Teatro

“Un hombre peligroso”: la obra sobre Severino Di Giovanni que dinamita la distancia con el público

6 de septiembre de 2025 16:31 h

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No existe la distancia. No existe entre ficción y realidad, entre quienes actúan y quienes miran, escuchan y huelen pólvora. Tampoco entre los propios espectadores hay distancia y pueden suceder miradas, diálogos, roces. Micro-escenas que suceden y mueren en una intimidad irrepetible, mientras en simultáneo avanza la obra en su dimensión colectiva. La máxima expresión de la cercanía. Todo comienza antes de llegar a la sala. El choque entre una cotidianidad dominada por mediaciones y pantallas, y una historia que fluye y se impone a los sentidos con una fuerza irrefrenable, es total. Es dinamita

“Un hombre peligroso” está basada en el libro “Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia”, de Osvaldo Bayer. Catorce actores en escena. En total, una veintena de personas montan una maquinaria ficcional que durante poco más de dos horas funciona con precisión suiza. Tras un año y medio de ensayos en plena pandemia, la obra ya lleva cuatro años en cartel, con funciones agotadas y dos nominaciones para los Premios Ace para “Mejor Obra de Teatro Alternativo” y “Mejor Dirección de Teatro Alternativo”.   

“Tenemos que reservarnos algún cupo de entradas porque sino nuestros familiares o amigos tienen que esperar meses para poder vernos”, dice a elDiarioAR Ariel Nuñez Di Croce, director de la obra, coordinador del espacio Sigue la Polilla (Centro de Resistencia Cultural) y el actor que interpreta al anarquista italiano Severino Di Giovanni.

Hoy hay mitín

El que avisa no traiciona, así se presentan al público: “‘Un hombre peligroso’ es una experiencia teatral inmersiva que arranca desde sus casas. A través de un acertijo, lograrán descifrar la dirección exacta donde alguien los pasará a buscar para adentrarse en un mitin secreto anarquista y en todo el movimiento revolucionario de comienzos de siglo XX en Argentina. Habrá asambleas, tiros, explosiones y grandes despliegues cinematográficos que los invitarán a vivir el teatro de una manera diferente”.

El proceso de organización que sucede durante la obra, que implica un movimiento físico constante que recorre 35 escenas, puede decodificarse como un mensaje ácrata en sí mismo. La obra requiere de comunicación y coordinación entre actores y espectadores. Disciplina, orden, colaboración, compromiso. Durante dos horas es prácticamente imposible que se imponga la pasividad y la indiferencia.

El filtro son los primeros veinte minutos, si te bancaste los primeros veinte minutos ya estás adentro”, dice el actor Juan Martin Perez Cortes (Roberto Arlt). “Una vez un espectador me empezó a insultar y me sacó la gorra. Lo que pasó después entre nosotros fue un 70% actuación y un 30% realidad…”.

“En la calle nos ha pasado que intervienen personas que no vienen a ver la obra, algunos se ponen del lado de la policía (‘Dale, dale que los agarrás’), otros del lado de los anarquistas, hasta nos han cruzado motos”, agrega el actor Ezequiel Montana (Paulino Scarfó).

Es así que la frontera entre ficción y realidad se tensa al extremo y se pone en juego el propio cuerpo. Poner el cuerpo: acaso otro meta-mensaje ácrata “escondido” en la obra. Por momentos revelado: “La mejor propaganda es el ejemplo”, vocifera Severino e inspira a los demás.

“Un hombre peligroso” se sumerge en un clima de época. 1931. Está en pie la campaña internacional por la liberación de los italianos Sacco y Vanzetti, detenidos en Estados Unidos. En Argentina sigue preso Simón Radowitzky, tras haber ajusticiado al coronel Ramón Falcón, responsable de la brutal represión durante la Semana Roja, en 1909. Sigue fresca en la memoria, inmortalizada en 1923, la vindicación del anarquista alemán Kurt Wilckens contra el teniente coronel Héctor Varela, responsable de miles de fusilamientos de peones rurales en Santa Cruz, durante las históricas huelgas de la Patagonia Rebelde.

El amor entre Di Giovanni y América Scarfó (hermana menor de Paulino y Alejandro, compañeros de ideas de Severino) aparece retratado en escenas que a pesar de su intensidad funcionan como un refugio, pausas de intimidad fuera del tiempo, frente al ritmo imparable de la obra.

Un presente interpelado

“Un hombre peligroso” tiene más actualidad política que a cuatro años de su lanzamiento. Palabras robadas como libertario, libertad, anarco, vuelven a ponerse en juego. Lucha, revolución, recuperan filo, vitalidad. “Siempre es el momento, siempre hay una oportunidad”, retruca Severino al discutir con los sectores más “blandos” del movimiento, nucleados en el diario La Protesta, la FORA y figuras como la de Emilio López Arango, entre otros. La violencia política como respuesta frente a la violencia que se ejerce desde el propio Estado, acaso un tema tabú tras la restauración democrática en 1983, entra en escena de forma polémica y, sin hacerlo de manera explícita, interpela y deja planteados interrogantes: ¿Dónde está el verdadero peligro para el sistema capitalista? ¿Cuándo “aprieta el zapato”?

Severino Di Giovanni fue capturado el 30 de enero de 1931. “Un émulo de Al Capone” titula La Nación, mientras en las mismas páginas anuncia: “Colaboración del honorable Mussolini, comienza hoy en 'La Nación': en otra sección de este diario hallará el lector un artículo del honorable Mussolini. En adelante colaborará el jefe del gobierno italiano mensualmente en estas columnas”, recupera Osvaldo Bayer en su libro sobre Di Giovanni. Un tribunal militar condena a muerte a Di Giovanni, le aplican la Ley Marcial. Firma la orden el mismísimo general José Félix Uriburu, que un año antes ha protagonizado el primer golpe de estado de la historia argentina. El fusilamiento se lleva adelante en la Penitenciaría Nacional, donde actualmente está el Parque Las Heras. Roberto Arlt asiste al fusilamiento y escribe la crónica de los hechos. Es una de las Aguafuertes porteñas que publica en el diario El Mundo y se titula "He visto Morir". “El condenado camina como un pato”; “Di Giovanni se humedece los labios con la lengua”; “Las balas han escrito la última palabra en el cuerpo del reo”. Las palabras de Arlt pesan toneladas, sabe perfectamente que está escribiendo una página singular de la historia de los oprimidos en Argentina y en el mundo

En una especie de bucle ficcional, el actor que le da vida a Roberto Arlt en la obra, nos dice: “Creemos que para Arlt el fusilamiento de Severino fue un antes y un después en su carrera como periodista, quedó afectado. Nunca explicitó simpatía partidaria o ideológica, pero es notorio que después de lo de Severino trabajó mucho menos para medios tradicionales y se volcó principalmente al teatro, escribió mucho teatro”.