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“Uno abajo”, el cálculo que siembra dudas en el gobierno por el proyecto del aborto

Alberto Fernández

Pablo Ibáñez

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Es el último cálculo, el de la tarde del miércoles y sembró preocupación en el gobierno: el punteo de votos en el Senado del sector verde que manda en el oficialismo anticipa que si la elección fuese hoy tendrían un voto menos que los celestes.

“Uno abajo”, advirtió una fuente oficial involucrada al detalle, y en el día a día, del poroteo y de las charlas para juntar las manos imprescindibles para que sea ley el proyecto de despenalización del aborto que el 17 de noviembre envió Alberto Fernández “Pero vamos a ganar, tenemos que ganar”, agregó en esa zona blanda entre la voluntad y el deseo.

Sobre un mapa líquido gravitan muchos factores. Uno, crucial, refiere a si hay o no fisuras en la cima del Frente de Todos (FdT) sobre la aprobación del proyecto.

Todo está cruzado por climas y expectativas. Luego del triunfo holgado en Diputados se instaló, como presunción, que eso allanaría la votación en el Senado. Pero, en verdad, en la Cámara alta que preside Cristina Kirchner los números nunca dejaron de estar justos y sometidos a los vaivenes -o los antojos- de un grupo mínimo de senadores y senadores.

El bloque de los inciertos varía entre 2 y 5, pero en las cuentas los verdes aparecen uno voto abajo o, en el mejor de los casos, empatados, según el detalle que hicieron desde la trinchera pro legalización a elDiarioAR.

En el senado a su vez circula una hipótesis: que algunos senadores de Juntos por el Cambio, votantes por la afirmativa en 2018, se opongan para no permitir que el gobierno capitalice la sanción. Por ahora, no parece posible o masiva. El macrista Humberto Schiavoni, por ejemplo, está firme en sostener su aval al proyecto

Sobre ese mapa líquido gravitan muchos factores. Uno, crucial, refiere a si hay o no fisuras en la cima del Frente de Todos (FdT) respecto a la aprobación. Se nutre del supuesto malestar de Cristina Kirchner respecto al momento en que el presidente decidió enviar el proyecto. Esa disputa, indican en ambos campamentos, están subsanadas y los Fernández se mueven en tándem.

Vilma Ibarra, secretaria de Legal y Técnica y espada verde del albertismo, y Anabel Fernández Sagasti, senadora preferida y ejecutora de Cristina, tejieron una joven confianza y se mueven en sintonía con el objetivo de garantizar la aprobación del proyecto para legalizar el aborto. El viernes pasado, Sagasti y el senador fueguino Matías Rodríguez hicieron una ronda por Casa Rosada: se reunieron con Ibarra y luego con el jefe de Gabinete Santiago Cafiero que ese mismo día recibió a Oscar Parrilli.

Cristina fijó pautas: confirmó el plenario para emitir dictamen este jueves, día en que el Papa Francisco cumple 84 años, y ratificó que la sesión se hará el 29 de diciembre. Días atrás, el mensaje era: “se vota si o si”, dando a entender que el resultado no era problema o no era determinante en la voluntad de cerrar el expediente aborto antes de que termine el año. Todo avanza para que este jueves esté el dictamen necesario para que el proyecto pueda llegar al recinto antes de que termine el año.

El involucramiento de Cristina supone, de acuerdo a la lectura que hacen en el PJ verde, que activará mecanismos para garantizar la elección. El presidente, como contó elDiarioAR, está decidido a empujar para que salga el proyecto que además de un compromiso de campaña -uno de los pocos que podría cumplir- figura como un puntal de revitalización a partir de una victoria legislativa.

Viajes, pedidos personales y hasta una gestión para que José Alperovich renuncie y asuma en su lugar una mujer que ponen en la cuenta de los “verdes” figuran en el menú, un tanto febril, de posibles movimientos para juntar los votos a favor de la aprobación.

Como contracara, en Juntos por el Cambio (JxC) gana fuerza la idea de leer un posible fracaso del proyecto como un revés de Fernández. “El macrismo empezó a operar para convencer a algunos de que no le den una victoria al gobierno”, confió a elDIarioAR un senador peronista.

Hay otros jugadores en ese póker. En el oficialismo, ahora con las cuentas difíciles, aparecen quejas por la intensidad con que juega José Mayans, presidente de la bancada del FdT y abierto detractor de la despenalización del aborto. “Mayans está usando la jefatura del bloque en contra de un proyecto enviado por el presidente”, apuntó molesto un armador oficial.

La guerra fría está en el panperonismo. Una fuente oficial apuntó que JxC tiene, en porcentajes, más votos verdes que el FdT. Lo contrario ocurrió en DIputados el 77% de los legisladores votaron a favor mientras que en JxC el 70% lo hizo en contra.

Para desactivar la operación de macristas celestes respecto a que la aprobación sería una victoria política de Fernández, en Casa Rosada hablan de sacar de la agenda inmediata del presidente los temas referidos al aborto. Que baje el perfil público no implica que no active en privado. “¿El ”Oso“ Leavy, que hizo campaña con Alberto, ahora se declara un celeste?”, se enfoca, como ejemplo, un operador en referencia a Sergio Levay, el senador por Salta que ingresó a la cámara el año pasado.

Desde JxC proyectan un empate o, a lo sumo, un voto de diferencia: ¿A favor de quién? Depende del momento en el que se realice el poroteo. “Está muy parejo realmente”, confirmó un senador opositor. El presidente del interbloque, el senador formoseño Luis Naidenoff, trata de mantenerse prescindente del lobby cruzado. Si bien es verde, no se mete a fondo en la dinámica de las tribus que componen la coalición opositora. Eso también dificulta la existencia de un panorama preciso sobre un comportamiento que no será homogéneo.

Con la colaboración de Andrés Fidanza

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