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Opinión - Economías

La discusión por la desigualdad: estamos mal pero ¿vamos bien?

La desigualdad se redujo, pero a niveles de 2017

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Este mes el Indec publicó datos sobre distribución del ingreso que mostraron una mejora respecto de 2018 y produjeron cierto grado de satisfacción, justificada sólo en parte. En los medios se puso el acento en el escaso nivel medio de los ingresos de las personas, lo que es cierto y, desafortunadamente, no es novedoso. También se ha señalado que la equidad distributiva había mejorado de manera significativa. Esta novedad, sin embargo, requiere mirarla con un poco más de detalle. 

Como en otros análisis socioeconómicos siempre es útil hacer las comparaciones con períodos similares del pasado. En este caso la cuantía del indicador (el siempre mencionado coeficiente de GINI) debe cotejarse con el año o los años precedentes referidos al mismo lapso (aquí sería el cuarto trimestre). En este sentido, una difusión no inocente desde el Gobierno propuso mirar los datos desde ese trimestre de 2018. Esto a pesar que el informe de INDEC comienza sus datos desde 2017.

Da la casualidad que el valor de la desigualdad a fines de 2017 es casi idéntica a lo que resultó a fines de 2021. Con lo cual, si este indicador es representativo, volvemos a estar en la misma situación de aquel entonces. La mera consideración completa del cuadro incluido en el informe del INDEC nos permite apreciar la similitud mencionada y también el parecido de los resultados a fines de los años 2018 a 2020. Sin dudas debe anotarse que 2020 fue el año sacudido tanto por la pandemia como por la forma en que se encaró enfrentarla: una cuarentena amplia y muy extendida en el tiempo.

Pero, en cualquier caso, cuando el actual gobierno endilga los males que debe corregir a sus predecesores (tal como lo anunció en la campaña electoral y en su inicio) y al mismo tiempo celebra datos como el de la mejora en la distribución del ingreso quizás queda a mitad de camino en el análisis, pues no se visualiza qué había pasado en el período previo -por ejemplo, 2016 y 2017- para proporcionar los valores del Indice de Gini tan parecidos al valor actual.

Son los últimos datos, pero no son actuales

Hoy la población, abrumada por la aceleración inflacionaria en los primeros meses de este año, no le dice demasiado lo que describe el informe sobre la situación a fines del año último. De manera que el hecho de que muchos hogares vieron incrementar sus ingresos a través que algunos de sus miembros pudieron volver al mercado laboral ve en la actualidad que la velocidad de los aumentos, son más intensos que la mejora de los ingresos de la casa.

Sin entrar en detalles, la cuantía de emisión monetaria en gran parte inspirada en el “plan platita” destinado a evitar una debacle electoral empezó a hacer sentir sus efectos un semestre más tarde. Al margen de la discusión conceptual, negar el impacto inflacionario de tamaña emisión conspira contra la posibilidad de encontrar caminos que corrijan el rumbo. Es cierto que con las disputas al interior de la coalición gobernante todo se torna más difícil, muchas veces más irracional.

Se recupera el empleo y cae el salario

A esto se agrega el dato sobre los niveles salariales. Para salvar la carencia de buena información sobre niveles de ingresos salariales, tomemos aquí los informes del Ministerio de Trabajo sobre los ingresos de los trabajadores registrados en el sector privado.

El gráfico ayuda a ver algunos elementos que no suelen aparecer habitualmente ante el lector. En primer lugar, la importante caída desde 2015 del orden del 13%. Hay quienes sostienen que la cifra es mayor, pero estos son los datos oficiales, llevados a pesos de enero de 2006 y haciendo los promedios anuales.

En segundo lugar, entre 2012 y 2018 (es decir el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner y la gran parte del de Mauricio Macri) hay una escasa oscilación, donde el pozo y el pico se encuentran dentro del gobierno kirchnerista. En tercer lugar, se advierte una profunda caída en 2019, seguida por sucesivas desmejoras durante el gobierno actual. Así, el promedio de 2021 sería semejante al de 2010.

Todo esto en el marco de una caída del producto por habitante que nos acompaña desde 2011. Aquí la pandemia en 2020 profundizó la dinámica y 2021 recuperó algo de lo perdido entonces, estando lejos al PBI per cápita del dramático año de 2019.

¿Seguiremos bailando en la cubierta del Titanic? La dirigencia tiene la palabra y el conjunto de la población, finalmente, tiene su decisión.

 JL

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