Científicos invitados a llevarse las ratas de laboratorio a sus casas: el último dislate causado por los recortes de Trump

Los trabajadores de la Agencia de Protección Ambiental estadounidense (EPA) fueron invitados por sus superiores a llevarse a casa alguno de los 20.000 animales de laboratorio con los que trabajan y adoptarlos como mascotas, según adelantaron los diarios The New York Times y The Guardian. “Adoptá amor. Salvá una vida”, dicen los carteles colocados en sus instalaciones. “Nuestro programa de adopción fue aprobado. ¿Te gustaría adoptar?”.
Esta campaña es una de las muchas consecuencias que están teniendo los recortes de la administración Trump en todos los ámbitos de la investigación científica en nombre del ahorro de costos, con especial incidencia en los programas de clima, espacio y salud. En el caso de la EPA, la administración pretende eliminar los puestos de al menos a 1.000 científicos, lo que equivale aproximadamente a tres cuartas partes del personal, decisión que está en suspenso mientras se libra una batalla legal. La medida se conoció en la misma semana en que 144 trabajadores de la EPA fueron suspendidos por firmar una carta acusando a la administración Trump de politizar la agencia.
La oficina actual de la agencia está siendo reemplazada por una mucho más chica y se va a rescindir un contrato plurianual de 8 millones de dólares para servicios de pruebas con animales. Esta situación forzó a sus responsables a lanzar una campaña de adopción, ya que los animales serán sacrificados si no hay financiación, como pasó en otros lugares.
Animales centinela
La EPA utiliza conejos, ratones, ratas y otros animales para probar la seguridad de los productos químicos y otros contaminantes ambientales y proteger la salud de los humanos. De los 20.000 animales alojados en el Research Triangle Park en Carolina del Norte, la inmensa mayoría son peces o larvas de peces. Los dos conejos que estaban en el campus de Carolina del Norte ya fueron adoptados y la mayoría de los roedores son ratas centinela, que viven en sus jaulas y solo son sometidas a análisis de heces o de sangre para detectar contaminantes en el ambiente.
Oficialmente, la agencia asegura que esta campaña se debe a la preocupación por el bienestar animal y no a los recortes. “La EPA de Trump está trabajando para que la mayor cantidad posible de animales encuentre hogares acogedores”, afirmó Brigit Hirsch, secretaria de prensa de la organización, a The New York Times. Un formulario de solicitud que circula entre los empleados enumera los requisitos para los posibles adoptantes de ratas o peces: deben tener el consentimiento de todos los miembros adultos de su hogar, deben establecer una relación con un veterinario que les brinde atención y deben proporcionar el equipo de transporte adecuado para los animales.
Un riesgo para la salud
Los expertos advierten que prescindir de estos animales sin tener una alternativa para medir los efectos de contaminantes podría poner en riesgo la salud pública, al mismo tiempo que hará a los científicos de la EPA más dependientes de la investigación de la industria a la hora de verificar la seguridad de los productos químicos. La medida es una “autolobotomía científica desacertada”, asegura Kyla Bennett, directora de política científica de Peer y ex abogada de la EPA, en The Guardian. “La EPA está abandonando su condición de organización científica de primer nivel”.
La medida es una autolobotomía científica desacertada. La EPA está abandonando su condición de organización científica de primer nivel
Estas investigaciones incluyen el estudio de los efectos tóxicos de los químicos plásticos comunes o de sustancias químicas complejas con miles de variaciones, como los PFAs. La reducción de las pruebas con animales “hará que la EPA dependa aún más de la investigación de las empresas químicas, que muchas veces se presenta para enmascarar, en lugar de identificar, los posibles riesgos para la salud y el medio ambiente”, dice Bennett.
Una forma de evitar el sacrificio
El genetista y experto en bioética del CNB-CSIC Lluis Montoliu recuerda que cuando no se puede mantener a los animales en las instalaciones lo que se suele hacer es sacrificarlos, así que adoptarlos es una alternativa más amable. “Esto es posible siempre que los animales que se destinen a esa adopción no generen ni contengan ningún peligro, es decir, que no hayan sido modificados genéticamente o no hayan sido infectados, como es el caso de estos animales centinela”, asegura. En cualquier caso, recuerda, aunque hay muchos de estos análisis toxicológicos que pueden hacerse por otras vías, lo cierto es que para estudiar el efecto de muchas sustancias químicas seguimos necesitando animales.
Javier Guillén, director de AAALAC Internacional, una asociación sin ánimo de lucro que evalúa y acredita los programas de experimentación animal, recalca que los científicos se llevarán los animales a sus casas como mascotas, no para seguir con los experimentos. Además, apunta, estos animales que se van a adoptar están sanos. “Se crían para investigación, están testados de agentes infecciosos de todo tipo, mucho más que cualquiera de la calle”, comenta. “En sí mismos, son los animales más seguros que te puedes encontrar, porque nacen y viven en condiciones controladas”.
Son los animales más seguros que te puedes encontrar. Se crían para investigación, están testados de agentes infecciosos de todo tipo, mucho más que cualquiera de la calle
Este tipo de programas se suelen hacer de forma puntual, pero en el caso de la EPA se trata de una decisión sobrevenida por los recortes que implica muchísimos animales, advierte Guillén. “En ese aspecto yo lo veo positivo”, admite. “Para mí el problema ético es que lo que está haciendo Trump con los recortes en la investigación pública es que va a dejar a medias muchas investigaciones, lo que supondrá que las experimentaciones con esos animales no sirvan para nada y no se puedan justificar por sus beneficios”.
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