Descaro que hipnotiza

Maria Felicitas Jaime es una escritora argentina rodeada de misterio. Una sola foto suya circula por redes sociales, casual, cotidiana, sacada por otra persona que la retrata a medio cuerpo. Jaime está sentada en la vereda de un bar fumando un cigarrillo frente a una taza de café y un vaso de agua, en esas típicas sillas de madera que se cierran como un fuelle y que en su respaldo, una magra e incómoda franja de tela, se lee la marca de una cerveza. No es una fotografía profesional, sin embargo, se integra bien a su narrativa donde la calle, las avenidas, los bares, los antros, las esquinas, los subsuelos, las terrazas, la trama pública de la vida privada son tan protagonistas como sus atrevidos, queribles y astutos personajes.También periodista y militante pionera, Maria Felicitas Jaime era prácticamente desconocida en Argentina antes de que la editorial queer De Parado hiciera justicia y reeditara su primera novela Cris & Cris en 2023, sobre las andanzas de un grupo de lesbianas de Buenos Aires de principios de los noventa que se mueven frenéticas por las grietas de la ciudad, trabajan, beben, se enamoran, van de bar en bar. Que viven sus pasiones y cultivan su neurosis en la porosidad de ese enorme laboratorio económico, político y social que fueron los noventas en Argentina: un período de estrenada democracia, sin ley de matrimonio igualitario, sin ley de identidad de género y donde la última razzia policial a un bar de entendidas ocurrió en el año 1995, y besarse o andar de la mano en la calle no era un gran plan, algo que pudiera realizarse sin recibir cada tanto insinuaciones, persecuciones o acosos. Algo de ese gran laboratorio económico parece repetirse en la actualidad y Cris & Cris, que pescó lectores y lectoras que no habían nacido cuando fue publicada por primera vez en España en el año 1992 –país al que Jaime se mudó con su compañera Bea, un poco por ansias de aventura y otro poco por falta de dinero– va por su tercera reedición, algo inédito y potente para una novela lésbica de esta autora fallecida en 2017 en Mendoza.
Después de Cris & Cris, De Parado publicó en 2024 la segunda novela de Jaime, Pasiones, que se mueve en un universo bastante parecido al de la primera. Esta segunda novela fue también publicada en España y también tuvo que esperar treinta años para ser leída en Argentina. Si la primera novela es la presentación del mundo Maria Felicitas Jaime, Pasiones es su ratificación. A partir de la protagonista, Bea, cuya unica vocación es ser lesbiana, Jaime pinta un fresco del amor entre mujeres con diálogos veloces como los autos que conducen los personajes, con una trama fresca y jugosa como una fruta de estación, con el ritmo ansioso y fatal de Buenos Aires que promedia la mitad de la década menemista, una Buenos Aires prácticamente analógica, con algunas computadoras de escritorio asomando muy de a poco en los hogares; sin celulares, sin Whatsapp, sin redes sociales y sin aplicaciones de citas para iniciar con distancia y comodidad algún tipo de cortejo. Es un mundo donde para encontrarse, para conocerse hay que salir, y poner la cara del modo más descarado posible para llegar a esos boliches incrustados como encías en subsuelos húmedos de San Telmo y del microcentro, ocultos a las miradas poco atentas, disimulados entre los locales de una galería, o en un pasaje de la ciudad o detrás de puertas que no indican nada. En ese universo secreto, de semiclandestinidad, salvo por la casona de Flores en la que vive una pareja que recibe cada tanto a estas lesbianas chistosas y pícaras, la ciudad vuelve a ser protagonista. Esa Buenos Aires de Jaime está localizada, no es cualquier lugar. Es el centro, el bajo, el largo y ancho corredor de Avenida Corrientes, espacios geográficos que durante los ochenta y los noventa alojaban lo contracultural de índole sexual, intelectual y artístico, todo mezclado. Personajes que se comían el mundo, que iban a fondo, que no dejaban vida para después. La obra de Jaime hasta ahora publicada dibuja una estela tenue de este apuro por vivir, por no dejar nada para un mañana. Eso también fueron los noventa en Argentina: disidencias sexuales y artísticas viviendo muy rápido, haciendo fondo blanco, yendo a todo o nada; también, muriendo como moscas, de un día para el otro.
En Mujeres que aman a mujeres, novedad que De Parado –que armó, desde la primera novela, la colección María Felicitas Jaime– llevó a la última Feria del Libro, la autora incursiona en el relato breve. Once cuentos que suman nuevas capas narrativas: a Buenos Aires se añade Madrid como escenario de idas y vueltas entre amantes, novias, ligues circunstanciales y amigas. El sexo, siempre central en sus novelas, es el carozo de estos cuentos, y el romance y la lujuria son el corazón que guía de principio a fin cada una de las páginas. Al mismo tiempo, el sexo es una coartada para contar las formas vinculares de estas lesbianas que son ejecutivas de grandes bancos, periodistas freelance, empleadas domésticas y demás. Cuando veo que el fenómeno cayó como un meteorito en el paisaje editorial argentino, que irrumpió con fuerza y determinación y que es leída de forma sostenida por un espectro amplísimo de personas, pero sobre todo por chicas muy jóvenes, presumo que esto ocurre porque Jaime, además de fluir en la escritura, de ser más del tipo de autora que integra la reflexión a la acción y no se queda con la reflexión sola, maneja con fluidez y naturalidad aspectos de las relaciones que han comenzado a debatirse hace no tanto. Parejas abiertas, sexo furtivo, pactos diversos para vincularse con las otras, sean parejas, amantes, amigas, son dinámicas que Jaime narra con solvencia, espontaneidad y, fundamentalmente, genera la sensación de que lo hace desde un cotidiano. Sentir frescura –quienes la leen utilizan este sustantivo de forma insistente y masiva– al leer a Maria Felicitas Jaime resulta de que frecuentar su obra es encontrar letra viva y discursos sexuales y amorosos que segregan energía.
En estos cuentos que conforman Mujeres que aman a mujeres (publicado en 2003 en España como Cenicienta en Chueca) las amantes juegan a desconocerse para explorar la fantasía; otras no tienen nada en común y desean para sus vidas cosas totalmente opuestas, salvo el sexo que practican y por el que sacrifican, al no poner punto final, paz y salud mental: cada vez que se encuentran para tener una última conversación vuelven a empezar; otro cuento es enteramente hecho de cartas entre dos amantes, una que pone punto final a la relación y la otra que acepta el punto pero discute los motivos. Una ejecutiva de cuentas de un banco poderoso que no puede darse el lujo de vivir su vida sin concesiones ya que la destruirían del trabajo que ama, pero que se transforma cuando viaja a Buenos Aires y es veinticuatro por siete quien que no puede ser en Madrid.
Es un acontecimiento importante que Maria Felicitas Jaime sea cada vez menos desconocida, en primer lugar, por su propia escritura que va para adelante, que es expansiva y que tiene un descaro que hipnotiza. En segundo lugar, porque las buenas ficciones lesbianas argentinas no son tantas. Siempre se mencionan más o menos las mismas, En breve cárcel de Sylvia Molloy, Monte de Venus de Reina Roffé y, un poco más acá en el tiempo, Dame pelota, de Dalia Rosetti. En tercer lugar, porque tanto en Cris & Cris y Pasiones como en Mujeres que aman a mujeres, Jaime modela una escritura ágil, sin barroquismos ni pomposidad y aligera el discurso lésbico que se aloja, vaya si con motivo, en un espacio que a veces puede ponerse un poco grave, denso y solemne. Jaime no destituye el relato de crecer sin encajar pero le da aire con diálogos, sucesos y personajes llenos de acción y de mucho humor. Lesbianas que se ríen, se ocupan de sus asuntos, ponen límites con el afuera y eluden la hostilidad con chistes, ironías, parodia y carcajadas.
Los libros de Maria Felicitas Jaime son tratados sobre el deseo y sobre la pasión, su obra constituye un archivo de memorias sexuales y afectivas previas a las leyes que ampliaron derechos. La semiclandestinidad usada con astucia; el hecho de vivir un poco a la sombra de cualquier evento principal y aprovecharlo; y elaborar una guía colectiva de formas, de gestos, de miradas y de geografías propicias para buscar a las otras, guías precarias, guías transmitidas de boca en boca, vuelve a estos personajes entrañables, queribles, amorosos y enciende el deseo de que hayan tenido vidas estupendas, después del libro, donde sea que existieran.
SG/DTC
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