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Medio ambiente

El cultivo de té, una alternativa que genera empleo verde para mujeres rurales en Argentina

Irma Fraga cosechando en su teal de Campo Viera.

Cecilia Fernández Castañon

8 de mayo de 2025 06:36 h

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La vida de Irma Fraga siempre transcurrió en ámbitos rurales de Misiones. Nació hace 62 años en una familia que se dedicaba al cultivo de tabaco y a la cría de pollos. Allí aprendió a desarrollar distintas tareas y, después de formar pareja, empezó a trabajar en el campo de la yerba mate, desde donde descubrió el mundo del té.

Lo que empezó como un hobbie, lentamente fue convirtiéndose en una de sus actividades centrales y actualmente es una de las productoras más destacadas de Campo Viera, una localidad conocida como la Capital Nacional del Té.

En Misiones, una de las provincias argentinas con mayor biodiversidad, un grupo de mujeres mantiene viva una tradición que se inició hace más de un siglo en el país: la producción artesanal de . Con técnicas minuciosas y respetuosas con el ambiente, lideran cada etapa del proceso, desde la cuidadosa cosecha de las hojas hasta el meticuloso secado que define su aroma y calidad, generando nuevas alternativas de trabajo y fuentes de empleo de calidad. 

Pero los resultados que están obteniendo estas emprendedoras no son producto de esfuerzos individuales. Son parte de una serie de acciones de varias organizaciones para atender una necesidad urgente en esta provincia y en distintos puntos del país: la implementación de prácticas y políticas que atienden a la inequidad de género en la agricultura.

Se estima que más del 30 por ciento de la población de Misiones vive en áreas rurales. A su vez, la provincia se encuentra en la región del país que registra los mayores índices de pobreza y desigualdad. Las mujeres que habitan estas comunidades se enfrentan a un doble desafío: asegurar el sustento familiar en condiciones desfavorables y luchar por el reconocimiento de su papel en el mundo laboral, históricamente relegado.

La producción de té artesanal se convirtió en una alternativa que no sólo genera empleo verde, puestos de trabajo que contribuyen a la protección del ambiente y a la sostenibilidad, sino que también brinda un espacio para el desarrollo laboral de las mujeres que viven en ámbitos rurales. Así lo reconocieron desde Mujeres Rurales Argentinas (MRA), una asociación civil que se consolidó en los últimos años, convirtiéndose en un ámbito de intercambio, capacitación y reconocimiento en el que se reúnen representantes de distintos puntos del país. 

En un país donde las políticas de género están en retroceso, el rol de espacios como MRA cobra mayor protagonismo, creando espacios para la subsistencia de iniciativas que brindan herramientas a las mujeres para que sigan trabajando por alcanzar la igualdad de oportunidades en ámbitos rurales. El impacto de la creación de esta asociación también alcanza al ámbito público, ya que ha sido fundamental para la consolidación de proyectos orientados a las mujeres en organismos gubernamentales, como el Gabinete de Género que funciona en el Ministerio del Agro y la Producción de la Provincia de Misiones.

De la invisibilización al protagonismo 

La llegada de las mujeres a lugares de liderazgo de emprendimientos rurales no fue sencilla. El rol femenino en el trabajo rural fue invisibilizado y menospreciado durante gran parte de la historia productiva de la provincia, según indican estudios realizados en Misiones. 

“Las mujeres recién fueron presentadas y reconocidas en su capacidad de agencia y en su rol como trabajadoras en documentos de la década del 90, más precisamente en publicaciones periodísticas”, señala Diana Haugg, historiadora y docente de la Universidad Nacional de Misiones. Su línea de investigación de doctorado estuvo orientada a los estudios de género y particularmente a la participación de las mujeres en el cultivo de la yerba mate en Misiones.

Durante su investigación, Haugg advirtió que los varones eran los protagonistas en esa historia. “Las mujeres aparecían en los documentos de manera tangencial o eran nombradas muy al pasar. Aparecían con características peyorativas, como prostitutas o como la causa de los problemas o los gastos excesivos de los hombres. No se las reconocía como trabajadoras”, señala. 

Es que, aunque las mujeres trabajan a la par de los hombres en el ámbito rural, lograr el reconocimiento o la igualdad de oportunidades sigue siendo desafiante para ellas. Esa fue la inquietud que movilizó a un grupo de mujeres en el año 2019, que comenzaron a reunirse para hablar de temas que no se tocaban en otras asociaciones rurales. 

“Empezó como un espacio de catarsis entre mujeres que participábamos de actividades gremiales del sector rural. Cuando nos juntábamos, advertíamos que había un montón de temas que a nosotras nos importaban, muchas veces referidos a nuestro trabajo cotidiano, pero que no estaban en ninguna agenda de trabajo de las instituciones tradicionales”, cuenta Patricia Gorza, actual presidenta de MRA. 

La convocatoria fue creciendo boca a boca y explotó en 2020, durante el aislamiento por la pandemia de COVID: comenzaron el año siendo 30 y lo finalizaron con más de 400 integrantes. Con esa convocatoria, decidieron organizarse y convertir al grupo en una asociación civil con personería jurídica en el año 2022. 

Desde ese entonces, en el medio de un clima social y político favorable para la organización feminista en la Argentina, MRA se consolidó como un espacio de encuentro, ofreciendo capacitaciones, acciones políticas y hasta distinciones que reconocen el aporte de las mujeres que trabajan en el ámbito rural. El enfoque es amplio, ya que el colectivo incluye a “artesanas, asalariadas, productoras de subsistencia, docentes, asesoras, huerteras, agricultoras, periodistas, ganaderas, productoras familiares, tamberas, microemprendedoras y estudiantes”, según indican en su sitio web. 

Así, mujeres que se desempeñaban en diversos espacios se empezaron involucrar en el tema para dar respuestas a las demandas que se generan en el ámbito del trabajo en la ruralidad. Ese es el caso de Josefina Pividori, una comunicadora social que trabaja en el Ministerio del Agro y la Producción de la Provincia de Misiones y que forma parte de Mujeres Rurales Argentinas. 

Desde el año 2022, Pividori coordina un Gabinete de Género, un espacio que motorizó junto con otras funcionarias del Ministerio del Agro de Misiones que estaban movilizadas por la temática y por los debates que surgían dentro de MRA, con el objetivo de transversalizar una mirada hacia adentro de la institución que permita incorporar la perspectiva de género en las diferentes áreas. Además de ese objetivo, desde el Gabinete buscan destinar partidas presupuestarias para poder involucrar a las mujeres y aumentar su participación en espacios de toma de decisión hacia el interior de las cadenas productivas. 

“Más allá de esas acciones, nuestra propuesta también apunta al plano discursivo y busca no sólo poner en valor e impulsar políticas y acciones destinadas a la mujer, sino también reconocer la multiplicidad de mujeres que hay en la ruralidad, que son las que sostienen la economía doméstica, tanto productiva como reproductiva y que no sólo es aquella que está ordeñando una vaca, cosechando lechuga o tabaco, sino que también es mujer rural la que está en el puesto de salud, la docente que camina kilómetros para que los los chicos tengan garantizado el derecho a la educación, las emprendedoras en las chacras o las empresarias que agregan valor produciendo quesos o té para exportación”, detalla Pividori. 

Agregando valor a un cultivo ancestral  

Entre los diversos ámbitos en los que se desempeñan las mujeres que viven en ambientes rurales en Misiones, el cultivo del té es un buen ejemplo del crecimiento de la participación. Más del 50 por ciento de los establecimientos que se dedican a la producción de té en hebras y blends artesanales están liderados por mujeres, ya sea como productoras o tea blenders, según indica un informe del Ministerio del Agro de la provincia.

Después del agua, el es la bebida más consumida en el mundo y Argentina es el principal productor en el continente americano. El 90 por ciento de la producción está en la provincia de Misiones, donde en comenzaron los primeros cultivos en la década del 20 y se instaló la primera fábrica de Sudamérica, en la década del 40. 

Más del 90 por ciento de la producción del té argentino se exporta y en los últimos años han cobrado protagonismo los emprendimientos de té gourmet, que recuperan las técnicas ancestrales y utilizan métodos agroecológicos para obtener un producto de mayor calidad. Uno de ellos es Akasha Tea, una marca creada por Adriana Yañez, una ingeniera agrónoma que cultiva té en 40 hectáreas en la localidad de Leandro N. Alem y fue distinguida en 2024 por MRA con un premio al valor agregado, en el marco del primer Foro Internacional de Género y Ruralidad. 

Al igual que la mayoría de los ámbitos rurales, Adriana Yañez asegura que el mundo del té no es fácil para las mujeres. “La mayoría de los productores son hombres, es un ambiente muy masculinizado y a las mujeres nos cuesta lograr que se respete nuestro lugar. Tenemos que estar siempre rindiendo exámenes triples, digamos. Tenemos que ser la más trabajadora, la más inteligente, la más en todo sólo para lograr la aceptación en el medio”, asegura. 

Irma Fraga, de Campo Viera, coincide en que el ámbito del trabajo rural es desafiante para las mujeres, pero advierte que en los últimos años se notan cambios. “A medida que las chicas van estudiando y se van formando, tienen más herramientas para defender su lugar y sus derechos”, afirma. 

De acuerdo a un informe del Gabinete de Género del Ministerio del Agro de Misiones, la participación de las mujeres rurales en las diferentes instancias de capacitación que brindan desde el organismo fue aumentando en los últimos años, en distintas temáticas abordadas. En algunos rubros, como el frutihortícola, ya superan a los varones, con un 52 por ciento del total de los participantes. 

Un factor clave que contribuyó a este incremento, aseguran desde el Gabinete, fue la planificación de actividades que tengan en cuenta los horarios en los que las productoras puedan asistir sin descuidar las tareas de cuidado, así como la manera en la que fueron realizadas las convocatorias, a través de invitaciones concretas, aclarando que la actividad es tanto para productoras como para productores.

Las actividades de capacitación son las que permiten que cada vez más mujeres cuenten con herramientas para mejorar su producción y crecer en diversos ámbitos. En el caso del té gourmet, uno de los mayores desafíos tiene que ver con las técnicas de cultivo que permitan las certificaciones. “En nuestro caso, nuestro proceso es completamente agroecológico y estamos en proceso de obtener la certificación internacional que lo acredite, pero es un proceso complejo y que además, cuesta bastante dinero”, señala Fraga, cuyo emprendimiento lleva el nombre de Doña Irma.

De acuerdo a un informe del Ministerio del Agro, hasta 2023 existían 38 productores primarios certificados con Producción Orgánica en la Provincia de Misiones, de los cuales solo siete son mujeres, lo que equivale a menos del 20 por ciento. Los registros también contabilizan 21 operadores elaboradores, entre los que se cuenta una sola mujer. 

En el caso de Irma, el té gourmet comenzó como un hobbie dentro de las distintas actividades productivas que desarrollaba junto con su familia, pero el emprendimiento está creciendo cada vez más y ahora su equipo de trabajo está compuesto por cuatro personas que se ocupan de las distintas etapas del proceso, que se realiza de manera artesanal. “La primera parte de la cosecha se realiza de manera manual y después se pasa a las distintas etapas del secado y envasado”, detalla.

Desde el Ministerio del Agro de Misiones aseguran que siguen trabajando en un cambio de paradigma productivo que promueva el cuidado de la biodiversidad y los recursos, como el agua y el suelo. En este sentido, desde el Gabinete de Género aseguran que acompañan y promueven los procesos de certificación orgánica de diversos emprendimientos. 

Políticas de género con enfoque mixto 

El Gabinete de Género del Ministerio del Agro y la Producción de Misiones se estableció en abril de 2022 con una composición deliberadamente mixta, incluyendo dos representantes (un varón y una mujer) de cada subsecretaría, además de una coordinación. Esta estructura, según explicó Josefina Pividori, coordinadora del Gabinete e integrante de MRA, no surgió de manera azarosa, sino como una estrategia consciente para evitar que el espacio fuera percibido como exclusivo de mujeres

“La intención fue crear un ámbito representativo de todas las áreas del ministerio, donde tanto hombres como mujeres se sintieran involucrados y comprometidos con la integración de la perspectiva de género en las políticas y acciones del sector agropecuario”, explica. Este enfoque buscó superar la limitación que a menudo se observa en otros espacios de género, donde la discusión y la búsqueda de soluciones recaen principalmente en las mujeres interesadas en la temática.

Esta decisión fue considerada un acierto, ya que ha generado cambios significativos en las perspectivas y miradas de los técnicos que trabajan directamente en el campo. “Ahora ya no asumen automáticamente que el hombre es quien está a cargo del establecimiento rural o de la producción al llegar a una visita sino que preguntan quién se ocupa de cada cosa para identificar con quién tienen que hablar”, señala la coordinadora del Gabinete.

Esta transformación evidencia cómo la inclusión de voces masculinas en el Gabinete de Género ha contribuido a una sensibilización más amplia dentro del ministerio, promoviendo una mirada más equitativa en la interacción con las familias y productoras rurales. Al no ser visto como un asunto que concierne únicamente a las mujeres, se logró una mayor apertura y un compromiso más sólido por parte de los equipos técnicos, evitando que la labor del gabinete se percibiera como una carga adicional y ad honorem solo para las mujeres.

Esta experiencia del Gabinete de Género de Misiones se presenta como un aprendizaje valioso para otros organismos e instituciones que trabajan en cuestiones de género. La estrategia de conformar espacios mixtos puede ser clave para fomentar una mayor inclusión y un entendimiento más integral de las desigualdades de género

La experiencia en Misiones sugiere que esta aproximación no solo evita la segregación de las problemáticas de género como “asuntos de mujeres”, sino que también facilita la implementación y sostenibilidad de políticas con enfoque de género al generar una mayor apropiación y responsabilidad compartida entre todos los actores institucionales.

Hablar de género en un contexto adverso 

En un contexto global marcado por el ascenso de gobiernos de ultraderecha, la sostenibilidad de las políticas de género es desafiante. Para Patricia Gorza de MRA, el mayor obstáculo actual radica en la capacidad de mantener las banderas de género en una sociedad que experimenta un retroceso en la mirada hacia las mujeres. 

“La influencia de figuras como Donald Trump y Javier Milei, cuyos gobiernos generan un clima donde las agendas de género son susceptibles de ser canceladas en diversos espacios, representan una regresión ideológica y una una amenaza directa a los avances logrados y a la continuidad de las políticas destinadas a promover la igualdad” reflexiona la presidenta y co fundadora de la asociación civil.

Para hacer frente a este panorama, la resistencia y la articulación se presentan como estrategias cruciales. “Es fundamental la potenciación mutua entre las organizaciones de la sociedad civil y los sectores del gobierno que aún mantienen su compromiso con la igualdad de género. Otra alternativa es establecer alianzas internacionales para buscar financiamiento y apoyo en países donde la agenda de género sigue siendo una prioridad”, señala Gorza.

La experiencia de Misiones, con su Gabinete de Género mixto creado a través de una resolución ministerial que busca integrar la perspectiva de género de manera transversal, se erige como un caso de aprendizaje valioso que demuestra cómo, a pesar de las adversidades, iniciativas orgánicas y bien implementadas pueden persistir y generar cambios positivos. La clave reside en la continuidad, la adaptación y la capacidad de seguir visibilizando la urgencia de las políticas de género en todos los ámbitos.

“Las mujeres rurales tenemos que trabajar unidas, no achicarnos ante los desafíos y mantener la garra y la determinación”, reflexiona Adriana Yañez, quien subraya la importancia de capacitarse para empoderarse, enfatizando que a través del esfuerzo colectivo y la perseverancia, las mujeres rurales pueden seguir dejando una huella importante para el futuro. 

El crecimiento del té artesanal, un sector pionero en Misiones y que hoy se revitaliza con mujeres creando productos gourmet y agroecológicos bajo condiciones laborales justas, destaca el potencial de estas iniciativas para generar empleo verde. Estas alternativas no sólo brindan sustento económico, sino que también promoviendo prácticas sostenibles y ofreciendo oportunidades de trabajo de mejor calidad y mayor ingreso para las mujeres en la ruralidad, contribuyendo a un futuro más equitativo y ambientalmente responsable.

Este reportaje se realizó con el apoyo de la Solutions Journalism Network y la Fundación Hewlett, a través del Fondo para el Periodismo de Soluciones en Latinoamérica, una iniciativa de El Colectivo 506. Su versión en inglés fue publicada en el portal Fair Planet.

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