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Tras la salida de Neiffert

Terremoto en la SIDE: 130 despidos y la llegada de Auguadra reordenan el ecosistema de inteligencia

La sede central de la AFI, en 25 de Mayo 11, a escasos metros de la Casa Rosada.

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A media mañana del miércoles, en el edificio de 25 de Mayo 11, varios empleados de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) descubrieron que sus huellas dactilares ya no abrían las puertas. El mensaje era inequívoco: estaban despedidos. La purga alcanzó a 130 funcionarios de la gestión de Sergio Neiffert, el ahora ex Señor 5 cuya salida el Gobierno anunció el martes y que ayer quedó formalizada con la designación de Cristian Auguadra, contador con vínculos históricos con la familia de Santiago Caputo. El recambio fue inmediato: el personal que había llegado con Neiffert quedó fuera en cuestión de horas, en lo que en el organismo ya describen como un movimiento quirúrgico para desmontar su estructura interna.

La magnitud del operativo dejó un clima de shock dentro de la SIDE, pero no necesariamente de desorientación. Según coincidieron ante este medio fuentes con recorrido en la central, el organigrama permanecería prácticamente igual. La nueva conducción no moverá a las figuras con trayectoria ni alterará las áreas estratégicas. “Todo va a continuar así, pero habrá que trabajar mejor”, resumieron cerca de una figura que conservó su puesto. Otro agente, más directo, apuntó que “había gente sin experiencia ni criterio; esto ordena”. El mensaje interno, al menos por ahora, es continuidad con depuración selectiva.

Cristian Auguadra, titular de la SIDE.

Auguadra fue visto el martes en la Casa Rosada, pocas horas antes de que se anunciara su nuevo cargo. Su presencia reforzó la idea de que su desembarco fue diseñado en el corazón de la conducción libertaria. Al día siguiente, reapareció, pero acompañado por el subsecretario administativo del organismo José Francisco Lago Rodríguez. Para algunos fue la confirmación de que las redes internas siguen activas. Para otros, un recordatorio de que el reordenamiento aún no está del todo cerrado.

El desplazamiento de Neiffert no fue repentino. Como reveló elDiarioAR, la noche en que se le pidió la renuncia tuvo como protagonista no solo a Lago Rodríguez, sino también al propio Auguadra, en ese momento al frente de la Divisón de Asuntos Internos (DAI). Ambos se presentaron en el domicilio del por entonces titular de la SIDE, el pasado 7 de noviembre, para transmitirle la decisión política que ya estaba tomada, pero todo terminó en escándalo. El episodio, que dejó al descubierto el deterioro total de la relación de Neiffert con Caputo, marcó el principio del fin para un jefe de inteligencia que había empezado a moverse por cuenta propia, a abrir canales paralelos y a reunirse con Karina Milei sin informar a quien lo había impulsado.

Sergio Neiffert y José Lago Rodríguez.

Su salida se produjo en paralelo a una ampliación presupuestaria de más de $26.000 millones para la SIDE, un refuerzo que el Gobierno atribuyó a la reconducción presupuestaria pero que dentro del organismo fue leído como parte de la misma reconfiguración política en marcha. No es casual que ocurriera justo cuando el nombre de Auguadra ascendía: elDiarioAR ya había puesto la lupa sobre él el domingo pasado, cuando sus movimientos internos anticipaban un nuevo equilibrio de poder.

Pulseada interna

Pese a la conmoción inicial, la SIDE transita una transición que, en apariencia, busca más estabilidad que ruptura. La instrucción no escrita es ordenar, no refundar. “El problema no era la institución, sino quienes no entendían dónde estaban”, justificó un viejo agente que participó de múltiples gestiones. Por eso, las distintas agencias conservarían a sus responsables.

En el plano político, el entorno de Caputo intenta instalar que el desplazamiento de Neiffert confirma que mantiene el control pleno de la inteligencia y que desbarató una supuesta “operación mediática” motorizada por el ala karinista. Pero lo cierto es que el plan de desembarco de la hermanísima y los primos Menem en la SIDE ya estaba en marcha, solo que no llegó a efectivizarse. Un desenlace distinto al ocurrido en otras áreas sensibles del Estado, donde la secretaria general de la Presidencia avanzó sin resistencia efectiva y expuso los límites de la capacidad de incidencia del asesor presidencial.

Karina Milei y Santiago Caputo.

Ese contraste dibuja el escenario que deberá administrar Auguadra: un organismo que se depura pero no se reestructura, un asesor presidencial que recupera terreno pero pierde espacio en otras zonas del Gobierno, y una interna libertaria donde el poder cambia de manos más rápido que los organigramas.

En ese contexto, el interrogante final es inevitable. Aunque llegue con respaldo político y conocimiento interno, Auguadra también carga con el riesgo que marcó el declive de su antecesor: ser un titular de la SIDE sin experiencia en inteligencia, sin la cintura que exige el ecosistema y sin una autoridad consolidada frente a cuadros que sobreviven a todos los gobiernos. En esas condiciones, Javier Milei podrá haber cerrado un conflicto, pero no necesariamente la dinámica que lo produjo. Y acaso, en germen, el nuevo jefe ya enfrente el mismo problema que terminó sepultando al anterior.

PL/CRM

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