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Jenni Hermoso niega que el beso de Rubiales fuera consentido y las jugadoras renuncian a la selección de España

La selección española, campeona del Mundial femenino de fútbol.

Ana Requena Aguilar

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Jenni Hermoso niega que el beso de Luis Rubiales fuera consentido. “Quiero aclarar que en ningún momento consentí el beso que me propinó y en ningún caso busqué alzar al presidente. No tolero que se ponga en duda mi palabra y mucho menos que se inventen palabras que no he dicho”, dice en un comunicado difundido por el sindicato Futpro. En él, las jugadoras de la selección declaran que renuncian a volver al equipo nacional hasta que no se produzcan cambios en la dirección.

El anuncio se produce horas después del discurso que Luis Rubiales ha hecho ante la asamblea de la Federación Española de Fútbol, un discurso en el que ha rechazado dimitir, ha cargado contra el feminismo y ha asegurado que Jenni Hermoso fue quien se acercó a él.

Si Rubiales aseguraba en su comparecencia de la mañana que el beso a Hermoso fue “mutuo y consentido”, Hermoso deja claro que “tal y como se vio en las imágenes” no fue así y “en ningún momento” consintió el beso. “No tolero que se ponga en duda mi palabra y mucho menos que se inventen palabras que no he dicho”,

El triunfo del seleccionado femenino, de trascendencia deportiva y social, quedaba empañado por el beso forzado que el presidente de la Federación daba a la futbolista Jenni Hermoso durante la entrega de medallas. El malestar por lo sucedido estallaba ese mismo domingo y daba la vuelta al mundo, y obligaba a Luis Rubiales a grabar un vídeo con unas disculpas descafeinadas que echaron más leña al fuego. Durante la semana, las reacciones y acciones se fueron sucediendo. Al reproche social y político se sumaron tres denuncias contra Luis Rubiales ante el Consejo Superior de Deportes y los comunicados del sindicato de Jenni Hermoso, Futpro, y de la Liga Femenina pidiendo acciones contundentes contra Rubiales.

Sin embargo, el viernes por la mañana el presidente de la Federación rechazaba dimitir y lanzaba un discurso que cargaba contra el feminismo y ponía el foco en Jenni Hermoso. Poco después de su intervención comenzó el aluvión de reacciones de las jugadoras de la selección. La primera fue Alexia Putellas, dos veces balón de oro: “Esto es inaceptable. Se acabó. Contigo, compañera Jenni Hermoso”. Le siguieron Aitana Bonmatí –“Hay límites que no se pueden cruzar y esto no lo podemos tolerar. Estamos contigo compañera”– o Athenea del Castillo. También la portera Cata Coll: “Qué pena me da que 23 futbolistas no seamos las protagonistas… se acabó! Contigo a muerte Jenni Hermoso”.

Olga Carmona, Irene Paredes, Misa Rodríguez, Ona Batlle, Laia Codina, Mariona Caltendey y Alba Redondo publicaban mensajes en el mismo sentido. También se pronunciaban otras futbolistas relevantes que han jugado con la selección, como Vicky Losada o Natalia Pablos. La reacción colectiva se estaba fraguando.

Durante la celebración de este lunes en Madrid, algunas de las futbolistas más relevantes de la selección, como Alexia Putellas o Aitana Bonmatí, no quisieron tomar la palabra. Las caras y la actitud de algunas de ellas, evitando a Rubiales o manteniendo la distancia con Vilda, eran ya elocuentes.

La rebelión de las 15

Entre las muestras de apoyo a Jenni Hermoso y la selección destacaron esta semana las de algunas futbolistas internacionales, como Megan Rapinoe, excapitana de la selección de EEUU. Rapinoe señaló el gesto de Rubiales como parte de la “misoginia y sexismo” del fútbol. “Piensa en todo lo que ha tenido que soportar esa selección española: algunas de las jugadoras que se manifestaron el año pasado [para protestar contra los malos tratos] todavía no están en el equipo”, decía.

Rapinoe se refería así a la rebelión de 15 jugadoras de la selección que hace apenas un año enviaron, una a una, el mismo correo electrónico a la Federación para comunicar que debido a los “últimos acontecimientos acaecidos” su salud estaba afectada y no se encontraban, por tanto, “en condiciones” de ser jugadoras seleccionables. Los correos de las futbolistas sugerían un grave conflicto interno pero no explicitaban cuáles eran los hechos concretos por los que protestaban.

“Por la presente les informo que debido a los últimos acontecimientos acaecidos en la selección española y la situación generada, hechos de los cuales son ustedes conocedores, están afectando de forma importante a mi estado emocional y por lo tanto a mi salud. Debido a todo ello, actualmente no me veo en condiciones de ser jugadora seleccionable para nuestro equipo nacional y por este motivo solicito no ser convocada hasta que esta situación no sea revertida. Mi compromiso con el equipo en el pasado, presente y futuro fue, es y será absoluto”, decían.

La reacción de Rubiales fue muy crítica con las futbolistas y, por contra, de respaldo a Vilda. La prensa deportiva tachó entonces a las jugadoras de chantajistas y caprichosas. Sin embargo, después de reuniones y acercamientos, en mayo de este año ocho de esas 15 jugadoras enviaron un nuevo correo para avisar de su disponibilidad. La Federación había fijado como condición para volver a la selección comunicarlo por la misma vía que habían utilizado para transmitir su malestar. Solo tres de ellas fueron finalmente convocadas por Vilda: Ona Batlle, Aitana Bonmatí y Mariona Caldentey. Otras siete decidieron no pedir su vuelta.

Las futbolistas consiguieron mejorar algunas de sus condiciones, por ejemplo, contar por primera vez con un nutricionista y tener más fisioterapeutas, volar en vuelos chárter, o contar con un plan de conciliación que les ha permitido estar cerca de familiares y seres queridos y compartir tiempo con ellos durante el Mundial. No obstante, la mayor parte de las futbolistas que decidieron no enviar los correos que exigía la Federación han guardado silencio durante este Mundial

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