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Genocidio y Resistencia: La destrucción de los armenios por el Imperio Otomano y la búsqueda de justicia

Genocidio Armenio.

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El genocidio contra los armenios fue un asesinato sistemático, planificado y ejecutado por el Imperio Otomano. Entre 1915 y 1923 –donde actualmente se encuentra la república de Turquía– se estima que fueron exterminadas más de un millón de personas. Ese crimen ha quedado impune. Lamentablemente este genocidio permanece –aún hoy– oculto y desconocido para muchas personas. ¿Por qué el conocimiento sobre el intento de destrucción de este pueblo –que transcurrió en uno de los siglos más violentos de la historia– es relevante para el siglo XXI? Primero, porque el concepto de genocidio fue creado por el jurista judío Raphael Lemkin, conmovido por las atrocidades sufridas por los armenios en el Imperio Otomano. La definición del año 1948 de la Convención para la Sanción y Prevención del Delito de Genocidio, en su artículo segundo, explica que:

… se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal: a) Matanza de miembros del grupo; b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; d) Medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo; e) Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo.

En el caso armenio se dan –como expondré en los capítulos que explican históricamente el proceso genocida– cada uno de los puntos señalados en la definición jurídica. Segundo, al tratarse del primer genocidio de la modernidad muchas de sus características están presentes en exterminios posteriores: la Shoá, en la Europa de la Segunda Guerra Mundial, en Camboya en los años setenta, perpetrado por los Khmers Rouges o en Ruanda a mediados de los noventa con la aniquilación de la población. En tercer lugar, durante el año 1915 fue la primera vez que se utilizó la figura legal de “Crímenes contra la Humanidad.”

Además de las historias de los sobrevivientes explicaré las acciones de Raphael Lemkin y Henry Morgenthau. Como se mencionó más arriba, Lemkin fue el creador del concepto de genocidio a partir de las atrocidades cometidas contra los armenios. En la Segunda Guerra Mundial, sufrió la pérdida de sus familiares durante el Holocausto y debió asilarse en Norteamérica. Antes de Lemkin, Henry Morgenthau, embajador de Estados Unidos en el Imperio Otomano, alertó a su país sobre las acciones contra la minoría cristiana a partir de 1915. Sus co:nstantes protestas y reclamos para detener esta política genocida no disuadieron a las autoridades y líderes turcos. Los informes del embajador muestran como la minoría armenia comenzaba a desaparecer de Turquía.

La mayor parte de los libros sobre el Genocidio armenio reconstruyen el proceso de exterminio sistemático poniendo el énfasis en el papel del Estado, en su ideología, acción y posterior puesta en práctica de mecanismos de exterminio y negación. El papel de la estructura gubernamental en una narrativa sobre el aniquilamiento planificado es crucial, pero, a su vez, no debe desestimarse la dialéctica entre el poder de destrucción estatal y las formas de resistencia, creatividad y supervivencia de las mujeres y hombres perseguidos. El enfoque del estudio del genocidio desde la mirada de sus víctimas significa naturalmente un testimonio de sufrimiento y destrucción pero también de resistencia y heroísmo. El mosaico del pasado; los fragmentos de estas narraciones permiten ver parte de una historia que intentó ser eliminada, pero donde a pesar de la voluntad de destrucción, prevalecieron las distintas formas de la memoria colectiva. En este punto cabe preguntarse: ¿Cómo analizar el proceso genocida sin someter a las víctimas a una “cosificación” o su reducción a una cifra? ¿Por qué la dimensión de las prácticas y acciones de los perseguidos fue minimizada en muchas de las explicaciones? ¿Cómo comprender las complejas redes de resistencia y las rearticulaciones que se formaron contra las formas más crueles y violentas de autoritarismo estatal? Los interrogantes planteados quieren contribuir a repensar no sólo este caso histórico, sino también otros fenómenos de violencia estatal extrema y genocida contra poblaciones civiles en tiempos modernos. 

Analizaré gran parte de la producción académica sobre el intento de exterminio de los armenios y exploraré los aportes más recientes de distintos trabajos académicos. Además, indagaré en la historiografía sobre esta problemática más allá de los límites que intentó crear el discurso de la negación. En ese sentido, gran parte de la producción se centró en refutar las mentiras negacionistas dando una noción que existían dos narrativas particulares. Una, que rescataba a las víctimas y los sobrevivientes del olvido y –por otra parte– un alegato, que se podría definir como “defensivo” que negaba cualquier vinculación de 1915 con la noción de genocidio. Por mi parte, quiero estudiar las dimensiones del aniquilamiento de los armenios desde una mirada universal y comparativa. El siglo XX fue ávido en experimentos de ingeniería política y social dispuestos a destruir a poblaciones enteras en nombre de una ideología o una entidad imaginada como “nación” o Reich. Los genocidios atravesaron la modernidad: el cometido contra los armenios en 1915 ocurrió en una zona alejada de la denominada “civilización europea.” Unos años después –y ya en el corazón mismo de la modernidad– fueron ejecutados judíos, gitanos, disidentes políticos y minorías sexuales durante la ocupación nazi de Europa. Los genocidios se convirtieron –de esta forma– en una de las principales causas de muertes de las poblaciones civiles después de la Segunda Guerra Mundial.

Por último, exploraré las formas de acción política, cultural y ética de los sobrevivientes y las de quienes intentaron oponerse a las matanzas sistemáticas. La asimetría de poder entre perpetradores y víctimas atraviesa los procesos de exterminio. La eficacia en la destrucción contra los armenios –por parte del estado otomano– es la muestra de esa desigualdad de poder. Sin bien escribir sobre este crimen implica describir las formas crueles de aniquilación planificada, también permite rescatar a aquellos que fueron exterminados o a los pocos que sobrevivieron como seres dotados de energía, fuerza y creatividad. La forma en que muchas veces se escribe sobre los genocidios tiende a convertir a las mujeres y hombres que pasaron por esa terrible experiencia en una estadística; una serie de números que se suman a la cadena de masacres del siglo XX. Quizás se pueda pensar en los sobrevivientes y el pasado de los que no volvieron como la experiencia de seres humanos cuyas acciones forman parte de la Historia.

Juan Pablo Artinian presentará su libro “Genocidio y Resistencia. La destrucción de los armenios por el Imperio Otomano y la búsqueda de justicia (1915-1923)" este viernes 9 de junio a las 19:45 en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, salón rojo (Figueroa Alcorta, 2263). Expondrán José Emilio BurucúaRoberto Malkassian y el autor. Organiza la Catedra Libre sobre Holocausto, Genocidios y Lucha contra la Discriminación (UBA, Derecho). Finalizada la presentación se ofrecerá un vino de honor y se firmará el libro.

LC

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