Economía

El regreso de las cuasimonedas: riesgos, comparación con 2001 e impacto en los precios

El fuerte ajuste en el gasto público propuesto y puesto en marcha por el gobierno de Javier Milei pone en jaque, entre otras cosas, el funcionamiento de muchas provincias que dependen de los recursos nacionales para financiar sus erogaciones. La eliminación de la cuarta categoría del impuesto a las ganancias aprobada durante los últimos meses de la gestión de Alberto Fernández —con Massa de ministro de Economía y candidato a presidente— y el intento de eliminación de las transferencias no automáticas de la Nación a las provincias —propuesto por Javier Milei— implican un fuerte perjuicio sobre sobre las cuentas fiscales de las provincias. Si a esto se le suma la caída en la actividad que repercute en los impuestos nacionales —que se coparticipan— y provinciales, la situación en términos recaudatorios se hace mucho más compleja.

La primera provincia que acusó recibo de dicha disminución en los recursos fiscales fue la Rioja. Tal es así que la Legislatura provincial, con el argumento oficial de que no hay plata, aprobó la creación de el Bono de Cancelación de Deuda (BOCADE), una cuasimoneda para solventar una parte de los salarios de los empleados públicos. “El Gobierno nacional obliga a esto por la crueldad del ajuste”, dijo Ricardo Quintela, gobernador de la provincia.

Antes, el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, cuestionó al gobierno de Javier Milei por el recorte a las provincias y admitió que el distrito que conduce Axel Kicillof podría “emitir una moneda propia” en caso de necesitar financiamiento, como los antiguos patacones.

¿Qué son las cuasimonedas y cuáles son sus riesgos?

Las cuasimonedas son bonos emitidos por las provincias con el objetivo de suplir la falta de recursos propios. La no tenencia de los pesos suficientes para asumir sus obligaciones de pago obliga a los estados provinciales a hacer un fuerte ajuste fiscal o a la emisión de estas cuasimonedas para poder sostener sus niveles de gasto. 

A diferencia de los bonos tradicionales, que no circulan para transaccionar, estos títulos tienen, como pilar, el poder ser utilizados para la compra-venta de mercancías y el pago de impuestos. Es decir, como medio de cambio, una de las 3 funciones del dinero.

Estos títulos públicos tienen un valor técnico de emisión —que podría ser de uno a uno respecto del peso— y también tienen una tasa de interés que, dependiendo de la estructura financiera con la cual se haya emitido, deberá ser pagada por el gobierno provincial. Es decir, estos títulos, en algún momento, deben ser rescatados.

Uno de los principales riesgos de la emisión y circulación de cuasimonedas en las economías provinciales está ligado a su demanda. En este sentido, la actualidad argentina —dado el elevadísimo nivel de inflación— muestra una muy baja demanda de dinero ya que, el público, en términos generales no se quiere quedar en pesos. Si a esto se le suma la emisión de una cuasimoneda, el riesgo de que este instrumento tenga una muy baja demanda, aún más baja que la del peso, es elevado.

En términos concretos esto significa que, si bien, puede mantenerse la paridad para el pago de impuestos provinciales, si la demanda es muy baja, corre riesgos la aceptabilidad general de dicha cuasimoneda.

Leandro Ziccarelli, economista y autor del podcast Financiero Monetario e Irreverente, explicó desde su cuenta de Instagram que “este problema se materializaría en que, si vos vas al kiosko a comprar algo, el kioskero no va a aceptar la paridad de la cuasimoneda frente al peso y te va a cobrar más caro en dicho bono”.

“De esta manera —agregó— habría una tasa de conversión del título al peso menor al valor técnico”. Por otro lado, señaló, “para que funcione bien esto deberían hacerlo en condiciones limitadas por un monto muy chico y presentar, a la par de que anuncian la moneda, algún programa de convergencia fiscal que le muestre al público que esa moneda se va a rescatar con pesos que va a ahorrar el Estado que lo emite en el corto plazo”.

Nadin Argañaraz, economista del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), argumentó que “las consecuencias, como todas las cosas, depende de cómo se estructure y, principalmente, de la relación entre la oferta y la demanda de estos bonos”. “Si de alguna manera los bonos circulan, terminan siendo mucho mayores que la recaudación propia de la provincia, obviamente que eso va a complicar el valor relativo del bono. Mismo caso para las provincias que emitan muchos más bonos que la base monetaria que circula en dicho estado provincial. Estos factores son cruciales a la hora de determinar el valor relativo de los bonos”. Agregó que “la manera de apreciar el valor relativo del bono está en que el precio de un bien en pesos sea el mismo o no que si se paga con el bono en cuestión”.

Frente a esta situación, el presidente Javier Milei, adelantó, en su cuenta oficial de Twitter que el Estado nacional no va a rescatar ninguna moneda provincial y que la libre competencia de monedas es bienvenida.

Comparación con 2001: ¿qué diferencias existen?

La última vez que la Argentina emitió cuasimonedas fue en el año 2001 en un contexto de crisis socioeconómica marcada, entre otras cosas, por la falta de circulación monetaria. Es decir, la ausencia de billetes y monedas para transaccionar.

Si bien en la actualidad hay una crisis que podría definirse de similar magnitud, las causas y las consecuencias son diferentes. Es por esto que el funcionamiento de las cuasimonedas podría diferir respecto de lo sucedido durante la crisis de 2001.

En este punto, Argañaraz sostuvo que “no hay un contexto económico similar al de fines de los 90, cuando las provincias tenían mucho déficit fiscal”. “Hay cuestiones concretas como la reforma del impuesto a las Ganancias, que está significando una disminución de la recaudación y, por ende, de la coparticipación a provincias y CABA. También hay una cuestión con las transferencias no automáticas, que el año pasado alcanzaron el 1% del PBI y a las que el Gobierno nacional considera una de las alternativas para reducir el déficit fiscal”.

También es diferente el grado de actividad económica en términos comparativos. Frente a esto, Ziccarelli recordó que “cuando a fines de la convertibilidad se emitieron las cuasimonedas, también por parte de gobiernos provinciales, lo que había era una economía realizando un fenomenal ajuste estructural”. Es decir, señaló, que “había una recesión muy grande y escaseaban los pesos, con lo cual había mucha demanda de las cuasimonedas”. “Si no te vendo en patacones, no te vendo en nada. No sé si es esa la situación actual”, planteó.

Uno de los puntos que podría pensarse es que, si el gobierno de Javier Milei logra realizar el ajuste estructural que se propone, la demanda de pesos podría recomponerse a costa de una importante recesión económica y, en esa situación, la emisión de cuasimonedas por parte de las provincias podrían llegar a cumplir un rol similar al del 2001.

IC/JJD