En la Plaza de Mayo se suman jubilados, trabajadores del Garrahan y la protesta en contra de la condena de CFK

En un error de cálculo, Patricia Bullrich intentó evitar que la movilización de los miércoles de los jubilados llegara al Congreso y terminó desencadenado una convocatoria multisectorial a Plaza de Mayo. Un día después de la sentencia de la Corte Suprema que condenó a Cristina Fernández de Kirchner, la marcha de todos los miércoles terminó nutriéndose de decenas de nuevos manifestantes que, en defensa de la expresidenta, se sumaron a la convocatoria. Y, ante la imposibilidad de llegar al Congreso por un operativo policial, terminaron movilizándose hacia la Casa Rosada.

Ya desde temprano había focos en diferentes puntos de la Ciudad de Buenos Aires. En Constitución, en la esquina de la casa de CFK, la militancia peronista continuaba con la vigilia que se había extendido durante toda la noche anterior. En el Obelisco, los residentes y los médicos del Hospital Garrahan concentraban en reclamo por una recomposición salarial. Y, en el Congreso, los jubilados preparaban una nueva convocatoria en reclamo por una actualización de los haberes mínimas (ya hubo una veintena solo en 2025).

Cuando las columnas de los jubilados comenzaron a llegar a la plaza del Congreso a la tarde, sin embargo, se dieron cuenta que el operativo de Seguridad de Bullrich había cerrado al tránsito. Era imposible acercarse a más de dos cuadras al Palacio Legislativo: el vallado llegaba hasta la mitad de la plaza, que estaba rodeada por las fuerzas de seguridad.

En medio de la tensión social generada por la condena a CFK, las columnas de manifestantes eran más populosas que de costumbre. Había varios primerizos que no habían participado antes de la convocatoria y lo hacían, ahora, por una variedad de temas: la crisis en el Garrahan, la proscripción de la expresidenta, el desfinanciamiento de las universidades, el precio de los medicamentos.

“Soy jubilado y la democracia está en peligro. Todos tenemos que estar acá a defender a Cristina, a los jubilados pero también a la democracia”, explicaba Alberto a la cámara de C5N. “Soy enfermera y estoy sin laburo, es una injusticia porque con ella veníamos tranquilos”, agregaba una señora a su lado, que también marchaba por primera vez. A los costados, mientras tanto, algunos manifestantes comenzaban a dar media vuelta para redirigirse a Casa Rosada: si no se podía ingresar a las inmediaciones del Congreso, se marcharía a Plaza de Mayo.

Los médicos y residentes del Garrahan, que definieron convocar un paro de 48 horas ante la falta de respuesta del Gobierno, también marchaban hacia Plaza de Mayo. Ese mismo día, apenas unas horas antes, el ministerio de Salud que conduce Mario Lugones había anunciado más de 100 despidos en el Hospital Posadas.

Se sumaron, a su vez, columnas de la UTEP, ATE y de agrupaciones de izquierda. Cuando marchaban por Avenida de Mayo, sin embargo, se volvieron a chocar con un operativo policial que impedía el paso, y comenzaron los enfrentamientos. A diferencia de otros miércoles, que suele terminar con manifestantes y periodistas golpeados, baleados y gaseados, la policía no reprimió con ferocidad ni hubo detenciones arbitrarias. Hubo algunos heridos, pero no llegó a mayores.

Por la noche, mientras la plaza comenzaba a vaciarse, otra convocatoria comenzaba a llevarse a cabo a unos kilómetros: la columna de la agrupación kicillofista Movimiento Derecho al Futuro que marchaba de Avellaneda a Constitución en defensa de CFK. Las calles de CABA continuaban en movimiento.

MC/JJD