Nora Dalmasso: 15 años de impunidad de un crimen en el que se mezcla el poder económico y político cordobés

Hoy jueves 25 de noviembre se cumplen 15 años del asesinato de Nora Raquel Dalmasso, la mujer de 51 años que fue ahorcada con el cinto de su bata en su casa de barrio Villa Golf, en Río Cuarto, y cuyas fotos en la escena del crimen llegaron al horario prime time. Después de muerta la acusaron de infiel, y su viudo, el médico traumatólogo Marcelo Macarrón, pontoficó en una conferencia de prensa: “Si se ha equivocado, la perdonamos totalmente. No soy quién para juzgarla, y si se equivocó la va a juzgar Dios”.

En esa misma rueda con los periodistas realizada en un hotel céntrico la tarde/noche del martes 5 de diciembre de 2006, el viudo, acompañado por su hijo mayor Facundo, dijo contar con “el apoyo de la Policía, el fiscal (Javier Di Santo) y el gobernador (José de la Sota) para que se lleve esto hasta las últimas consecuencias. Estoy convencido de que va a haber un culpable”.

Cuando le preguntaron sobre la posibilidad de un crimen por encargo, el viudo Marcelo Macarrón respondió: “Yo creo que sería ridículo matar a la mujer amada”; y aclaró que no sabía quién podría haber ordenado el crimen: “Encargo mío, no”.

En septiembre de 2019, casi 13 años después del asesinato que conmocionó a Río Cuarto, a la provincia de Córdoba y a todo el país, Luis Pizarro, el quinto fiscal que tomó la investigación, le apuntó sus cañones al viudo, precisamente por lo que él negaba en el entrepiso del hotel Opera de Río Cuarto ese tórrido atardecer de fines de 2006: “Esta fiscalía elevó a juicio la causa por el homicidio de la señora Nora Dalmasso, siendo el señor Marcelo Eduardo Macarrón el único imputado por el delito de homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y precios y promesa remuneratoria, en concurso real”. Un mes después, la Cámara del Crimen de Río Cuarto confirmó la acusación contra el viudo: presuntamente le pagó a uno o más sicarios para asesinar a su esposa, quién quería el divorcio y la separación de bienes.

La última cena

Nora Dalmasso fue encontrada estrangulada y desnuda el domingo 26 de noviembre al mediodía, por Pablo Radaelli un vecino de 72 años que también vivía en Villa Golf, al lado de la casa de la víctima en la calle 5. Lo había llamado por teléfono Delia Grassi, “Nené”, la madre de Nora, preocupada porque no contestaba los llamados. La mujer sabía que su hija iba a estar sola el fin de semana: su yerno Macarrón había viajado a Punta del Este, Uruguay, a disputar un torneo de golf con otros 15 golfistas, entre los que se encontraba el actual ministro de Seguridad de Córdoba, Alfonso Mosquera. Su nieto Facundo, de 19 años, vivía en Córdoba, donde estudiaba Derecho; y su nieta Valentina, de 16 años, estaba en un intercambio estudiantil en Estados Unidos.

La última vez que las mujeres se habían visto, fue el mediodía del viernes 24 de noviembre, cuando almorzaron juntas: “Nené” había cocinado pescado con puré y huevos, sin saber que sería el último almuerzo que le serviría a su hija.

Como una paradoja del destino, Nora Dalmasso fue asesinada un 25 de noviembre, fecha en que se conmemora el Día Internacional por la No Violencia contra la Mujer, en homenaje a las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, asesinadas por orden del dictador dominicano Leónidas Trujillo en 1960.

La lluviosa noche del viernes 24 de noviembre, Nora Dalmasso y un grupo de amigas que se llamaban a sí misma como “las congresistas” se reunieron a cenar en el Alvear, un coqueto restaurante ubicado en el 923 de la calle con el mismo nombre, a dos cuadras de la plaza Roca de Río Cuarto. Se había inaugurado en septiembre de 2006, apenas dos meses antes y era el lugar de moda en esta rica ciudad del sur cordobés ubicada a 220 kilómetros de la Capital.

Nora fue la última en llegar a la cena, se había demorado porque había pasado por una galería de arte a saludar a su cuñada en un evento social. La esperaban Marta Carranza, Silvana Masoero, Rosario Márquez, Graciela Compagnucci, Amelia Molinuevo y Paula Fitte de Ruiz. Cinco de las congresistas, incluso Nora, vivían en Villa Golf; mientras que Paula Fitte de Ruiz y Silvana Masoero, vivían en el country San Esteban. 

Luego de cenar, un grupo de amigas siguió la reunión en una casa de Villa Golf, donde bebieron champagne Pommery. Cerca de las 3 de la madrugada del sábado 25, bajo una lluvia torrencial, Nora cruzó a su casa.

El domingo 26 de noviembre a la siesta, el tranquilo Villa Golf, un barrio con aires de country, pero que por sus calles internas pasa el colectivo urbano, se llenó de policías, vecinos y amigos de las familias Macarrón y Dalmasso y hasta el cura párroco y confesor familiar, Jorge Felizzia, vio el cadáver desnudo. Un agente, que respiraba el fétido aire del verano cordobés le preguntó, pudoroso al cura, si tapaba el cuerpo. Y Felizzia le ordenó que lo hiciera. Ese mismo día, con la contaminación del lugar, comenzó a pavimentarse el camino de impunidad de un homicidio que ya lleva 15 años irresuelto. 

Matar a la víctima

Un mes antes de que Nora Dalmasso fuera asesinada, en los círculos de poder de Río Cuarto, donde se movía el matrimonio, comenzó a circular la versión de que la mujer tenía un amante, versión que se machacó después del hallazgo del cadáver: Nora murió en un juego sexual, mientras su esposo jugaba golf en el coqueto club Cantegrill de Punta del Este. “Marcelo sospechaba y la mandó a seguir. La encontraron en un spa y hay fotos”, se instaló semanas antes del crimen. El amante tenía nombre y apellido, Rafael Magnasco, un funcionario de tercera línea del Ministerio de Gobierno y Seguridad. Las fotos, el lugar y el sospechoso eran mentiras, pero dos días después del hallazgo del cuerpo en Villa Golf, el fiscal Javier Di Santo imputó a Magnasco por el homicidio. 

Nora tenía un amante, el contador Guillermo Albarracín, vecino y amigo del matrimonio, quien se encontraba ese fin de semana en Punta del Este con Macarrón jugando al golf.

Con la integridad de la víctima enterrada, se sumaron a la investigación dos fiscales más: el riocuartense Fernando Moine y Marcelo Hidalgo, enviado desde Córdoba por Fiscalía General y con buena llegada con el comisario mayor Rafael Sosa, jefe del Departamento Homicidios de la Policía cordobesa.  

De la mano del policía Sosa, la hipótesis saltó a un asalto sexual cometido por un delincuente: en febrero de 2007, el pintor Gastón Zárate apareció como sospechoso. Lo imputaron por el crimen gracias al testimonio de dos amigos suyos: Carlos Curiotti, un chico de 19 años pero con el discernimiento de un niño de 11 años; y Gustavo Decena, otro joven que también rayaba con una deficiencia cognitiva. Ya en diciembre, los policías habían apuntado contra otro obrero; pero el patrón del pintor Zárate y de ese otro trabajador, advirtió a los medios que se estaba orquestando una operación policial.

El pintor Zárate trabajaba con un grupo de albañiles y pintores en el chalé de la calle 5 al 527 de Villa Golf en la refacción de la habitación matrimonial, por eso, Macarrón dormía en el cuarto de Facundo -vivía en Córdoba- y Nora lo hacía en el cuarto de Valentina, que estaba en Chicago.

Según los fiscales, Zárate violó y estranguló a Nora Dalmasso y le robó un teléfono celular.

Tras estar detenido 24 horas, una masiva movilización sacó a Zárate de la cárcel; quién se ganó el mote nacional de “Perejil”. Años después, un partido ultraderechista tentó al “Perejil” para ser candidato a legislador, pero finalmente la papeleta del pintor no llegó al cuarto oscuro.

Macarrón imputado 1 y 2  

Ese mismo 2007, en junio, por una serie de contradicciones en sus testimonios y al no poder justificar su presencia en Córdoba la madrugada del crimen, Facundo Macarrón es imputado por el asesinato de su mamá. Al igual que el pintor Zárate, el hijo de Nora fue acusado por los fiscales, de haber violado y estrangulado a su madre. 

Durante más de nueve años, la causa estuvo en manos del fiscal de Instrucción, Javier Di Santo, quien realizó una investigación sinuosa y por el mismo crimen tuvo a tres imputados, con tres acusaciones distintas: el ex asesor del Ministerio de Gobierno y Seguridad, el abogado delasotista Rafael Magnasco; el pintor Gastón Zárate; y el propio hijo de la víctima, Facundo Macarrón. En el camino habían quedado los fiscales Moine e Hidalgo.

En marzo de 2016, casi una década después del homicidio, el cuarto fiscal del caso, Daniel Miralles-un abogado con muy buena llegada con el gobernador cordobés Juan Schiaretti- dio un giro en la investigación y acusó por primera vez al viudo Macarrón por el asesinato de su esposa Nora Dalmasso. “Homicidio calificado por el vínculo”, fue la imputación, luego de releer el voluminoso expediente de más de 25 cuerpos. La acusación de femicidio no pudo ser, porque el crimen fue cometido antes de la sanción de la ley que caratula así a este tipo de crímenes de género. Marcelo fue el segundo Macarrón imputado después de su hijo Facundo.

El fiscal Miralles detalló a los medios que la acusación contra el viudo se basaba en la prueba científica: “La situación de Macarrón, a mi entender, está comprometida desde el punto de vista del material genético hallado en la escena del crimen desde hace tantos años. El material genético lo ubica en la escena del crimen, eso es indudable. Es una prueba científica irrefutable esa”, sentenció desde los Tribunales de Río Cuarto. También admitió que “hasta que no reúna la prueba no puedo emitir una resolución, porque si no la investigación me va a quedar incompleta”.

Miralles se apoyó para acusar al viudo en los informes forenses:

-Nora Dalmasso tenía dos lesiones por defensa: un golpe en la cabeza y otro en el codo.

-El acto sexual con restos de ADN de Macarrón fue contemporáneo a la muerte.

-Había ADN Macarrón en la zona genital de la víctima y en el lazo con que fue estrangulada.

Pero además, el cuarto fiscal del caso viajó a Uruguay y se entrevistó con testigos para corroborar si efectivamente, el principal sospechoso del crimen que conmocionó a Córdoba estuvo ininterrumpidamente entre el jueves 23 y el lunes 27 de noviembre de 2006 participando del Torneo de golf semi-senior del Mercosur en el Cantegril Country Club de Punta del Este.

El móvil

La hipótesis de que Nora Dalmasso fue asesinada por motivos económicos siempre sobrevoló la investigación. En enero de 2012, se conocieron fotos de una visita del matrimonio Dalmasso/Macarrón en 2003 a las Islas Vírgenes, un archipiélago caribeño donde funcionan paraísos fiscales.

A fines de 2015, la revista riocuartense El Sur, reveló una grabación realizada por la vieja Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) a fines de 2006 donde se escuchaba a un agente propio de la Delegación Córdoba que decía: “Esta chica (por Nora Dalmasso) se habría enterado que lo estarían usando a Macarrón como que estaba, no te digo lavando dinero o algo por el estilo, pero a través de Macarrón, entonces la mujer se entera y se pone loca y el grupo habría dicho mirá negro, encárgate de este tema, solucionalo”; fortaleciendo la línea del asesinato por motivos económicos.

En mayo de 2016, se supo que en 2013 el viudo Macarrón había armado una sociedad off shore en Miami, Estados Unidos, con la que compró, al menos, un departamento. El 4 de abril de 2013, Macarrón junto a un socio, abrieron en Miami la sociedad DRMM Corp; con la que, el 1 de julio del año siguiente compraron el departamento 135 del complejo Avila South ubicado en 210 172nd Street de la pequeña localidad de Sunny Isles Beach, en el condado de Miami-Dade. Esta sociedad off shore sigue activa y no fue declarada a AFIP. A mediados de mayo de 2016, el viudo y único acusado del asesinato de Nora Dalmasso, y su socio realizaron un depósito de US$ 5.000 para gastos de dicho departamento.

Embestida de la defensa

En junio de 2017, el penalista Marcelo Brito, que defendió a Facundo Macarrón primero y ahora defiende al viudo Marcelo Macarrón embistió duramente contra el fiscal Miralles y logró apartarlo del caso. Fue así que Luis Pizarro llegó a la causa y tras leer el expediente, cambió la imputación contra el viudo de autor material por autor intelectual y elevó la causa a juicio. 

Brito fue fiscal General de la Provincia durante el gobierno de José de la Sota y siempre tuvo una aceitada comunicación con el poder político, hasta la llegada de Juan Schiaretti a la gobernación en 2015. El gobernador cordobés se había pronunciado por el crimen, meses después de la llegada de Miralles al caso: “Como cordobés y también como gobernador de la provincia, me indigna que a Nora Dalmasso la mataron muchas veces. De víctima me parece que la quieren hacer victimaria de la manera en que ha sido tratado este caso a lo largo del tiempo. Esto me parece que no puede ser, porque termina siendo una agresión a la mujer”. 

En las últimas horas, en declaraciones al programa Así son las Cosas de FM Gospel de Río Cuarto, el abogado Brito clamó por la inocencia de Macarrón: “Quiero el juicio, porque ahí la sociedad va a poder conocer los horrores investigativos y arbitrariedades que existieron en la causa, enceguecidos por centrar el foco en la persecución de la familia Macarrón y no en buscar el verdadero autor”.

En la actualidad, Marcelo Macarrón sigue siendo traumatólogo y se lo suele ver en los partidos de rugby de Urú Curé. Hace unos años viajó a Sudáfrica con el club y se presentaba como el apoderado de la delegación, “aunque sólo es un socio más; a Marcelo le gusta figurar”, confiaron a elDiarioAR.  Este año sufrió una lesión en una de sus piernas, que lo desmejoró bastante en su salud. Está en pareja desde hace años con una mujer de Buenos Aires y sigue viviendo en la casona de Villa Golf, donde fue asesinada su esposa hace 15 años. 

Facundo Macarrón, vive en Bruselas, Bélgica, donde es diplomático de carrera en la embajada argentina. Hace algunas semanas estuvo en Mendoza, visitando a su hermana Valentina, que fue madre y bautizó a su hijo. La madre de Nora, Delia “Nené” Grassi sigue viviendo en Río Cuarto estará representada en el juicio por la asesora letrada Luciana Casas. La mujer, que cumplirá en diciembre 91 años, está postrada y sin habla, aunque lúcida. Será la primera testigo citada a declarar, propuesta por la defensa. El juicio está previsto que se realice en marzo o abril de 2022 y los jueces técnicos serán Daniel Vaudagna, Natacha García y Mariano Correa. Además participarán ocho jurados populares titulares y cuatro suplentes. 

Luego de “Nené” Grassi, declarará en el juicio el hermano de la víctima, Juan Dalmasso. La tercera, de los 250 testigos convocados, será Alicia Cid, una mujer que admitió ante los fiscales que fue amante de Macarrón cuando estaba casado con Nora.

En caso de que el viudo Marcelo Macarrón sea condenado como autor intelectual del asesinato de su esposa, Nora no descansará en paz: la semana que viene, prescribe la causa para el autor material; ya que el Artículo 62 del Código Penal establece que “la acción penal se prescribirá durante el tiempo fijado a continuación:  A los quince años, cuando se tratare de delitos cuya pena fuere la de reclusión o prisión perpetua”.

GM