El Indec actualizará la canasta de consumos con la que mide la inflación
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) trabaja por estos días en la actualización de su metodología para la medición de la inflación, uno de los índices más determinantes de la economía argentina. Si bien la noticia generó suspicacias en algunos sectores, se trata de un procedimiento que se realiza periódicamente para ajustar la canasta que se utiliza como referencia de los consumos de las argentinas y los argentinos, que se modifican con los años.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) mide la variación de una canasta fija de bienes y servicios representativo de los consumos de la familias, que está constituida en base a un relevamiento de los consumos de los hogares hecho por el organismo estadístico a través de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo).
El IPC actual toma la encuesta realizada entre 2004 y 2005, es decir, que está construido sobre una estructura de gastos de hace más de 15 años cuando, según fuentes del Indec, las recomendaciones internacionales dicen que hay que actualizarlo cada 10 años. Si bien hay una encuesta posterior, realizada entre 2012 y 2013, en el relanzamiento del índice luego del apagón estadístico que marcó el traspaso de la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner al de Mauricio Macri fue desestimada por cuestiones “de calidad”.
Ahora, en un proceso que se estima que culminará en 2022, se actualizará la base a partir de la ENGHo realizada entre 2017/2018, cuyos resultados fueron publicados el año pasado pero demorarán en ser analizados y adaptados para hacer la medición.
Un ejemplo concreto de cómo los hábitos de consumo varían con el tiempo es que el IPC actual tiene dentro de su estructura a los reproductores de mp3 y cámaras digitales, productos que hoy están reemplazado por la mayor compra de celulares. También se alteró notablemente la composición del gasto de entretenimiento en los hogares: en los últimos 15 años perdió peso el cine contra las plataformas de streaming como Netflix. La menor cantidad de fumadores en la población es otra tendencia que cambió la canasta de gastos con el paso de los años.
Por otro lado, el organismo que conduce Marco Lavagna evalúa la necesidad de incorporar un módulo complementario que actualice los resultados de la ENGHo a partir del sacudón que produjo la pandemia del coronavirus en las modalidades de adquisición de bienes por parte de los hogares. Por caso, el incremento en el uso de medios electrónicos de pago. Uno de los desafíos del Indec es, pese a las modificaciones, garantizar la comparabilidad de las series históricas.
Según detallaron en Indec, ya ha habido varias revisiones de la estructura de gastos en los años 1933, 1960, 1974, 1988, 1999, 2003, 2008, 2013, 2016 y 2017. En cada oportunidad se lograron incorporar las recomendaciones o asesoramientos internacionales y expandir la cobertura de los índices en términos geográficos, de población de referencia y de la canasta de bienes y servicios, a la vez que se avanzó en el mejoramiento de la recopilación de los precios y de las fórmulas de cálculo.
De la encuesta se desprende no sólo los bienes y servicios relevados, sino también sirve para adecuar la muestra en concordancia con la distribución de los gastos según tipo de negocio (comercios de cercanía y supermercados) y mejorar la representatividad de los distintos puntos de venta.
Si bien no se hacen ajustes todo el tiempo para no distorsionar el índice, en los últimos años se hizo un ajuste basado en información de facturación y consumo cuando se elaboró la canasta que se comenzó a publicar en 2016. Un ejemplo de este ajuste es el que corresponde al servicio telefónico. Según la ENGHo 2004/2005, los hogares destinaban mayor proporción de gasto a la telefonía fija que a la telefonía móvil. En el mismo sentido, se ajustó el gasto asociado al servicio de internet domiciliario.
La actualización del índice, que ya estaba anticipada en el Plan de Trabajo 2020 del Indec, generó sospechas entre los tenedores de bonos y letras CER, que se ajustan por la inflación. Incluso en una de las principales oficinas del organismo señalaron la difusión de la noticia, que en algunos casos se presentó asociada a un riesgo de manipulación del índice, a una “jugada” de estos bonistas.
Ante los rumores, el organismo que lidera Lavagna emitió en el comunicado explicando el motivo de la actualización y aseguró que antes de que se concrete el cambio del año base se convocará a la comunidad experta en la materia para dar a conocer los avances y los criterios adoptados.
El equipo de cambio de base lo conduce Graciela Bevacqua, que fue despedida del Indec durante en la época en que conducía el secretario de Comercio Guillermo Moreno por ser crítica con su gestión de los datos. La especialista fue convocada nuevamente como directora técnica durante la presidencia de Mauricio Macri por período muy breve (en sus palabras, fue apartada por no armar un nuevo IPC “rápido”) y reincorporada al organismo por la gestión de Alberto Fernández.
DT
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