La recompra de deuda anunciada por Massa apunta a bajar los dólares financieros

Con la recompra de títulos de deuda externa, el equipo del ministro de Economía, Sergio Massa, busca dar un primer paso de un camino muy largo para un día de otro año recuperar financiamiento en los mercados internacionales de crédito. Sus funcionarios reconocen que esta decisión tiene un efecto secundario, pero no admiten que quizás sea el más buscado: la demanda estatal de los bonos Globales, con los que se opera en los tipos de cambio paralelos financieros, persigue la intención de calmar el ascenso reciente de los dólares MEP (Mercado Electrónico de Pagos) y CCL (contado con liquidación o liqui). En el equipo de Massa, que se extiende desde el Ministerio de Economía hasta el Banco Central, esperan que bajen estos dólares. Si lo logran, tarde o temprano terminará influyendo en el blue. 

Pero el objetivo declamado por Massa es comenzar a normalizar el mercado de deuda externa, así como empezó a hacerlo con el de bonos en pesos desde el año pasado. Para la recompra de títulos, en dólares y con legislación extranjera, el Gobierno tenía la obligación de informarlo públicamente, a diferencia de las compras que ya venían haciendo organismos estatales como el Banco Central o la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). En el equipo económico niegan que el salto de los últimos días de la cotización de los Globales obedezca a una filtración de información privilegiada a ciertos inversores y lo atribuyeron a una tendencia de apreciación de los últimos dos meses, que se profundizó por la demanda de las tarjetas de crédito que ahora pueden cambiarles los dólares a los turistas extranjeros al MEP. La suba de los bonos desde noviembre obedece en parte a la expectativa de un giro pro mercado en las elecciones presidenciales de 2023, ya sea por que gane Juntos por el Cambio o el propio Massa.

La recompra de deuda será posible porque el Estado prevé un ahorro inesperado en el presupuesto 2023 para el gasto energético. El Tesoro tenía asignados US$ 1.000 millones en una cuenta bancaria para el pago de erogaciones del sector que finalmente no se materializarán. La baja del precio internacional del gas natural licuado (GNL), el acceso a un mejor financiamiento de la importación de este combustible, menores necesidades de traerlo del exterior por la construcción del gasoducto Néstor Kirchner y la reducción de subsidios con el consiguiente aumento de tarifas explican el ahorro sorpresivo. Quedará para el debate si el dinero no se podría haber destinado a agilizar importaciones de insumos productivos o reactivar la obra pública en año electoral.

El Tesoro privilegiará la compra de bonos que menos cotizan, que son los de vencimiento de corte plazo. Con US$ 1.000 millones, podría adquirir títulos por valor nominal de US$ 2.500 millones, dado que cotizan a menos de un tercio de su valor. Se trata de un porcentaje menor en relación a los US$ 135.000 millones de deuda argentina en manos del sector privado, pero constituye una señal para alentar la creciente demanda de títulos con legislación extranjera y, por consiguiente, la incipiente caída del riesgo país, que ya cotiza a 1.881 puntos básicos.

 AR