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Economía

Las empresas privadas se suman a los despidos y continúa el éxodo de multinacionales

Empleados de GPS protestaron cortando la autopista.

Alejandro Rebossio

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No sólo el Estado despide personal por decisión del presidente Javier Milei. No sólo con los gobiernos anteriores se iban las multinacionales del país. También las empresas privadas están echando empleados por la depresión económica, que el Gobierno provoca en un intento por bajar la inflación. También las compañías extranjeras se van de la Argentina, pese a que Milei encanta al tercer mayor millonario del mundo, Elon Musk, o a los 150 dueños de grandes fortunas de la Argentina que se reunieron la semana pasada en el Foro Llao Lllao. De hecho, algunos de ellos compraron las filiales de las firmas foráneas que se retiran.

En la lista de las empresas de renombre que despidieron personal este año figuran:

  • Mabe: la mexicana de electrodomésticos, que había comprado la local Drean, echó a 200 empleados en su planta de Luque, Córdoba. No es la única empresa del sector con despidos: la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) denunció 8.000 cesantías.
  • Changomás: la supermercadista de Francisco de Narváez desvinculó a 12 en Paraná.
  • Bimbo: la panificadora mexicana cesó en su trabajo a 20 en Córdoba.
  • PepsiCo: la firma norteamericana de snacks despidió a 36 en Mar del Plata.
  • Topper: la fabricante de zapatillas brasileña, del grupo Camargo Corrêa, echó a 117 en Tucumán.
  • Danone: la láctea francesa exoneró a diez personas “con causa por ausentismo crónico” en su fábrica de Longchamps, partido de Almirante Brown.
  • Ingenio Tabacal: la azucarera de la norteamericana Seabord echó a 38 en el departamento Orán, Salta.
  • El Noble: la empresa de empanadas y otros alimentos congelados desvinculó a 47 en sus instalaciones de Garín, partido de Escobar.
  • Gezhouba: la constructora china, en sociedad con Electroingeniería, despidieron a 2.200 trabajadores que construían las represas hidroeléctricas del río Santa Cruz. Son parte de los 100.000 cesantías que calculó en todo el sector el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Gustavo Weiss.
  • América TV: el canal de José Luis Manzano, Daniel Vila y Claudio Belocopitt, dejó en la calle a 29 empleados.
  • Neba: la fabricante de heladeras y freezers echó a 22 en Catamarca.
  • Brigdestone: la japonesa de neumáticos cesanteó a 50 en su planta de Llavallol, partido de Lomas de Zamora.
  • Zijin Mining: la minera china echó a nueve de su proyecto de litio en el Salar de Laguna Verde, Catamarca.
  • GPS: la empresa de seguridad proveedora de Aerolíneas Argentinas dejó a 40 en al calle.
  • Ladrillos Olavarría Sociedad Anónima (LOSA): cerró esta fábrica de cerámicas, donde trabajaban 45 personas.
  • Galfione: la textil propiedad del presidente de la Fundación Pro Tejer, Luciano Galfione, desvinculó a 40 personas en Villa Soldati. El 51% de las empresas del sector encuestadas por esta fundación admitió que en el primer trimestre adoptó medidas que afectó al personal, ya sean despidos, suspensiones, reducción de turnos o cancelación de horas extras .
  • Amesud: la textil de un expresidente de Pro Tejer, Yael Kim, echó a 57.

A las noticias de despidos se suman las de empresas que anunciaron desde diciembre en adelante que se van del país:

  • HSBC, el banco británico vendió su filial argentina a Grupo Financiero Galicia.
  • Xerox, la firma estadounidense de fotocopiadoras, se desprendió de su subsidiaria, que fue adquirida por el grupo local Datco.
  • Clorox, la norteamericana de productos de higiene como la lavandina Ayudín, vendió su firma local al fondo Apex Capital, de capitales guatemaltecos. En la misma operación se fue de Paraguay y Uruguay.
  • Prudential, la aseguradora estadounidense transfirió su compañía argentina al grupo local ST.
  • Nutrien, la empresa canadiense de fertilizantes anunció que se va de la Argentina, Chile y Uruguay.
  • ENAP, la petrolera estatal chilena.
  • Fresenius Medical Care, empresa alemana de servicio de diálisis, vendió su subsidiaria al Grupo Olmos.

Otras empresas extranjeras pusieron en venta sus activos en la Argentina en el gobierno anterior y continúan con su proceso de venta en la actualidad. Son los casos de las áreas de la petrolera estadounidense Exxon Mobil y la cementera Loma Negra, de Camargo Corrêa.

Razones distintas explican los despidos y el éxodo, aunque detrás de ambos fenómenos existe una crisis argentina sin visos de solución. El exsecretario de Desarrollo Productivo José Ignacio de Mendiguren lo atribuye a “la falta de sustentabilidad de lo que [Javier] Milei está planteando porque el equilibrio fiscal se basa en el no pago, no en más ingresos, y lo dicen hasta los que eran sus socios como Carlos Rodríguez”. “Los textiles —se refiere De Mendiguren, exfuncionario de Alberto Fernández, a su sector de origen— ya lo conocen: vamos al atraso cambiario (peso sobrevaluado), apertura irrestricta de importaciones. Entonces ya se anticipan a ese horizonte. Si hay crecimiento, vendrá por los sectores elegidos: minería, gas y petróleo, que son negocios concentrados y dejan poco en el país”.

“La decisión de una multinacional de irse del país tarda por lo menos un año y medio”, cuenta el exministro de Producción Francisco Cabrera. “O sea que la decisión fue tomada hace mucho. Una vez que se toma la decisión, es muy difícil que se cambie, aunque haya cambios en el clima de negocios del país”, agrega Cabrera. La única multinacional que anunció que suspendía su retirada es la eléctrica italiana Enel, que en el gobierno anterior vendió casi todos sus activos con excepción de Edesur, a la que no le pudo encontrar comprador. “Así que ninguna multinacional se fue con este gobierno sino que se van por la sucesión de riesgos que tiene el país. El riesgo país era 700 puntos con (Mauricio) Macri, hoy es 1.200, con Alberto Fernández fue 2.500, pero no me refiero a ese riesgo sino que hay riesgo de volatilidad en este país. Y cuando la facturación y la rentabilidad acá es muy baja, muchas multinacionales deciden sacarse el tema de encima”, completa su análisis el exministro de Macri.

Juan Pablo Ronderos, de la consultora MAP, atribuye los despidos al “cambio de condiciones, que hace que muchas empresas tengan que recortar grasa acumulada en estos años en términos de costos”. “También aplican una agenda de competitividad mucho más amplia. Y la fuerte caída en actividad económica actual acelera esas decisiones”, añade. Respecto de la salida de multinacionales, Ronderos no ve “nada masivo”: “Las pocas que salen es porque ya lo tenían decidido antes y ahora ven algo de interés para poder vender”.

Su colega Hernán del Villar, de Alpha, opina que “ante una recesión se iba a ajustar primero por caída del salario real y después por nivel de empleo”, pero confía en que, “cuando la economía vuelva a crecer, volverán a tomar” empleados. El exsecretario de Industria Fernando Grasso también atribuye las cesantías a la caída de actividad. En cuanto a las multinacionales, Del Villar razona que “no reaccionan por expectativas”: “Hoy la Argentina no les mueve el amperímetro, no venden y es mal negocio y se van. Después eventualmente volverán. Está dentro de las reglas, no debería preocupar”. Otro consultor, en cambio, está perdiendo las esperanzas depositadas en Milei: por un lado, porque considera que muchos inversores ya se desilusionaron con la Argentina después de que Macri emprendiera reformas que Fernández echó para atrás, lo que demuestra la reversibilidad de los cambios; y por otro, porque observa que al presidente actual le está siendo difícil concretas las transformaciones pretendidas.

AR/JJD

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