Con casos a la baja y el sistema de salud aún en tensión, el personal sanitario muestra preocupantes signos de agotamiento

Ayer, domingo, el número de nuevos casos de Covid-19 registrados por el Ministerio de Salud fue el más bajo desde el 25 de marzo pasado. En total hubo 8.606 nuevos contagios de coronavirus. Pero la cifra a la baja puede responder al lunes feriado, cuando la carga de datos suele ser menor. Por eso la necesidad de los cuidados sigue en pie y funcionarios del área de la salud advirtieron que el sistema de salud se encuentra tensionado, con porcentajes altos de ocupación de camas UTI y llamaron a continuar con los cuidados y la vacunación. Mientras que, desde la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), advirtieron sobre la delicada situación del personal que día a día trabaja en clínicas y hospitales.

En algunas provincias, si bien el número de ocupación de camas UTI bajó, sigue siendo alto y presiona al sistema. En Santa Fe, en los últimos días bajó del 98% al 93%. Por otro lado, en Santiago del Estero descendió del 94% de la semana pasada al 90%. Y en Jujuy, del 85,9% pasó al 82%. En el caso de Córdoba, hay “ocupación plena desde hace dos semanas en todo el sector privado y el público”, y las camas para Covid tienen “ocupaciones por arriba del 90%”, dijo Juan Gras, presidente de la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados (Aclisa), en diálogo con Canal 12. “Todos los días estamos peleando por una cama”, sostuvo. “La realidad es que aún estamos en un momento muy crítico. Lo mejor es que prevengamos y no tengamos que acudir a la atención médica”.

La Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) realizó un relevamiento en el que participaron 192 unidades de terapia intensiva que agrupan un total de 3710 camas de todo el país. Observó que, al 11 de junio, en cerca del 60% de las jurisdicciones, la ocupación fue mayor al 90% y el 75% de los internados requirió asistencia respiratoria mecánica. En el caso del AMBA, registraron una tasa de ocupación de 91%.

El informe afirma que un 23% de las instituciones consultadas a nivel nacional tuvo a 335 pacientes con ventilación mecánica internados fuera de terapia intensiva y la capacidad de expansión de camas en las instituciones fue del 9%.

Según Rosa Reina, presidenta de SATI, el porcentaje de pacientes con respirador internados fuera de UTI es menor al 36% registrado a fines de mayo. “Bajó, fue mejor. Fue un 23%. Eso pese a que las UTI siguieron con pacientes. Hoy hay una leve tendencia a la baja de pacientes con Covid en terapia intensiva. Es muy leve, pasó de 73% la semana anterior al 69%. Creemos que tiene que ver con eso”, dice en diálogo con elDiarioAR.

Otro dato que surge del análisis es que solo un 51% de las instituciones dispone de Comité de Bioética y el 50% cuenta con protocolo o equipo de apoyo para decidir a qué paciente se le asigna el recurso. “Siempre es importante que las instituciones tengan comité de bioética”, sostiene. “Es importante porque se discuten adecuaciones del esfuerzo terapéutico. Hay pacientes, sobre todo terminales, con los que hay que decidir si continuar con un tratamiento que no le va a significar mayor beneficio y que va a hacer que esté más tiempo internado. Hay muchas cosas que hace el comité”.

En el caso de la pandemia, destaca que estos comités son relevantes ya que el coronavirus “acelera los procesos de enfermedad terminal” y otras situaciones que los pueden llevar a la posición de tener que decidir si es beneficioso para determinados pacientes que estén internados en terapia intensiva o fuera de ella. “No es lo mismo porque en terapia intensiva van a estar aislados, en especial en esta situación en la que la familia no se puede acercar. El paciente está fuera de su ámbito familiar, de confort, está en un ambiente que puede ser hostil y hay que evaluar cuál es el beneficio, si se le puede salvar la vida o si no le va a representar un beneficio, si es mejor que esté con su familia. También si un tratamiento o procedimiento es mejor que otro, si conviene operarlo. Esas son algunas cosas que se discuten”, explica Reina.

En la muestra de SATI, además, se registraron signos de cansancio y burnout en el equipo de salud de las instituciones. Un 88% dijo sentirse agotado, un 61% mostró irritabilidad, 58% dijo sufrir trastornos de sueño y un 30% reportó agresividad, impaciencia e indiferencia. A pesar de esta situación, apenas un 38% de las UTIs observadas tiene programas de soporte emocional para el personal sanitario.

El personal de salud está muy cansado, muy agotado, con mucha depresión y gran desaliento”, comenta Reina. “El trabajo en este ambiente es de mucho estrés, las decisiones que se toman tienen que ser muy rápidas. El paciente es inestable, parece que está bien y en una hora cambia y se pone muy mal y hay que cambiar toda la conducta terapéutica rápido, con mucha lucidez. Y el agotamiento impacta, las guardias, tener que trabajar en dos o tres lados con el mismo estrés laboral”.

Añade que a este escenario se le suman las preocupaciones económicas y los bajos salarios que perciben los trabajadores de la salud. “También impacta la situación laboral, el personal de salud no escapa a la situación económica. El salario lamentablemente es muy bajo y en muchos casos no es acorde a la responsabilidad que se tiene, que es la vida de una persona. A esto no ha habido respuesta por parte de las autoridades. Lo hemos solicitado y mucho. Los sindicatos no han sabido, o han sido más eficientes en esto, en lograr mejoras laborales para los trabajadores de la salud”.

MC