Prisión perpetua para un hombre que violó a su hija y por los abusos se suicidó
“Tenía 8 años cuando mi papa empezó a abusar de mí. ¿Será que el guardapolvo no era lo suficientemente largo y lo provoqué? Me tocaba mientras me decía que solo eran cosquillas, me obligaba a tocarlo para que fuera ”cariñosa“, me hacía sexo oral, entre manoseos, abusos y las veces que yo me asfixiaba porque sentía que iba a morir”, posteó en Facebook, Sathya Aldana Insaurralde el 21 de diciembre de 2019, unos días antes de Navidad. Apenas un mes después, el 19 de enero de 2020, esta chica cordobesa de sólo 19 años se suicidó.
El abusador de la chica, Walter Insaurralde, fue condenado por la Cámara 3ª del Crimen a prisión perpetua, ya que los tres jueces María de los Angeles Palacio de Arat, Leandro Quijada y Gustavo Ispani, y ocho jurados populares hicieron caso a la prolija y detallada acusación del fiscal Marcelo Hidalgo y lo declararon culpable de los delitos de “homicidio con motivo de abuso sexual con acceso carnal calificado por el vínculo y la convivencia preexistente en concurso ideal, con promoción a la corrupción de menores agravada por el vínculo y por el medio intimidatorio”.
Es la primera vez que en Argentina es condenada una persona porque sus acciones delictivas –en este caso los reiterados abusos sexuales- están directamente relacionados con el suicidio de la víctima.
El fiscal Hidalgo destacó a elDiarioAR que “fue conmovedor que Sathya revelara estos abusos a los que era sometida en el marco de una clase de ESI, en el IPEM al que asistía. Ahí nomás vino el proceso de contención y acompañamiento”. La víctima cursaba en el colegio público IPEM 205 “Ricardo Palladino” cercano a su casa en Villa Urquiza cuando a los 16 años de edad, en medio de una clase de Educación Sexual Integral, se puso a llorar y contó el infierno que había sufrido a manos de su padre hasta dos años antes.
Insaurralde es pastor evangélico en la iglesia Ministerio Ecuménico Cristo Es Amor (MEDEA) de fuerte presencia en barrio Villa El Libertador –en la zona sur de esta Capital- y tras ser denunciado por su hija, y luego de su trágica muerte en enero del año pasado, interpuso un recurso ante la Justicia para que su ex esposa Nancy Monjes, no difundiera su nombre.
Hoy, antes de ser sentenciado a prisión perpetua, Insaurralde se dirigió al tribunal de la Cámara 3ª del Crimen: “Buenos días a todos. Que Dios los bendiga. Soy creyente. Creo en Dios y en la justicia celestial. Ustedes fueron puestos por Dios y creo que harán lo correcto. Cristo es Dios”, dijo el acusado con vos firme y pausada. Luego, volvió a colocarse el barbijo oscuro con la leyenda “Cristo es Dios”.
La abuela materna de Sathya, Nélida Salas fue la encargada de decir las últimas palabras por parte de la querella: “Estoy acá por mi hija, que pedía Justicia por mi nieta. Sathya sufrió mucho y hace años que estamos luchando con esto. A mi nieta no me la van a devolver. Pido justicia, pido perpetua, quiero que él pague, señores jueces”. La mamá de Sathya, Nancy Monjes murió ni bien comenzó el juicio, el pasado 10 de junio. Padecía un cáncer que se desató tras el suicidio de su hija, en junio del año pasado y su salud se deterioró en los últimos meses.
La presidenta de la Cámara 3ª del Crimen, la jueza María de los Angeles Palacio de Arat cerró el juicio diciendo: “Esperamos que esta resolución pueda hacer visible una situación que quizás muchas mujeres han sufrido y sufren y que son las consecuencias brutales que tiene el abuso sexual sobre su vida. Al señor Insaurralde: nosotros también somos personas creyentes y creemos que Usted también necesita ayuda y le recomendamos un tratamiento psicológico para Usted y aquellos hombres que están en esa situación. Nosotros no hacemos más que juzgar en base a las pruebas”. El abusador de Sathya nunca reconoció los ataques a los que sometió a su hija durante seis años, ni mostró arrepentimiento.
Mientras que el juez Quijada destacó que se incluyó la calificación de homicidio en la sentencia porque “en el Código Penal cuando se produce la muerte de una persona por el motivo que sea, el accionar del sujeto activo del delito interpone un homicidio que puede ser culposo, o preterintencional o también homicidio en ocasión de robo. En este caso los tres miembros del tribunal consideramos que se había dado la muerte seguida de homicidio”.
Causa cajoneada
Los abusos de Sathya comenzaron cerca de 2008, cuando su mamá Nancy Monjes sufrió una enfermedad que la postró. Hacía dos años que se había separado de Insaurralde. La mujer y su madre le pidieron al padre de Sathya y de un hermanito menor –tenía cuatro años- que los llevara los fines de semana. Allí comenzaron los abusos contra la niña.
A principios del ciclo lectivo de 2017, en medio de una clase de ESI, Sathya contó lo que le pasaba y en mayo de ese mismo año se animó y denunció a su padre ante la fiscal de Instrucción de Delitos contra la Integridad Sexual, Ingrid Vago, los abusos a los que era sometida.
La causa, sin imputado y sin que la víctima fuera sometida a pericias psicológicas fue cajoneada, denunció su mamá Nancy Monjes. En las sucesivas marchas que se realizaron en el barrio Villa Urquiza y por el centro de Córdoba, los familiares y amigos de la chica denunciaron que la causa seguía paralizada y que Insaurralde estaba libre.
Recién cuando Sathya se suicidó, dos años y ocho meses después, desde la Justicia aceleraron la investigación, y a fines de abril pasado -15 meses después del suicidio-, la Justicia ordenó detener a Insaurralde, justo antes de que se iniciara el juicio en su contra.
La abogada querellante Daniela Morales Leanza contó a elDiarioAR que “después del suicidio de Sathya la fiscal Ingrid Vago elevó la causa a juicio como ”abuso sexual doblemente agravado por corrupción de menores; pese a la abundante prueba que le aportamos“. Cuando la chica contó en el colegio los abusos, sufrió una serie de ataques que la hacían recordar diariamente el calvario sufrido durante seis años, un síndrome conocido como ”flashback post traumático“, que le causó una severa depresión. La madre de la chica y la abogada querellante aportaron testimonios de docentes, compañeras y amigas de la chica, además su historia clínica que asociaba directamente su depresión grave a los abusos a los que fue sometida durante su niñez y adolescencia.
La mamá de Sathya la internó varias veces en una clínica privada para ser atendida por sus trastornos psiquiátricos y psicológicos; pero finalmente en enero de 2020 se suicidó. La psiquiatra que atendió a la víctima durante sus internaciones, Stella Maris Maldonado declaró en el juicio: “Los abusos sexuales perpetrados en la infancia son como un tiro en la psiquis que deja esquirlas de las cuales, las consecuencias de esas esquirlas sólo Dios sabe hasta dónde llegan”.
Cambio de carátula
Ni bien la causa fue elevada a juicio, el fiscal de Cámara, Marcelo Hidalgo hizo caso a las pruebas aportadas por la querella y cambió la calificación legal de la acusación contra Insaurralde, ligándolo directamente con el suicidio de su hija.
“Estamos muy conformes, se hizo justicia por Sathya, porque se condena por la muerte autoinfringida de la víctima, a quién a lo largo de seis años la sometió a todo tipo de abusos sexuales; provocándoles daños psicológicos y psiquiátricos que la llevaron a una depresión y a su posterior suicidio. Este caso sentará precedente”, le dijo la abogada querellante a elDiarioAR.
Para la defensora de Insaurralde, Adriana Aubrit “no se trató de un homicidio porque ella (por Sathya) se autoprovocó la muerte. Creo que se ha tenido una mirada muy sesgada en todo el juicio con la mirada de género”. La abogada ya anunció que apelará la sentencia.
La referente feminista y del colectivo Ni Una Menos Córdoba, Maru Acosta opinó que “la sentencia por la tragedia de Sathya es un gran precedente en nuestra provincia, con gran tradición en beneficiar a acusados de abuso. Es una pequeña reparación para la familia de Sathya y un homenaje a la lucha de su mamá, que a pesar de su enfermedad tan avanzada, hizo todo lo posible para conseguir justicia para su hija. Estremece que haya fallecido sin haber podido escuchar la sentencia por los tiempos de la Justicia”.
Acosta destacó que “desde los colectivos feministas decimos que Justicia es que esto no vuelva a ocurrir. Que cuando otra niña como Shatya se anime a denunciar un hecho tan aberrante, tenga contención estatal efectiva y una rápida reacción para investigar y actuar. Esta muerte era evitable. Por eso es imprescindible que separen de su cargo a la fiscal Ingrid Vago que demostró no estar a la altura de las circunstancias al haber cajoneado la denuncia”.
GM
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