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Acuerdo con el Fondo

Guzmán recita su plan frente a la CGT y prepara un raid por un Congreso hostil

Martin Guzmán y Axel Kicillof

Pablo Ibáñez

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El registro, que aportan dos dirigentes del buró sindical, indica que jamás un ministro de Economía argentino visitó la CGT. Uno asegura que nunca, en la historia de la central obrera, ocurrió lo que ocurrirá este miércoles cuando Martín Guzmán visite la sede de la calle Azopardo para reunirse con la cúpula de la CGT unificada y, para en el salón Felipe Vallese, desplegar su “modelo”, detallar su plan y dar, con sus modos, una aproximación sobre las negociaciones con el FMI.

El otro jerarca sindical no repite la certeza o la acota, temporalmente, a “desde el 83 en adelante”, respecto a la ausencia, sistemática, de ministros de Economía en la sede cegetista, secuencia que Guzmán romperá, si no ocurre un imprevisto, este primero de diciembre a las 18 horas, mientras prepara en simultáneo el desembarco en otro territorio, más hostil: el Congreso.

Detrás de la anécdota histórica, la presencia de Guzmán anuda varias señales. Es un respaldo de los gremios a las negociaciones que lleva adelante el ministro con el FMI y, a la vez, Guzmán otorga volumen y prioridad a la mesa sindical al poner a la CGT en su agenda. Una especie de “win-win” que acordaron en una charla Alberto Fernández y Héctor Daer, uno de los triunviros de la central que a principios de este mes logró, después de muchos años, conformar una conducción donde están integrados todos los sectores, ese abanico variopinto que va de Luis Barrionuevo a Hugo Moyano.

La CGT fue, además, un pilar central en la convocatoria a la marcha por el Día del Militante a Plaza de Mayo, que se hizo el 17 de noviembre, tres días después de las elecciones. Es decir, fue determinante en la “primera plaza de Alberto”, según la descripción de un integrante del gobierno nacional.

Es, por eso, un territorio amable, “amigo”, para Guzmán. La CGT expresó, luego de un diagnóstico duro sobre la situación económica y laboral, una señal de respaldo a las negociaciones que el gobierno lleva adelante con el FMI. Daer, en una entrevista en C5N, planteó que no hay posibilidad de que no haya un acuerdo.

Guzmán, sigiloso en sus posiciones, quizá le deslice algunas de las novedades que circulan en la cima del gobierno respecto a que el acuerdo con el fondo -el OK político aunque después habría una serie de pasos más largos- estaría antes de enero. A más tardar, a mediados de enero. Un calendario, en borrador, sugiere que en una semana llegarán enviados técnicos del FMI a acordar el Memorandum que luego será analizado por el board del organismo.

Calendarios

Días atrás, en Casa Rosada una fuente oficial de primer orden vaticinó ante elDiarioAR las “chances” de que haya un acuerdo antes de fin de año. Es, en estas horas, la línea que circula en el oficialismo y que, entienden, se reforzó luego de la carta de Cristina Kirchner el último sábado que delegó en Fernández, y de manera indirecta en Guzmán, los términos del acuerdo que así y todo deberá pasar por el Congreso.

El ministro prepara, de hecho, un raid por el ring legislativo que imagina hostil, incluso antes de que se cristalice la nueva integración de los bloques con los que el Frente de Todos (FdT) perderá la mayoría en el Senado y seguirá, con alguna merma, sin quórum propio en Diputados. Este martes, el presidente de la Cámara baja, Sergio Massa almorzó milanesas con puré con Fernández en Casa Rosada. Se analizó la agenda legislativa y se acordó que la prioridad será el tratamiento del presupuesto.

Según la hoja de ruta de Massa, ese proyecto -que Guzmán envió el 15 de septiembre- debería empezar a discutirse antes del 10 de diciembre. El ministro quiere ir a Diputados, el territorio más esquivo, antes de esa fecha, según confiaron a este diario fuentes de Economía. Pero la fecha no está definida.

Lo que si aparece en el radar de Fernández y de Guzmán, que el proyecto enviado en septiembre será modificado. Ya comenzaron algunas observaciones y planteos que van a surgir, sobre todo, del propio FdT. Una apunta al déficit. El texto enviado por el ministro fija un déficit de 3,3 puntos para el 2022 pero en el entorno de Máximo Kirchner avisan que ese número quedó chico porque se proyectó sobre la base de un crecimiento de la economía de 7 puntos para el 2021 y esa estimación está, ahora, cerca de los 10 puntos e, incluso, se habla de 11%.

En estas horas, Guzmán y Massa definen como será el calendario de visitas al Congreso. La pauta es que primero irá el ministro de Economía y luego lo seguirán otros ministros, se recogerán las observaciones y las enmiendas las reescribirán a cuatro manos Raúl Rigo, funcionario de Economía, y Carlos Heller, presidente de la Comisión de Presupuesto de Diputados.

Esa versión optimista debe atravesar algunas sombras. Una de ellas tiene que ver con el tono que finalmente tomará la oposición, en medio de las disputas que se dan dentro de Juntos por el Cambio, primero en el pulseo que Patricia Bullrich promovió -y perdió- frente a Cristian Ritondo, y luego por el que se desarrolla ahora en la UCR donde chocan Mario Negri, actual jefe del bloque, y un sector que tiene como referente a Martín Lousteau, que postula de candidato al cordobés Rodrigo De Loredo, que integró la boleta que venció a Negri en la primaria cambiemita de Córdoba.

No habrá margen para que JxC despliegue una actitud de diálogo y acuerdo pero en el gobierno entienden que con el FMI, la oposición está en una emboscada. “No pueden no apoyar el acuerdo, sea cual fuere, porque fueron ellos los que tomaron esta deuda”, apunta un operador legislativo. “Ojalá se animen a decir que no: nos dejan servida en una bandeja el argumento para decir que no nos dejan arreglar el problema que ellos crearon”, apunta otra fuente.

Aunque son temas distintos, hay un hilo conductor cuyo primer eslabón es el presupuesto 2022 porque aporta la proyección del año próximo, que es además el punto inicial del plan plurianual -que sería de 5 años- y a su vez reflejará el primer escalón del acuerdo con el FMI. Un detalle. En un norte de reducción del déficit, hasta llegar al equilibrio fiscal, el presupuesto fija 3,3% para el 2022 pero hay una segunda estimación que eleva ese número a 4,5 del PBI.

Pero lo relevante es la letra chica de ese número, qué se hará finalmente con los subsidios a las tarifas, por caso, un capítulo político determinante que aparece en las tensiones dentro del Frente de Todos. Hay otros renglones abiertos: la oposición, según deslizaron algunos voceros en charlas informales con dirigentes del FdT, pedirá limitar las “atribuciones” del jefe de Gabinete respecto a la reprogramación de partidas. Puede ser un elemento a negociar. En tanto, desde el PJ; piden que el Ejecutivo se ponga más enfático en la relación de “gobernabilidad mutua” con las provincias y apuntan por tanto, a la situación de Córdoba que recibe “millonarios fondos para compensar el déficit de la caja previsional pero no acompaña ninguna ley del Ejecutivo”.

PI

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