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Festival de Berlín 2024: El cine argentino, protagonista en lo artístico y en lo político

Nele Wohlatz, la directora alemana que se formó en Argentina, presenta Dormir con los ojos abiertos

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Con la excepción de potencias audiovisuales como Estados Unidos, Francia o Alemania (que en este caso juega de local), son muy pocas las cinematografías que tienen seis películas en la programación de la Berlinale, cuya 74ª edición continuará hasta el próximo domingo 25 de febrero. Y el cine argentino consigue este respaldo internacional justo en momentos en que enfrenta un duro cuestionamiento en el frente interno, a partir del proyecto del Gobierno nacional de cambiar la legislación del sector y limitar los fondos que recibe el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).

En medio de múltiples muestras de apoyo (antes y durante esta Berlinale) por parte de una comunidad artística internacional que considera al cine argentino como una referencia de calidad y diversidad, los directores, productores, intérpretes y otros representantes de las seis películas nacionales seleccionadas para el que está considerado como el segundo o tercer festival más importante del mundo (detrás de Cannes y a la par de Venecia) preparan para este martes 20, a las 11 de la mañana de allí, en el hermoso cine Arsenal de la capital alemana, un acto de denuncia y protesta en el que aparecerán con la bandera de “Cine Argentino Unido” y contarán con la participación de colegas de otros países que se acercarán para expresar su solidaridad.

Pero no todo es política en las calles y las sedes del festival para el cine argentino en esta Berlinale, ya que la cosecha 2024 que está mostrando en las distintas pantallas es particularmente rica y estimulante en lo artístico. La presencia es encabezada por dos títulos en Encounters, la segunda competencia oficial que prioriza las expresiones más audaces, radicales y provocadoras del cine de autor contemporáneo y en cuyo jurado participa el director Lisandro Alonso: Dormir con los ojos abiertos y Tú me abrasas.

Dormir con los ojos abiertos es el segundo largometraje en solitario de Nele Wohlatz, una directora alemana que se formó y vivió durante más de una década en la Argentina, donde en 2016 rodó su notable ópera prima El futuro perfecto. La nueva película también tiene como protagonistas a jóvenes de origen chino que han vivido en Buenos Aires, pero la acción transcurre en una ciudad costera de Brasil como Recife. En medio del calor, de un clima de Carnaval que les resulta ajeno, de mercados atestados, pero también en unas inmensas torres con vista al mar, Wohlatz seguirá las misteriosas historias de dos muchachas cuyas vidas se terminarán vinculando de manera azarosa. Nahuel Pérez Biscayart, que se luce hablando a la perfección tanto mandarín como portugués, y Gerardo Naumann, como un traductor argentino radicado en Brasil, son los aportes nacionales a un elenco en su mayoría chino para esta coproducción que en la parte brasileña tiene como socio al prestigioso director Kleber Mendonça Filho (Aquarius, Bacurau).

La otra película que compite en Encounters es Tú me abrasas, el nuevo trabajo del prolífico Matías Piñeiro. El director de Rosalinda, Viola, La princesa de Francia, Hermia & Helena e Isabella abandona las películas inspiradas en las comedias de William Shakespeare, aunque no la literatura como fuente de inspiración (y apropiación), ya que su flamante film combina con una apuesta siempre audaz y por momentos experimental un capítulo de Diálogos con Leucó, del italiano Cesare Pavese, con poemas (en verdad los pocos fragmentos que se conservan) escritos por Safo, una poetisa griega de la época arcaica. Como en trabajos previos, hay un apuesta lúdica y metacinematográfica a la que las actrices (Gabi Saidón, María Villar, María Inês Gonçalves, Agustina Muñoz y Ana Cris Barragán) se prestan con la naturalidad y convicción de siempre.

La producción nacional también tiene presencia este año en la Competencia Oficial de Cortometrajes, ya que entre los 20 títulos que aspiran al Oso de Oro de la categoría está Un movimiento extraño, tragicomedia en la que Francisco Lezama (director de La novia de Frankenstein y Dear Renzo) narra las desventuras de Lucrecia (Laila Maltz), una joven que trabaja como guardia de seguridad en un museo. Sin embargo, cuando unos mensajes eróticos saltan a la luz ella es despedida y con el dinero de la indemnización (estamos en la Buenos Aires de 2019) compra dólares justo antes de una fuerte devaluación. Además, en medio de su afortunada inversión conoce a un joven que trabaja como “arbolito” para una casa cambio (Paco Gorriz) con el que iniciará una particular relación. Una historia agridulce, con algo de ese humor absurdo y asordinado propio del cine de Martín Rejtman, que en sus mutantes e imprevisibles 22 minutos describe el desconcierto de un pasado reciente pero igualmente reconocible.

En el apartado Generation Kplus, reservado a películas sobre adolescentes, se proyecta Los tonos mayores, el único de los seis títulos nacionales que no es un estreno mundial, ya que se exhibió (y fue premiado) en la Competencia Argentina del último Festival de Mar del Plata. La enigmática y excéntrica ópera prima de Ingrid Pokropek sigue a Ana (Sofía Clausen), una joven de 14 años que en uno de sus brazos tiene una prótesis metálica producto de un accidente y a través de ese implante empieza a tener reacciones y a establecer contactos poco normales. Un film de iniciación adolescente con un misterio por resolverse y que se permite jugar tanto con lo fantástico como con la comedia absurda.

La representación argentina se completa con dos largometrajes presentados en prestigiosas secciones paralelas: Reas, segunda película de Lola Arias, en el Forum; y Ciudad Oculta, de  Francisco Bouzas, en la Semana de la Crítica.

Esa multifacética escritora, dramaturga, directora de teatro, curadora, artista plástica y música que es Arias regresó tras seis años al cine con Reas, proyecto que recupera, potencia y amplifica algunas ideas y búsquedas que ya había trabajado en la elogiada Teatro de guerra, aquella mixtura entre documental, ficción y teatro con veteranos argentinos e ingleses de la guerra de Malvinas también estrenada en la edición 2018 del Forum de la Berlinale. En este caso, reúne a un grupo de expresidiarias cis y trans para que se interpreten a sí mismas y revivan sus experiencias, recuerdos y fantasías en un film rodado en su mayor parte en la hoy abandonada cárcel de Caseros y que en varios momentos apela a escenas musicales que convierten las zonas más sórdidas y angustiantes del relato en una propuesta más lúdica y catártica.

Por su parte, Ciudad Oculta es el nuevo y perturbador film de Francisco Bouzas, quien viene trabajando desde hace bastante tiempo con artistas de esa compleja zona de Villa Lugano. Tras el asesinato de un joven futbolista, su amigo Jonás empieza a tener sueños recurrentes con él y trata de encontrar una suerte de portal para adentrarse en la ciudad de los muertos. El director de La cuarta dimensión nos traslada del más puro realismo, que va desde casos de gatillo fácil hasta la esforzada y creativa participación de los jóvenes en un grupo de murga del lugar, a un universo fantástico donde habitan fantasmas y se producen extraños reencuentros.

DB/MG

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