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Coloquio de IDEA

Con un discurso conciliador en el escenario y dudas en los pasillos, se inició el mayor cónclave empresario

Daniel Herrero, directivo de Toyota, en la apertura del Coloquio IDEA

Delfina Torres Cabreros

Mar del Plata —

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En las puertas del salón de eventos principal del Hotel Sheraton Mar del Plata, a las 18.30, la vista es la de una penumbra. Excepto por la pantalla brillante que hace de fondo al escenario, todos los objetos contribuyen a potenciar la atmósfera: los manteles negros de las mesas redondas, las luces azules que caen diagonales desde el cielo raso y, sobre todo, los cientos de trajes oscuros; las espaldas de los ejecutivos de las grandes empresas argentinas la gran mayoría de ellos varones que esperan sentados el inicio del 58° Coloquio IDEA.  

En sus primeras exposiciones, los empresarios buscaron delinear un mensaje conciliador y optimista; mostrarse dispuestos a surfear la grieta, más allá de que a lo largo de los tres días se recibirán representantes que alimentan su discurso en la polarización como Javier Milei, líder de La Libertad Avanza, y Patricia Bullrich, presidenta del PRO. En los pasillos, destacaron algunas de las últimas medidas oficiales, pero expectantes a los resultados efectivos. Sobre todo, mencionaron los últimos ajustes en el sistema de importaciones y un gesto: el del ministro de Economía, Sergio Massa, al posicionarse a favor de las empresas en el conflicto con el sindicato de trabajadores del neumático.  

“No se puede construir futuro renegando del pasado, este es el momento de encontrar los consensos y empezar a crecer. Todos tenemos que ceder un poquito para crecer y todos los que estamos acá estamos dispuestos. No es capitular, sino tener la sabiduría necesaria para buscar un punto medio que nos lleve a un futuro mejor”, dijo en la apertura Daniel Herrero, presidente del 58° Coloquio IDEA y directivo de Toyota. A los lados, las pantallas proyectaban los logos de las 146 empresas patrocinantes del evento. 

Debajo del escenario no alcanzaron las sillas para todos y algunos empresarios debieron permanecer parados pese a la onerosa entrada que pagaron por participar. La matrícula, que no incluye alojamiento ni traslados sino solo las actividades propias del evento, les costó $145.000 a los socios de IDEA y $245.000 a los no socios. 

“¿Por qué en una Argentina tan volátil uno sigue invirtiendo? Para sobrevivir en un mundo muy competitivo”, señaló Carolina Castro, directora de la autopartista Industrias Guidi. “Somos muchos los que hicimos lo que teníamos que hacer y estamos en la vanguardia y sabemos que es ‘invertir o game over’, y eso no aplica solo a nuestras empresas, sino que aplica al país. Estamos en un nivel de inversión en el país muy bajo y nos estamos comiendo el capital”, sumó. 

Una de las figuritas difíciles del empresariado, renuente a la exposición, es Luis Perez Companc, presidente de Molinos, Molinos Agro, Pecom y Goyaike; empresas del grupo económico bautizado con su apellido. Sin embargo, se subió al escenario, donde recordó parte de la historia de su familia y la misión de “ayudar a la patria” que le transmitió su padre, Gregorio “Goyo” Perez Companc. “Hoy cuando nos preguntamos si vamos a hacer una inversión o vamos a aprovechar una oportunidad nos olvidamos de la ‘variable argentina’; es un hecho que tenemos que seguir en el país”, señaló. 

Marcos Bulgheroni, CEO de Pan American Energy Group, lo siguió en la línea argumentativa. “Después de mucho soul searching, nos hemos convencido de que este momento es una gran oportunidad”, dijo. “Nuestra industria, que tiene tiempos de repago de inversión de 15 o 20 años, está forzada a pensar a largo plazo. Cuando invertimos en un pozo tenemos que abstraernos de la coyuntura, que es por lo menos volátil y muchas veces dramática”, sostuvo. 

Dijo que su empresa invierte alrededor de US$1.200 millones al año y que el sector en su conjunto desembolsa a razón de US$6.000 millones. Para explotar el potencial de Vaca Muerta, sin embargo, consideró que es necesario elevar el monto a al menos US$9.000 millones anuales.

El de Bulgheroni, Castro y Perez Companc fue un panel de “dueños”, el único agendado en el programa. El grueso de los asistentes son altos ejecutivos, empleados de mucho rango de empresas de punta. 

En los pasillos, y pese a la devaluación que suele demandar el mercado, el titular de una de las principales terminales automotrices argentinas aseguró que el sector está muy bien a nivel de competitividad para la exportación de pick ups. “Estamos mejor que Brasil”, aseguró. Además, se mostró satisfecho con el ingreso de Sergio Massa al Ministerio de Economía, sobre todo por su primera intervención en un conflicto sindical. “Tomó posición fuerte”, dijo. 

El lema de “ceder para crecer” implica, según la lectura de un ejecutivo, “buscar la forma de dialogar y buscar soluciones dentro de las restricciones que hay”. Algunos industriales se desligaron de la implementación del “dólar Qatar”, una medida que el Gobierno atribuyó en parte a la presión de las entidades fabriles. “Nosotros no manejamos las variables macro, a mí no me importa si alguien se va al Mundial; nosotros lo que decimos es que si hay pocos dólares, tienen que ser para producir”.  

Las restricciones para importar insumos fue un tema obligado en las conversaciones informales. “Estamos muy preocupados”, aseguró un referente de unas de las principales empresas de electrodomésticos, aunque disipó el riesgo de que se genere un parate en su línea de producción. “Veremos qué pasa cuando se acerque el fin de año, que se nos vence el cupo [el Banco Central otorga divisas para comprar el mismo volumen de importaciones que en 2021 más el 10%], que es un momento en que además nosotros tenemos más demanda”. 

“Qué gente extravagante”, pensó el sociólogo Juan Carlos Torre cuando supo de la consigna del Coloquio. Sobre el escenario, el autor del best seller Diario de una temporada en el quinto piso reflexionó sobre qué implica ceder. “Para las empresas: ceder autoridad para involucrar al que trabaja en la empresa y que la sienta como propia. Que aquellos que tienen más extiendan la mano en un gesto solidario a quienes quedaron en la banquina. En la Argentina ceder significa recortar los márgenes de proteccionismo para volver a las firmas competitivas en el mundo. Hay que ceder hoy para recoger un fruto mañana y el puente entre una cosa y la otra es la confianza política”. 

DT

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