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Entrevista: Claudio Narea, ex guitarrista de la banda chilena Los Prisioneros

“Que las canciones que cantábamos en plena dictadura de Pinochet estén vigentes en Chile, hablan del fracaso del neoliberalismo”

Claudio Narea

Gustavo Molina

Córdoba —

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En 1982, con sólo 17 años, Claudio Narea no soñaba ni en sus mejores sueños, que sus canciones serían coreadas por miles de jóvenes y no tan jóvenes en el Chile de las revueltas sociales desatadas el 18 de octubre de 2019; ni en América latina, donde El baile de los que sobran se convirtió en el himno de las manifestaciones contra los gobiernos neoliberales: “Que las canciones que Los Prisioneros cantábamos en plena dictadura de Pinochet estén vigentes en Chile o también en Perú y Colombia donde fui a actuar en los últimos meses, hablan del fracaso del neoliberalismo, que sigue dejando fuera del sistema a miles de personas, siguen sobrando los mismos que sobraban en los ’80 y ‘90, nada cambió en 30 años”, le cuenta el músico a elDiarioAR.

Claudio Narea es uno de los tres integrantes de Los Prisioneros, mítica banda de rock chileno integrada con Jorge González y Miguel Tapia, que se disolvió en pleno auge, en 1992. El rock chileno era desconocido hasta la llegada de Los Prisioneros, grupo que tuvo éxitos como Tren al sur, Muevan las industrias, Maldito sudaca, Estrechez de corazón, ¿Por qué no se van? y El baile de los que sobran, coreada desde octubre de 2019 en las movilizaciones contra el gobierno derechista de Sebastián Piñera.

Es la 1 de la mañana del lunes 13 de diciembre. Narea junto al bajista Luciano López y el baterista Ricardo Carrasco acaban de subir a sus habitaciones de un hotel de Concepción, capital de la Región de Bíobío, a 512 kilómetros al sur de Santiago. El domingo a la tarde, Narea y su banda participaron de un megarecital en el Parque Ecuador de esta ciudad sureña en apoyo a la campaña presidencial de Gabriel Boric; donde también actuaron, entre otros, Inti Illimani, Anita Tijoux, Nano Stern y Roberto Márquez del grupo Illapu. Hace 37 años, el 13 de diciembre de 1984 se publicó La Voz de los ’80, álbum debut de Los Prisioneros; autoproducido con una tirada de 1.000 cassettes y luego relanzado por el sello EMI.

-Los Prisioneros se hicieron conocidos en la última mitad de la dictadura cívico militar que padeció Chile por sus canciones de contenido social. Esas mismas canciones se cantan 30, 40 años después. ¿Chile cambió?

-Cuando Pinochet dio el golpe contra Salvador Allende yo tenía 8 años. Transcurrí mi infancia y adolescencia en dictadura, con violencia, presos políticos, desaparecidos, asesinatos y militares en la calle. En la adolescencia, cuando empezamos a cantar con Jorge (González) y Miguel (Tapia) en el Liceo 6 de San Miguel, empezaron las protestas en las calles, la gente se animó a salir. Y hubo muertes en esas protestas todos los meses. Ahora, con las protestas que surgieron de la revuelta de Octubre de 2019, tenemos víctimas de traumas oculares o literalmente dejados ciegos como Gustavo Gatica o Fabiola Campillay; tenemos muertos y militares en las calles nuevamente. El domingo 19 no se elige un presidente, se elige un modelo de país; y el candidato de la ultraderecha (José Antonio) Kast reivindica todo lo que hizo Pinochet, reivindica el genocidio, no lo llama dictadura, sino que habla livianamente de “gobierno militar”. Y en la actualidad, Kast pone en duda que fueran efectivos de Carabineros quienes dejaron ciegos a Fabiola y a Gustavo, se burla de ellos; y se reúne con el carabinero que disparó contra Fabiola Campillay. Ese Chile no lo quiero para mis hijos, ni para mí. Queremos que ese Chile cambie y estamos trabajando para hacerlo realidad.

Claudio Narea tiene cuatro hijos; dos varones de 34 y 30 años; dos niñas, una de 14 que vive en Francia; y otra de cuatro años; además su esposa está embarazada y la familia ya sabe que será varón. Hijo de un ex-empleado de Phillips Chile, que se quedó sin trabajo en los ’70 y se reconvirtió en viajante; con casa propia, pero endeudados y con la permanente posibilidad de que esa casa saliera a remate, sin auto ni teléfono, el ex guitarrista de Los Prisioneros vivió una niñez y adolescencia similar a la de la mayoría de los chilenos, donde faltaban más cosas de las que sobraban. En los tramos finales de la escuela media, Narea comenzó a inclinarse por la música. Los Prisioneros fue la banda con la que se hizo conocido al gran público de su país y de América latina, incluso de Argentina. Luego de la separación de sus compañeros Jorge González y Miguel Tapia; Narea armó Profetas y Frenéticos, conjunto con el que editó tres discos y luego siguió su carrera solista con la que publicó otros tres discos más.

-¿Qué significó la música para Ustedes, fue liberarse en medio de la adversidad?

-Fue un juego musical, estábamos aprendiendo. Nosotros no teníamos instrumentos, yo empecé a tocar con una guitarra acústica; Miguel no tenía batería, tenía unas baquetas, y un maletín que usaba para tocar. El piso era de madera y lo usaba de bombo de la batería. Yo pude comprar una guitarra eléctrica usada y bastante maltrecha. La primera vez que tocamos en público, yo tenía 17 años; fuimos completamente autodidactas; porque a diferencia de Argentina, que tenía bandas de rock como las de Charly (García), (Luis Alberto) Spinetta o a (León) Gieco, en Chile no había bandas de rock, al menos, no populares. Teníamos a Los Jaivas, pero vivían en Francia; no había una conexión con la masa. Escuchábamos a Led Zeppelin o a Deep Purple, pero no venían a Chile, ni había Youtube para verlos. Y en Chile no había bandas chilenas, no había una escena musical para disfrutar de nuestros músicos de rock, no teníamos ídolos chilenos para ver sus recitales.

-Sus canciones tenían un contenido social que fue apropiado por el público. Eso se vio en los ’80 y se ve ahora.

-Es cierto lo que dices. Por ejemplo, antes de ser Los Prisioneros; en el liceo éramos Los Vinchukas y teníamos una canción que se llamaba ¿Quién mató a Marilyn?, dedicada a Marilyn Monroe, y cuando preguntábamos quién la mató, el público, la gente, contestaba “los pacos”. La canción tomó otra dimensión que nosotros no le habíamos dado. Cuando comenzamos a darnos cuenta de que la gente aprovechaba nuestros shows para expresarse contra la dictadura, decidimos cambiarnos de nombre, y nos pusimos Los Criminales. Pero al otro día del cambio de nombre, llega Miguel, al que le gustaba mucho The Clash y nos propone llamarnos Los Prisioneros, en referencia a The Prisioner. Y el nombre Los Prisioneros tuvo una connotación que tampoco nos dimos cuenta inmediatamente, y la gente se apropió de la banda, porque en Chile había prisioneros políticos, entonces empezamos a cachar que la pregunta ¿Quién mató a Marilyn?, el público se la había apropiado como pregunta/denuncia y esa Marilyn de la canción se convirtió en todas las víctimas de la dictadura. Era muy fuerte. Lo mismo pasó con ¿Por qué no se van?, una canción que habla de los chilenos que desprecian a Chile y a sus propios compatriotas; que reniegan de las oportunidades del país. Esa canción, también fue tomada como una protesta contra la dictadura, y el público culpaba a Pinochet de haber convertido a Chile en una gran cárcel.

La banda británica The Clash tiene una fuerte impronta en Los Prisioneros, ya que sus letras punk contienen un fuerte discurso social. El disco London Calling de los ingleses dirigidos por Joe Strummer hace referencia a los servicios informativos de la BBC en la Segunda Guerra Mundial, destinados a territorios ocupados por el nazifascismo. Y la canción Spanish Bombs, habla sobre la Guerra Civil española. Sandinista!, quizá el disco más famoso de The Clash, habla en sus letras sobre el Chile de Víctor Jara y Salvador Allende.

En 2014, Claudio Narea edita Los Prisioneros. Biografía de una amistad; un libro que detalla la vida de tres chicos que se hacen amigos en el Liceo 6 de San Miguel y forman la banda de rock más exitosa de Chile. Allí, el guitarrista habla sobre esa amistad, las canciones, las giras, las peleas y las reconciliaciones. “Y sobre todo, cuento una historia única, riquísima, sobre cómo fuimos cambiando cada uno con la fama y el dinero”, detalla Narea a elDiarioAR.

La reedición de este libro de 400 páginas lanzada en octubre pasado contiene dos nuevos capítulos y 11 historietas dibujadas por la banda: “En 1987 estábamos de gira en Buenos Aires cuando conocimos la revista SexHumor, y compramos varios ejemplares. No había nada parecido en Chile y a nosotros nos abrió la cabeza, siempre hubo un cruce entre música y cómics”, señaló el autor desde el hotel en el Sur de Chile.

-Ahora, más de 30 años después, se podría decir que las canciones de Los Prisioneros volvieron a estar de moda.

-Sí, tal cual, también las canciones de Víctor Jara están tan vigentes como antes; y eso es un problema porque lo que subyace es que Chile no avanzó en políticas sociales y sigue la desigualdad. Después del estallido de 2019, cuando comenzaron a moverse nuevamente las actividades, estuvimos con Miguel tocando mucho; y los problemas de la gente eran los mismos que durante el pinochetismo, el acceso democrático al agua; las brechas entre los sectores más ricos, que son cada vez más ricos; y los más pobres, que son cada vez más pobres; o tienes la represión a la protesta social con una sociedad militarizada y mutilada. ¿Por qué las canciones de Los Prisioneros siguen vigentes, por qué El baile de los que sobran sigue vigente?, precisamente por eso, porque siguen sobrando los mismos que sobraban antes, esa es una clara muestra del fracaso del neoliberalismo. La derecha ponía a Chile como ejemplo de neoliberalismo, y acá está la prueba de que fue un fracaso este modelo de exclusión social.

-En octubre de 2020, el plebiscito para decidir si se reformulaba la Constitución de Pinochet y Jaime Guzmán, ganó ampliamente con el 78% la propuesta para tener una nueva Constitución y lo estamos viendo en la Comisión Constituyente. Sin embargo, en las elecciones presidenciales del 21 de noviembre pasado, José Antonio Kast se impuso con el 27% de los votos ¿Cómo se explica que en sólo un año Chile pasó de enterrar la Constitución de la dictadura a votar al candidato que reivindica la dictadura?

-La sociedad viene de dos años de encierro por pandemia. Pero además tenemos otro fenómeno. Los muchachos y muchachas que están en la primera línea en plaza Dignidad resistiendo a los carabineros, descree de la política, porque, como dijeron los propios chicos que saltaron el metro “no son 30 pesos, son 30 años”. Y la política, lo que le dio a estos miles y miles de chilenos que no fueron a votar, fueron respuestas vacías durante 30 años. Yo recorro escuelas en las poblaciones (villas) y en los barrios acomodados. Te cuento que es muy difícil ser adolescente y joven hoy. Nosotros, de chicos, jugábamos a la pelota en la calle, respirábamos aire; hoy nuestros adolescentes están absorbidos por las pantallas. Y en las poblaciones, por ejemplo estuve en una escuela de Lo Espejo y cuando les preguntaba a los alumnos qué futuro miraban, muchos no sabían qué responder. Y otros querían alistarse en el Servicio Militar. Cuando les pregunté por qué irían a las FF.AA. me respondieron “para salir de acá”. Y esa es su forma de salir de la exclusión, cuando tienes un sistema que genera delincuencia, que no les da buena educación a los niños y jóvenes; no les da acceso a una salud de calidad; no les permite acceder a la cultura; donde no se ve progreso alrededor y los salarios de los papás no alcanzan para nada…. Entonces, en medio de la exclusión social sin acceso a nada, la salida es alistarse en el Servicio Militar, esa sociedad están construyendo.

-¿La elección del próximo domingo 19 entre el candidato de la centroizquierda Gabriel Boric y de la ultraderecha José Antonio Kast, se parece más al plebiscito del 5 de octubre de 1988, donde se decidió el fin o la continuidad del régimen de Pinochet; o a las otras elecciones presidenciales?

-En cierto punto se parece al plebiscito de 1988. Pero ahí sabíamos que ganaba el No; la gente no quería más dictadura, quería que se fuera Pinochet. Ahora es incierto, la cosa no está tan clara. El neoliberalismo y sus medios de comunicación han hecho bien su trabajo, convencer al pobre de que debe votar al candidato de su patrón rico. Está lleno de gente pobre, de las poblaciones, que vota a Kast. O también tenemos gente de la comunidad LGTB que están a favor de Kast, aunque Kast los desprecie, porque ha tenido muchos momentos para explayarse acerca de la ideología de género; y su mensaje es altamente negativo para este colectivo. La elección del domingo, yo la veo en parte, semejante al plebiscito donde ganó el No a Pinochet; pero por otro lado, me parece que ahora no está tan clara la cosa. Hay gente que ante la alternativa de “el comunismo”, ve con buenos ojos a Kast, porque le asegura que el mundo individualista gozador, seguirá su rumbo. Esa gente hace la vista gorda a cuestiones como que Kast quiere liberar a los presos de Punta Peuco, que son los militares que torturaron, que mataron y cometieron crímenes de Lesa Humanidad. Kast dice cosas muy insensatas como esas, y son tipos que actuaron con mucha frialdad para cometer sus crímenes y obviamente la gente de bien no quiere verlos libres. Por ejemplo, Miguel Krassnoff está condenado a penas de 800 años, y Kast pone en tela de juicio que realmente haya sido tan malo y él dice que confía, que él le cree que es inocente. Por eso, yo creo que esta elección es mucho más incierta que el plebiscito del Sí o el No, que era una elección ganada, la mayor parte del país quería que se fuera Pinochet y se terminara la dictadura. Acá no está muy claro eso, se ha profundizado mucho el tema del neoliberalismo y a mucha gente le encanta tener muchas cosas y hacer ostentación de sus bienes. Yo lo veo más peligroso todavía a esto. El domingo se elige nuevamente entre el sistema democrático y el autoritarismo. Gabriel Boric no es Salvador Allende, pero José Antonio Kast representa a la dictadura de Pinochet y los que bombardearon La Moneda.  

GM/WC

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