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OPINION

La inflación, el factor determinante detrás del aumento de la pobreza

El problema principal de nuestra economía es la persistente inestabilidad macroeconomica, reflejada en los crecientes niveles de inflación que hemos sufrido en los últimos años.

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El Indec informó que el 18,1% de los argentinos son indigentes, mientras que el 52,9% viven en condiciones de pobreza, de acuerdo a los datos correspondientes al primer semestre de 2024. Aunque anticipados por la mayoría de los analistas, estos resultados no dejan de ser sorprendentes cuando se los analiza en más detalle: implican que entre el semestre final de 2017 y el semestre inicial de 2024 más que se duplicó el porcentaje de personas que viven en la pobreza en nuestro país.

Lógicamente, la suba de la pobreza en Argentina no es un fenómeno que se haya manifestado de la noche a la mañana. De hecho, los últimos tres mandatos presidenciales (2011-2015, 2015-2019, 2019-2023) terminaron con niveles de pobreza superiores a los que existían al inicio del mandato. ¿Qué hay detrás de este fracaso tan evidente en la política pública? Como es obvio para casi todos, el problema principal de nuestra economía es la persistente inestabilidad macroeconomica, reflejada en los crecientes niveles de inflación que hemos sufrido en los últimos años. 

Y es precisamente la inflación, a través de sus efectos negativos en la actividad económica, la distribución del ingreso y el poder adquisitivo de los hogares, el mecanismo que hace que la inestabilidad económica se transforme en mayores niveles de pobreza. Si miramos la historia del último par de años, 2022 es un ejemplo claro: en un año donde la economía creció, la pobreza se incrementó, algo que no sucedía desde los años 90 del siglo pasado. Y en lo relativo a la medición actual, el nuevo salto en la inflación que se dio en diciembre es también la razón principal del incremento en la pobreza, que subió 12,2 puntos porcentuales entre el semestre final de 2023 y el semestre inicial de 2024.

¿Esto significa que no hay un efecto a través del mercado laboral? No, no implica eso. Solo que en los últimos años, a diferencia de lo que ocurrió en otros períodos de crisis económicas en el país, el ajuste en el mercado laboral se da casi completamente en términos de precios (cae el precio del trabajo, el salario) y calidad (crece el empleo no registrado, no se modifica demasiado el registrado) más que en términos de cantidades (sube el desempleo).

Hacia adelante, la situación sigue siendo imprevisible. El análisis entre los 2 trimestres de la información disponible para el primer semestre permite aseverar que la suba de la pobreza se dio principalmente entre enero y marzo, y que incluso cayó algunos puntos porcentuales (entre 4 y 7, según como se consideren los aguinaldos) entre esos 3 primeros meses y el trimestre abril-junio. 

Que esa mejora se transforme en un proceso de reducción de la pobreza sostenible no está asegurado. Para eso, el Gobierno debe  seguir reduciendo la inflación, recuperar la caída del producto de los últimos años y volver a crecer y generar empleo de calidad, una tarea difícil que no lograron sus últimos predecesores. En ese proceso, la estabilización es un requisito –en el que se ha avanzado, aunque todavía no cumplido– pero claramente no es suficiente. Normalizar el funcionamiento de la economía, salir finalmente del cepo y volver a crecer en forma sostenida son todos elementos necesarios para reducir la pobreza. Solo si se alcanzan esos resultados podremos decir que, al menos en parte, los sacrificios del presente valieron la pena.

 

El autor es investigador del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) de la  Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata.

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