la causa Hotesur y, aunque pueda haber otras investigaciones en curso, sólo tiene que informar sus viajes.

Razones

Tres días de viaje para asistir a un encuentro de banqueros del BRICS en China puede leerse, sobre todo, como una gestualidad política y una señal de la solidez de la relación entre el ministro y el jefe del PJ bonaerense. Hace una semana, en C5N, Cristina puso en escena el hecho de que fue su hijo el articulador del regreso de Massa al dispositivo K. Es un dato con dos lecturas: reconoce a Máximo haber gestionado, para ampliar el espacio, una destreza no menor, pero a su vez puede interpretarse como que cualquier ruido con Massa se le debe facturar al diputado.

El diputado tiene la tarea, con su madre dedicada al diseño de la táctica general, del cuerpo a cuerpo. Este jueves, en Plaza de Mayo, circuló una postal en la que se saluda con Victoria Tolosa Paz, una dirigente que aparece en varias ecuaciones: algunos la ponen en una teórica boleta rival a Axel Kicillof y otros la ubican como potencial vice de Scioli para una PASO que protagonizarían el embajador y De Pedro.

Scioli, que permaneció en Brasil donde debía participar de una cumbre de embajadores que -dijo- estaba pautada desde hace meses, quedó fuera de la foto de la plaza de Mayo lo que, en el cortísimo plazo, puede bajarle el previo como potencial candidato. No está claro qué quiere la vice con el exgobernador, que aparece dispuesto a ir a una primaria contra cualquier rival, osadía que -por otro lado- puede volverse molesta si Cristina decide que lo más oportuno es que haya fórmula de síntesis. Por eso, Máximo avisó que los que quieren ir a la PASO deberán garantizarse cada uno su boleta en todos los niveles.

El viaje a China opera en clave doméstica. En términos económicos el ministro tiene por delante un escenario difícil: la buena voluntad de Lula Da Silva y Dilma Rousseff se topan con una dinámica de funcionarios y validación cruzada entre los países que integran el BRICS entre los que, el más reacio, parece ser Rusia. Massa, en sus construcciones hipotéticas, consigue una magia: que Joe Biden interceda para que el FMI apure desembolsos y lo habilite a usar buena parte de los 10.600 millones para sostener las reservas y que, en paralelo, Vladimir Putin de el OK para que el banco del BRICS otorgue las garantías al BNDES para que ese banco brasileño haga una operación multimillonaria que involucre a un extra bloque como Argentina.

Piezas

Que al viaje vaya Máximo y no Axel trafica un simbolismo potente. Massa es de los que interpreta que, desdoblar las elecciones bonaerenses, es un suicidio electoral. La razón sencilla es que sin Javier Milei en la boleta se puede producir un inevitable ordenamiento en función de oficialismo-oposición, y que cualquier candidato que quede en el formato JxC se convertiría en el vehículo de todo el voto anti K o anti peronismo.

El martes, Cristina se reunió con Axel Kicillof. El gobernador, se sabe, es la figura que más influye sobre el pensamiento económico de la vice. En la ecuación de Cristina, la variable económica es, como en la de Massa, un factor de orden electoral: no solo porque el mandato de la elección estará cruzado por la crisis de bolsillo sino también porque la fragilidad del Gobierno en materia de reservas enciende las alarmas sobre qué pasará hasta la fecha determinante del 13 de agosto.

Una cuenta a mano alzada: si el FMI anticipa los 10.600 millones y acepta que, de eso, el BCRA pueda usar el 40% para intervenir en el mercado, se sumarían 4 mil millones de dólares, una cifra suficiente para “llegar bien a las PASO”. Puede ser una exageración del analista en dos planos: implica que el Fondo estaría dispuesto a dar una asistencia fuerte pero, además, refleja el nivel de vulnerabilidad del Gobierno.

La charla entre Cristina y Axel estuvo enfocada, dicen en el cristinismo, al escenario económico. En La Plata deslizan, a su vez, que queda margen antes de tomar decisiones sobre tácticas y candidatos. Falta un mes para el cierre de listas y quedan, en medio, varias piezas en suspenso: un plazo para que ver si la figura de “Wado” De Pedro logra instalarse como candidato, otro para ver si sale o no el acuerdo con el FMI en la primera quincena de junio, incluso los movimientos en JxC donde los sondeos que llegan al escritorio de Cristina reflejan una caída sostenida de Horacio Rodríguez Larreta, lo que instala un escenario diferente porque el FdT podría, en su lógica, dejar poner en el menú al único candidato moderado si enfrente quedan, en potencial disputa, Patricia Bullrich y Javier Milei. Otro elemento en este plazo para ensayos es lo que ocurra en las elecciones provinciales, sobre todo del 11 de junio cuando votan Tucumán y San Luis, dos provincias con interrogantes sobre el resultado.

En el acto en plaza de Mayo hubo, entre otros, algunos vacíos notables: uno fue el de los gobernadores, porque sólo asistieron tres -además de Kicillof y Alicia Kirchner, Ricardo Quintela, de La Rioja-, el otro de los dirigentes de la CGT, aunque hubo gremios de peso como la UOM, SMATA y Camioneros, pero sin presencia del dos del triunviro cegetista: Pablo Moyano estuvo en el palco junto a Omar Furlán y “Paco” Manrique. Las ausencias remiten, de manera casi lineal, a lo que ocurrió en el 2019, cuando había objeciones de jefes provinciales y jerarcas sindicales sobre una potencial candidatura de Cristina. Eso no existe ahora: la vice se bajó.

PI

A las 14.30, se incorporaron dos correcciones.

Un error sobre el porcentaje que absorbe De Pedro de CFK: decía “6”pero debió decir “sexto”.

La mención Gremios, respecto a la ausencia del triunviro de CGT cuando Pablo Moyano, de Camioneros, estuvo en el palco.

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