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A diez años de la muerte de spinetta
A 10 años de su muerte, 15 razones para recordar por qué amamos a Spinetta

Spinetta murió en febrero de 2012, a los 62 años.

Julieta Roffo

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La ventaja de vivir en esta época es tener una cantidad enorme de archivo a nada más que un click de distancia. Con todo ese material disponible, elDiarioAR eligió algunas -unas poquitas de un camino artístico que duró más de cuatro décadas- para recordar a Luis Alberto Spinetta. Porque se cumplen diez años de su muerte y las efemérides “redondas” siempre son una excusa para el periodismo, pero también porque puede ser un gran plan tomarse un ratito para volver a algunas canciones, conocer versiones raras o enterarse de una vieja colaboración e incorporarla a la playlist del alma.

1- “Muchacha (ojos de papel)”. Saquémonos este momento incómodo de encima de la mejor manera posible: sí o sí tenía que estar esta canción. Spinetta no era demasiado amigo de que le pidieran, incansablemente, que tocara su enorme hit, nacido en el primer disco de Almendra e inolvidable para siempre. Evitaba todo lo que podía, en sus vivos, volver sobre esa canción. Por eso fue una sorpresa enorme -y una emoción enorme- que la metiera en el repertorio que presentó en Badía & Compañía, en 1984. Es un momento hermoso, y lo más hermoso es la cara de Juan Alberto cuando se da cuenta de lo que está pasando.

2- Tema de Pototo (para saber cómo es la soledad). Antes de que explotara Muchacha, Almendra había publicado sus dos primeros singles. Tema de Pototo fue el primero, publicado en 1968: Spinetta lo escribió después de que le hicieran saber que un amigo suyo había muerto durante su viaje de egresados. Aunque después se enteró de que la información era errónea, la canción ya estaba hecha y se convertiría en una pista imborrable del debut musical de Luis Alberto. El diario Página/12 ilustró la tapa en la que daba cuenta de la muerte del músico con esa frase: “Para saber cómo es la soledad”. Y con el dibujo que Spinetta hizo para la tapa de su primer disco. Esta versión es de 1979, en un recital que terminó suspendido por lluvia en el Lawn Tennis Club.

3- Casas marcadas. Spinetta había escrito esta canción en la época de Invisible, pensando en tocarla con una guitarra de doce cuerdas, que no tenía en ese momento. Incluso la ensayó con sus compañeros de aquella banda, pero recién la incluyó en su discografía en Kamikaze, su disco solista de 1982, uno de los puntos más altos de su obra. Antes de eso la presentó en un show en Mar del Plata y dijo: “La letra no dice nada, dice siempre lo mismo, y por una vez... pa' que sea comercial”.

4- Mi Chevy y mis franciscanas. Esta no es de Luis, sino de la banda que su hijo Dante formó con Emmanuel Horvilleur: Illya Kuryaki and the Valderramas. Spinetta acompañó a los Kuryaki en su formación y en su desarrollo, y en la interpretación de esta canción varias veces en vivo. ¿Cómo? Luciéndose como guitarrista, algo que le heredó a Dante. En 1998, cuando los Kuryaki se presentaron en México en el festival Vive Latino, su hijo lo subió al escenario así: “Quiero que le den un gran aplauso a mi jefe, mi jefecito, Luis Alberto Spinetta”.

5- Durazno sangrando. La última vez que Spinetta pisó un escenario fue en Santiago de Chile, en junio de 2011. En esa época, algo había empezado a llamar la atención de algunos seguidores y periodistas especializados: Luis Alberto hacía sus shows casi enteramente sentado, aunque su diagnóstico de cáncer de pulmón todavía no se había hecho público. Uno de los momentos más conmovedores de ese show fue cuando interpretó Durazno sangrando, un clásico de su banda Invisible.

6- Que ves el cielo. En 1980, en el mítico estadio de Obras, Seru Giran y Spinetta Jade se subieron al escenario juntos. Con su guitarra y su voz, Spinetta empezó solo la canción, que Invisible había incluido en su disco El jardín de los presentes, de 1976. Para la segunda estrofa, después de que todo el público lo ovacionara, se sumó Charly, en el piano y la voz.

7- Post-crucifixión. ¿Uno de los riffs más emblemáticos del rock argentino? Uno de los riffs más emblemáticos del rock argentino. En la edición 1972 del BA Rock Pescado Rabioso llevó a escena una de sus canciones más populares. Pero antes de eso, en el video que dejó registrada esa versión, una rareza: los cuatro integrantes de la banda -el Flaco, David Lebón, Black Amaya y Carlos Cutaia- parecen compartir un rato de relajo en un jardín. Con ropa setentosa y con un aire a Led Zeppelin imposible de pasar por alto.

8- Luis Alberto lee poemas de Delfina Goldaracena. Delfina fue una de las nueve adolescentes que murió en la llamada “Tragedia del colegio Ecos”. Era alumna de esa institución y volvía de hacer trabajos solidarios en Chaco cuando el micro en el que viajaba chocó con un camión. Había publicado algunos de sus poemas desde muy chica, en antologías que habían elegido su trabajo. Spinetta fue muy activo en la búsqueda de Justicia por esas víctimas y en la difusión de la organización civil Conduciendo a Conciencia, que buscaba mejoras en la seguridad vial.

9- Barro tal vez. En 2005, Luis Alberto fue uno de los artistas que se presentó en el ciclo “Música en el Salón Blanco”, en la Casa Rosada. En ese momento, el actual presidente Alberto Fernández era el jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y explicó a los presentes algo que le había contado Rodolfo García, amigo de Spinetta y baterista de Almendra. “La escribió a los 15 años. Y lo amonestaron porque se puso a repartir la letra y distrajo a los compañeros”, dijo Fernández sobre la zamba compuesta por el Flaco.

10- Bajan. En marzo de 2007, con su disco Ahí vamos en plena explosión, Gustavo Cerati subió a su escenario al músico argentino que más admiraba: Luis Alberto Spinetta. En un recital en la avenida Alcorta en la que el gobierno porteño estimó que había unas 200 mil personas, tocaron juntos Bajan, una canción que Spinetta había grabado en Artaud y que Cerati había homenajeado en Amor amarillo, su primer disco solista. Volvieron a tocarla juntos en 2009, la noche de las Bandas Eternas.

11- Laura va. Cuando preparaba Estrelicia, su MTV Unplugged, Spinetta se encontró con una especie de “redada”: la orquesta que grabó con él ya tenía preparado un arreglo de cuerdas para Muchacha. Como (casi) siempre, estaba decidido a no tocarla, pero sí estuvo de acuerdo en sumar otra canción de Almendra que tampoco interpretaba tan habitualmente. Laura va, el último tema del disco debut de Almendra y una canción que, según su creador, estaba inspirada en She's leaving home de The Beatles, sonó con orquesta de fondo.

12- Ludmila. Antes de irnos del MTV Unplugged, una canción más: Ludmila, parte de Madre de años luz, el disco que Spinetta Jade editó en 1984. Si llegaste hasta acá, me permito confesar un motivo de los más personales: la tarde que se murió el Flaco fue la primera canción que pusieron en la radio que puse para sentir compañía. Me hace acordar a esa tristeza mía y de los que estaban en la radio, pero también a que, por la fuerza de la canción, esa batería y esa voz que la sostienen todo el tiempo, podíamos apoyarnos en la obra de Spinetta para estar mejor.

13- Todos estos años de gente. En 1986, Fito Páez y Spinetta grabaron un disco juntos: La La La. En 1992, en una presentación televisiva del Flaco en Hacelo por mí, invitó a Fito a sumarse a su show. Tocaron Todos estos años de gente, una de las que el Flaco había escrito para ese disco. Una de esas crónicas urbanas que cada tanto aparecían en la discografía de Spinetta.

14- Quedándote o yéndote. Otra vez en Obras. En un show de 1978, Spinetta mostró una canción que en ese momento se llamaba De tu alma y que se llamaría finalmente Quedándote o yéndote y sería parte de Kamikaze. Sirve de muestra del proceso creativo del Flaco: una versión que no sólo cambiaría de nombre sino algunos fragmentos de la letra. Una canción en plena confección, a la vista de todos.

15- No te alejes tanto de mí. En diciembre de 2009 Spinetta tocó más de cinco horas en vivo. Fue en su show junto a las Bandas Eternas. Nunca nadie había hecho algo así y nunca nadie volvió a hacer algo así. Festejaba sus cuarenta años como músico y lo hizo con las formaciones de las bandas que había integrado y liderado. Subió a sus ex compañeros, a algunos de los artistas más importantes del rock argentino, a sus hijos, y algunas de sus mejores canciones. Sólo algunas, porque aunque tocó más de cinco horas, tenía detrás una discografía enorme y talentosa. La última de esa noche fue No te alejes tanto de mí. La noche que el público se rindió como nunca a sus pies, arengó a ese público a que cantara con él. Cada vez más fuerte. Que no se le alejaran. Como si se estuviera despidiendo.

JR

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