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La sucesión de Francisco

De Becciu y Cipriani al cardenal de Kenia “no invitado”: las polémicas marcan el cónclave

El cardinal Giovanni Angelo Becciu en el funeral del Papa Francisco

Jesús Bastante

enviado especial al Vaticano —
7 de mayo de 2025 06:44 h

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No quisieron irse, pese a que muchos cardenales se lo pidieron. Siguieron participando como uno más en las congregaciones generales, pese a que el deseo del difunto Papa era otro. El italiano Angelo Becciu, condenado por malversación y excluido expresamente por Francisco del cónclave, y el peruano Juan Luis Cipriani, sancionado por Bergoglio tras acusaciones de abusos sexuales, protagonizaron los principales escándalos de este precónclave que llegó hasta su último día envuelto en polémica. Este martes, cuando los purpurados ya se acomodan en sus habitaciones de Casa Santa Marta, el cardenal keniano John Njue sorprendió con unas declaraciones en las que aseguraba que su no participación del cónclave no se debe a problemas de salud sino a que “no lo han invitado”.

Njue es uno de los dos cardenales con derecho a voto que no está en Roma para la elección del pontífice. El otro es el español Antonio Cañizares, de 79 años, que desde el principio desistió porque su delicado estado no le permite viajar.

Tercer escándalo en dos semanas de previa de un cónclave dividido y sobre el que planea la sombra de un posible veto del sector más ultra y anti Francisco en las votaciones.

Becciu y la renuncia final

Estaba decidido a impugnar el cónclave si no conseguía que le dejaran participar de él, pero se acabó bajando por la presión de sus pares. Angelo Becciu protagonizó el caso de corrupción más importante de los últimos años, al utilizar el dinero de los pobres para comprar un palacio en una zona exclusiva de Londres. Fue condenado y defenestrado por Francisco, de quien se declaró públicamente enemigo.

Una vez muerto Bergoglio, Becciu forzó la máquina para participar del cónclave hasta que aparecieron dos cartas firmadas por Francisco en las que reafirmaba su decisión de excluirle del colegio cardenalicio. Solo entonces el sardo dio marcha atrás en su intención de entrar en la Capilla Sixtina, lo que ha supuesto una dura derrota para el sector ultra al que pertenece. Lo que no consiguió el resto de cardenales fue que saliera del Aula Pablo VI, donde ha continuado participando, como un cardenal cualquiera, en las congregaciones generales que definen los detalles del cónclave.

El cardenal rebelde del Opus

Algo similar sucede con Juan Luis Cipriani, el primer cardenal del Opus Dei, que fue acusado de abusos sexuales y por ello recibió una sanción del mismo Francisco. Aunque el peruano no podía entrar en el cónclave, porque tiene 81 años, ha estado paseando por el Vaticano su desafío al pontífice muerto. Las prohibiciones de Bergoglio le impedían viajar y usar la vestimenta cardenalicias, y el ex arzobispo de Lima se las saltó presentándose con los hábitos purpurados ante el féretro de Francisco, y participando tanto en su funeral como en las congregaciones. Nadie ha conseguido sacarle de ahí.

Entre los papables, ha habido todo tipo de intrigas y movimientos para desacreditar a algunos de los candidatos favoritos. El italiano Pietro Parolin ha visto cómo los medios italianos hablaban de un serio problema de salud, algo que desmintió de manera tajante el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, que si en algo se ha definido estos días ha sido en su capacidad de contestar a todo sin aclarar nada.

Parolin ha sido el principal foco de ataques, pero no el único. Tanto él como el filipino Luis Antonio Tagle fueron señalados por Bishop Accountability, una asociación que monitorea el trabajo de las diócesis del mundo sobre pederastia, como responsable junto a Parolin del ocultamiento sistemático de los abusos, o de ser “tibio” en su respuesta. Parolin también fue objeto de críticas por su responsabilidad in vigilando en el escándalo Becciu.

El cardenal que no ha sido “invitado”

Lo que no se esperaba es que el último día sumara un escándalo más. Horas antes de empezar el cónclave, el keniano John Njue sorprendió con unas polémicas declaraciones a la prensa. Ha dicho que faltará al cónclave no por estar enfermo sino porque no ha sido invitado. Njue es uno de los dos cardenales, de los 135 con derecho a voto, que no lo ejercerán a partir de este miércoles. El otro es el español Antonio Cañizares, que no ha acudido a Roma por cuestiones de salud.

Esto mismo es lo que se creía de Njue, hasta este martes. “No estoy enfermo, no me han invitado”, ha dicho a un periódico local. El único cardenal vivo de Kenia había sido objeto ya de polémica por el baile en su fecha de nacimiento, que pasó en el Anuario Pontificio de 1944 a 1946, lo que le mantenía por debajo del umbral de los 80 años necesario para entrar en la Capilla Sixtina.

En todo caso, no votará. El portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, negó categóricamente las acusaciones: “Los cardenales no necesitan invitación para ir al cónclave. Está la ley. En algunos casos es el decano del colegio cardenalicio el que verifica y sé que en este caso también intervino la nunciatura para aclarar que no venía”.

De hecho, el actual arzobispo de la capital keniana, Philip Anyolo, contradijo las declaraciones de su antecesor en un comunicado publicado este martes. “Aunque Njue es elegible para participar y fue oficialmente invitado a través de la Nunciatura Apostólica en Kenia, el nuncio apostólico, de acuerdo con la Oficina del Arzobispo de Nairobi, comunicó debidamente a la oficina competente de la Santa Sede que, debido a su actual estado de salud, Su Eminencia el cardenal John Njue no podrá viajar a Roma y participar en el cónclave”, explica el comunicado.

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