Denuncian masivos mensajes telefónicos con apoyo a Bolsonaro y amenazas al Congreso y al Supremo Tribunal Federal
Un fenómeno abrumó a electores del estado de Paraná, aquel territorio brasileño donde predicó justicia el ex juez Sergio Moro. Muchos de quienes irán a votar el 2 de octubre relataron haber recibido mensajes de texto en sus celulares, con instrucciones a los simpatizantes de Jair Messias Bolsonaro para invadir el Congreso y la Corte Suprema en Brasilia. La compañía Celepar (de Tecnología Informática y Comunicación de Paraná) confirmó que las misivas fueron efectivamente disparadas por cientos de miles, pero dijo que la acción fue tramada por una empresa tercerizada.
El texto, igual en todos los casos, decía: “Que gane Bolsonaro en el primer turno! Si no, vamos a las calles a protestar. Vamos a invadir el Congreso y el Supremo Tribunal Federal. El presidente Bolsonaro cuenta con todos nosotros”. Los disparos de mensajes procedieron, todos, de celulares en poder de dos organismos oficiales del estado paranaense.
Este hecho es consistente con aquellos ruidos provocados por el discurso del actual jefe de Estado. En la ciudad de Sorocaba, a 120 kilómetros de la capital paulista, volvió a defender la compra y uso de armas por cualquier ciudadano, precisamente un día después que la Corte hubiera dictado una norma que regirá durante el período electoral: prohíbe la portación de armas de fuego durante las 48 previas a los comicios y las 24 horas posteriores a la difusión de los resultados. No terminó por allí su catequismo armamentista. El sábado por la mañana, esta vez en la localidad de Campinas, volvió a propagar su frase preferida: “El pueblo armado jamás será esclavizado”; una consigna que fue voceada intensamente por sus partidarios.
Es probable que para Bolsonaro el impacto de sus palabras tenga dimensión nula. Lo cierto es que como presidente brasileño convocó, una vez más, “a luchar contra esa gavilla de Lula. Nosotros, repito, lucharemos” y volvió a reiterar su slogan sobre el “pueblo armado”. Fue un momento muy entrañable para sus partidarios, que el gobernante alimentó con justificaciones: “Nosotros siempre decimos que tenemos el sagrado derecho a la defensa. Del otro lado dicen que un ladrón puede desarmar a un ciudadano de bien. Después de las elecciones voy a resolver ese asunto del decreto de las armas”. No es ocioso recordar que el gobernante firmó en mayo de 2019 la reglamentación que flexibilizó el uso de armas y municiones, y en ese acto estuvo rodeado de congresistas que forman parte del llamado “bloque de la bala”.
Vacunas y propiedades, bajo sospecha
Con rostro enjuto, y rictus que evidenciaron su propia incertidumbre, por la noche en el debate presidencial en la emisora televisiva SBTB, Bolsonaro volvió a invertir esfuerzos en la defensa de los “logros” de sus casi 4 años de gobierno. “Nosotros sacamos la corrupción de los títulos de los grandes diarios. Después de tres años y ocho meses no se ven escándalos de corrupción en mi gobierno. Y cuando acusan, son suposiciones. Nosotros dimos el ejemplo al elegir personas correctas para ocuparse del comando de los ministerios”.
Los otros polemistas, especialmente la candidata del Movimiento Democrático de Brasil Simone Tebet, le recordaron algunos olvidos. Como ella mencionó, entre ellos figura la compra de vacunas sobrefacturadas por parte del Ministerio de Salud, que obligó a renunciar a la cúpula de esa cartera. El hecho fue parte de una investigación en el Parlamento, pero quedó “dormido” temporariamente. El otro caso renombrado es la adquisición de 51 propiedades inmobiliarias con dinero en efectivo, cuyo origen se desconoce, por parte de la familia presidencial y que involucra cinco millones de dólares. También hubo transacciones non santas por parte del Ministerio de Educación, que destinó parte del presupuesto a la compra de vehículos también sobrefacturados. Para Jair Bolsonaro, esas denuncias no revelan su responsabilidad, pues muestran la culpa de los funcionarios involucrados, que fueron exonerados de sus cargos. Eso a su vez le abre las puertas para calificar sin ambages a Lula como un “ex presidiario” que “demuestra no tener compromisos con la población”.
El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva optó, estos días que faltan hasta la primera vuelta, por colocar como eje casi exclusivo de sus discursos, el llamado “voto útil”. Apunta a conseguir que aquellos seguidores de Ciro Gomes y Tebet, los dos postulantes de centro con 5% y 7% de votantes cada uno, se vuelquen a su favor. La justificación es la imprevisibilidad de Bolsonaro en el caso en que los comicios requieran una segunda vuelta el 30 de octubre para consagrar su eventual victoria. En su último discurso sostuvo que su gran adversario, JMB, “quiere que el pueblo no comparezca a votar. Hubo una abstención muy grande en la última elección (2018); no hay que volver a repetirlo”.
EG
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