Cómo el desorden en casa puede afectar a tu bienestar mental

¿Hay conexión entre el desorden y el bienestar mental? Puede dar la sensación de no ser gran cosa, una cuestión solo estética y puramente física o de convivencia que no va más allá. Sin embargo, ese montón de papeles en la mesa desde hace días, o la ropa por recoger y guardar encima del sofá, incluso esa pila de cajas por guardar desde hace semanas o la mesa llena de pequeños objetos que no acabamos de ordenar nunca pueden tener un impacto negativo en el bienestar mental de distintas maneras, desde aumentar los niveles de estrés, a dificultar la concentración o afectar las relaciones.
¿Tenés la casa desordenada?
Todos tenemos ese cajón o armario que nos sirven para todo: guardamos pilas de repuesto, mandos a distancia viejos, monedas, bolígrafos y un sinfín de objetos que pensamos que nos pueden ser útiles en algún momento, incluso varios pares de zapatos que guardamos en una caja, en un rincón del armario, y que creemos que algún día volveremos a ponérnoslos. Todo esto puede calificarse como cierto desorden. Cuanto más guardamos, más desorden se acumula y, muchas veces, casi sin darnos cuenta.
Aunque guardar algunas cosas puede no parecer gran cosa, el impacto que puede tener en el bienestar mental sí puede ser significativo. Por todo ello, es importante tomar conciencia de cómo nos afecta y qué señales pueden decirnos que quizás ha llegado la hora de ordenar. Estas señales pueden ser sentirnos estresados por tener demasiadas cosas, perder objetos como las llaves constantemente, almacenar alimentos caducados en la nevera y el congelador, guardar ropa en el armario que ya no usamos, o regalos que nos han hecho y que no usaremos porque no queremos herir los sentimientos de quien nos los dio.
El desorden también puede ser digital, cuando guardamos en la bandeja de entrada infinidad de mensajes, o no somos capaces de organizar los documentos del escritorio del ordenador. En ocasiones, solo mirar la cantidad de archivos que tenemos en nuestro ordenador puede ser abrumador.
Por qué y cómo nos afecta el desorden
¿Qué papel juega todo esto en nuestro bienestar? Hay investigaciones que demuestran que la desorganización y el desorden tienen un efecto acumulativo en nuestro cerebro, al que le gusta el orden. Por tanto, recordarle constantemente que nuestra casa está desorganizada agota los recursos cognitivos y reduce la capacidad de concentración.
Uno de los estudios que corroboran la relación entre salud y efectos en la salud mental es este publicado en Journal of Environmental Psychology según el cual el desorden puede llegar a reducir la sensación de felicidad, bienestar y seguridad que podemos obtener de estar en nuestro espacio personal.
Hay quien compara nuestro cerebro como una especie de supercomputadora que tiene una cantidad limitada de memoria RAM. Cuando nuestro entorno está desordenado, los centros de procesamiento de nuestro cerebro se saturan por todas las señales que entran. Cuando hay múltiples estímulos visuales frente a nosotros al mismo tiempo, como una mesa llena de libros, estos estímulos compiten por la representación neuronal en la corteza visual.
Es decir, una habitación desordenada obliga al cerebro a dividir su atención y dificulta que las redes neuronales se concentren en una cosa específica. Si el espacio físico que nos rodea está disperso, es probable que nuestro espacio mental se sienta igual.
Un hogar ideal es aquel en el que nos sentimos tan a gusto que nos permite descansar y relajarnos. Algo que el desorden puede hacer más difícil. De acuerdo con este estudio publicado en Comprehensive Psychoneuroendocrinology, las mujeres que viven en un entorno doméstico desordenado tienen niveles más altos de cortisol, la llamada hormona del estrés, en comparación con las mujeres que tienen menos desorden a su alrededor. Este caos doméstico, además, también se relaciona con unas peores prácticas de crianza y emociones negativas. Según los expertos, este ambiente puede llevar a una constante respuesta de lucha o huida.
El desorden también tiene un impacto en nuestra capacidad para relajarnos y prestar atención y concentrarnos. Un entorno desorganizado puede generar sensación de caos, saturando el cerebro y dificultando la concentración. ¿Por qué? En este caso, el desorden mental tiene que competir por la atención porque resulta difícil crear un espacio que fomente un ambiente propicio para la relajación. En ocasiones, esto se traduce en mayor riesgo de desarrollar trastornos del estado de ánimo.
Otras desventajas de vivir en una casa desordenada y que corroboran los estudios incluyen problemas de memoria, menor control de los impulsos y malos hábitos alimenticios.
Cómo conseguir un entorno más organizado
Aunque pueda parecernos abrumador empezar a ordenar, con unos sencillos pasos es posible lograr tener un espacio más limpio. Lo primero y más importante es empezar poco a poco, no intentar abordar toda la casa de una sola vez, sino empezar por una habitación. Esto nos ayudará a no sentirnos abrumados y a hacer del proceso algo más agradable.
Puede ser una buena idea crear un plan y decidir el método de limpieza que mejor nos funcione, clasificando los artículos por categorías, por ejemplo. Cuando lo hagamos es un buen momento para preguntarnos si ese objeto que guardamos aporta valor a nuestra vida y por qué la guardamos. Si no encontramos una respuesta favorable quizás ha llegado el momento de deshacernos de él, bien donando o reciclando artículos que aún estén en buen estado.
Otra buena manera de encontrar más orden en nuestro entorno es visualizar cómo sería el espacio si estuviera ordenada. Puede ser una buena motivación que nos impulse a empezar.
En todos los casos, debemos tener presente que ordenar no es, muchas veces, una tarea rápida, sino que puede llevar mucho tiempo. Si nos reservamos un espacio de tiempo adecuado podremos abordarlo con mayor comodidad. Y siempre teniendo en cuenta que ordenar no significa tener que tirarlo todo, sino priorizar qué nos quedamos y qué rechazamos, y encontrar un lugar específico para todo.
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