Una “invitación”, un “paraguas” y un Consejo: los juegos de palabras de la OTAN y Zelenski frente a Putin

Andrés Gil

Vilna (Lituania) —

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Zelenski peleaba por “invitación”. Y coló la palabra, pero no iba sola. El presidente de Ucrania luchó por conseguir unas “garantías de seguridad”, pero se quedó en “compromiso”. Ucrania, en realidad, lo que quiere es un pase automático a la OTAN en cuanto acabe la guerra. Pero eso no lo tiene. Aunque se lleva bajo el brazo lo que ha llamado “paraguas” del G7.

El “lenguaje” en relaciones internacionales es fundamental, cada palabra cuenta. Y como cuenta tanto, hasta el presidente de EEUU, Joe Biden, se ha implicado directamente en trabajar los borradores que le llevaban sus negociadores en la OTAN. Y es que hay una guerra, se cumplen 500 días de la invasión rusa de Ucrania, casi año y medio, y hay miedo real a que el conflicto se descontrole.

“Estamos en un punto de inflexión, un punto de inflexión en la historia, en el que las decisiones que tomemos delimitarán la dirección de nuestro mundo en las próximas décadas”, resumió el presidente de EEUU, Joe Biden, en Vilna (Lituania).

Invitación en diferido

Un país sólo puede entrar en la OTAN si recibe una invitación. Y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, anda detrás de una desde antes incluso de la invasión rusa. Ya en 2008, en Bucarest, Ucrania recibió buenas palabras y poco más: “La OTAN acoge con satisfacción las aspiraciones euroatlánticas de Ucrania y Georgia de ingresar en la OTAN. Hoy hemos acordado que estos países se convertirán en miembros de la OTAN. El MAP [plan de acción para el ingreso] es el siguiente paso para Ucrania y Georgia en su camino directo hacia la adhesión”.

Ciertamente la OTAN no ha dejado de expandirse al Este desde la caída del Muro de Berlín, ante los recelos crecientes de Rusia. Y tanto Ucrania como Georgia parecían límites que ni siquiera los aliados estaban dispuestos a cruzar antes del 24 de febrero de 2022, a pesar de las presiones de Zelenski y de las protestas de Vladímir Putin.

Pero la guerra ha acelerado las cosas, aunque depende de cómo se interpreten las palabras: el presidente ucraniano ha conseguido colar la palabra “invitación”, pero va acompañada de tantos condicionantes que, en realidad, puede servir de mucho o de muy poco: “Estaremos en condiciones de cursar una invitación a Ucrania para que se una a la Alianza cuando los aliados estén de acuerdo y se cumplan las condiciones”.

En decir, no existe el calendario que pedía Zelenski ni el automatismo de que Ucrania entraría en la OTAN en cuanto acabe la guerra. Y lo que sí hay es vaguedad: “Cuando los aliados estén de acuerdo y se cumplan las condiciones”.

¿Condiciones? ¿Cuáles?

La simbólica palabra “invitación” está vinculada al cumplimiento de varias condiciones, entre ellas el fin de la guerra, el refuerzo institucional, los avances contra la corrupción y la interoperabilidad de los ejércitos.

“Entendemos que tendremos esta invitación cuando las medidas de seguridad lo permitan, y quiero discutirlo con nuestros socios. Ucrania va a luchar por garantías de seguridad para Ucrania en el camino a la OTAN”, ha dicho Zelenski a su llegada a la cumbre: es decir, lo que plantea es que si el ingreso a la OTAN depende de unas condiciones de seguridad, haya ayuda internacional a Ucrania para cumplir con esas condiciones de seguridad, que fundamentalmente pasan por ganar la guerra a Rusia y tener un estatus militar que disuada futuras amenazas.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha explicado así de qué están hablando cuando hablan de que se alcancen las “condiciones adecuadas”: “Creo que tenemos que entender que hay al menos dos dimensiones. Una es hasta qué punto han sido capaces [en Ucrania] de modernizar las instituciones de defensa y seguridad para reforzar su gobernanza, incluyendo la lucha contra la corrupción. Y estas cuestiones se han abordado en todas las ampliaciones de la OTAN. Porque queremos una buena gobernanza, queremos instituciones de defensa y seguridad modernas, y queremos unas fuerzas armadas que sean interoperativas con la OTAN”.

“Luego hay otra dimensión”, ha dicho Stoltenberg: “Y es el hecho de que haya una guerra en Ucrania. Las fuerzas ucranianas han demostrado valor, habilidad y competencia, lo que ha impresionado al mundo entero. Pero, al mismo tiempo, hay una guerra en toda regla. Y, por tanto, creo que todos los aliados están de acuerdo en que cuando hay una guerra, no es el momento de convertir a Ucrania en miembro de pleno derecho de la Alianza. Se trata de dos cosas distintas: la cuestión de la gobernanza, la corrupción, la interoperatividad, que es un problema independientemente de que haya guerra o no, y luego la otra cuestión es la guerra en curso en Ucrania. Y tenemos que abordar ambas”.  

Un MAP sin coordenadas

La OTAN incluyó a Ucrania y Georgia en el MAP en 2008. Hace 15 años. Y ahí seguía Ucrania hasta este martes. El plan de acción para la adhesión es un programa de la OTAN de asesoramiento, asistencia y apoyo práctico adaptado a las necesidades de los países que desean unirse a la Alianza. Los países que participan en el MAP presentan programas nacionales anuales que cubren aspectos políticos, económicos, de defensa, de seguridad o jurídicos.

Y lo que han hecho los aliados en Vilna ha sido suprimir el MAP para Ucrania como gesto de eliminar trabas para su adhesión, si bien lo han sustituido por la supervisión de los ministros de Exteriores y Defensa.

Según el secretario general de la OTAN, “lo importante es que tenemos las herramientas para garantizar que Ucrania avanza hacia la adhesión. Por primera vez, la 'invitación' forma parte del lenguaje. Y por primera vez hemos eliminado el requisito del Plan de Acción para la Adhesión [MAP, en sus siglas en inglés]. Es un gran paso. Nunca ha habido un lenguaje más contundente de la OTAN sobre la adhesión, y nunca ha habido un anuncio más específico sobre lo que realmente vamos a hacer para garantizar que Ucrania se convierta en miembro de la Alianza”.

“Compromisos” más que “garantías”

Ni es lo mismo ni es igual. Ucrania quería “garantías”. El presidente ucraniano lleva desde el martes pidiendo “garantías de seguridad” en Vilna. Incluso ha afirmado en una rueda de prensa con el secretario general de la OTAN que había logrado que el G7 le concediera esas “garantías de seguridad” hasta la entrada en la OTAN.

Pero no.

Cuando se mira la letra pequeña del comunicado del G7 en realidad se habla de “compromisos”. En efecto, los países del G7 y aquellos que se han sumado a la declaración conjunta, como es el caso de España, se comprometen a ayudar a Ucrania, pero no a garantizar su seguridad.

Es más, había países, como Polonia y los bálticos, que querían que las garantías de seguridad aparecieran en las conclusiones de la OTAN, pero al final saltó de ese documento y se quedó solamente en el del G7.

Y Rusia protesta

La concesión de garantías de seguridad a Ucrania por parte de los miembros del G7 atenta contra la seguridad de Rusia, advirtió hoy el Kremlin, informa Efe. “Al proporcionar garantías de seguridad a Ucrania, (el G7) atenta contra la seguridad de Rusia”, declaró el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, en su rueda de prensa telefónica diaria: “Es extremadamente erróneo y potencialmente muy peligroso”. 

Insistió asimismo en que, con dar garantías de seguridad a Ucrania, los países en cuestión violan el principio internacional de la “seguridad indivisible”, cuando la seguridad de un país no puede ser conseguida a costa de la seguridad de otros Estados. 

¿Uno para todos y todos para uno? Bilateral más que multilateral

La referencia a las “garantías de seguridad bilaterales” saltaron la declaración de la OTAN porque, a pesar de decir “bilaterales”, comprometía a toda la organización militar. No obstante, el concepto bilateral sigue apareciendo en la declaración del G7.

Según el texto de las siete principales economías del mundo, este miércoles se inician “negociaciones con Ucrania para formalizar –mediante compromisos y acuerdos bilaterales de seguridad alineados con este marco multilateral, de conformidad con nuestros respectivos requisitos legales y constitucionales– nuestro apoyo duradero a Ucrania mientras defiende su soberanía e integridad territorial, reconstruye su economía, protege a sus ciudadanos y persigue la integración en la comunidad euroatlántica. Daremos instrucciones a nuestros equipos para que inicien estas conversaciones de inmediato”.

El G7 añade: “Cada uno de nosotros trabajará con Ucrania en compromisos y acuerdos de seguridad específicos, bilaterales y a largo plazo, encaminados a garantizar una fuerza sostenible capaz de defender a Ucrania ahora y de disuadir la agresión rusa en el futuro; reforzar la estabilidad económica y la resiliencia de Ucrania, incluso mediante esfuerzos de reconstrucción y recuperación, para crear las condiciones propicias para promover la prosperidad económica de Ucrania, incluida su seguridad energética; y proporcionar apoyo técnico y financiero para las necesidades inmediatas de Ucrania derivadas de la guerra de Rusia, así como para que Ucrania pueda seguir aplicando el programa efectivo de reformas que apoyará la buena gobernanza necesaria para avanzar hacia sus aspiraciones euroatlánticas”.

Un consejo que no es una comisión

Ucrania ya acudía a las reuniones de la OTAN como invitada. Zelenski ha participado, a veces en vídeo y a veces en persona. Así como sus ministros de Defensa y Exteriores. Pero ahora la OTAN ha dado un paso más, y ha creado un Consejo OTAN-Ucrania, “en el que nos encontraremos como iguales a la espera de encontrarnos como aliados”, ha resumido Stoltenberg.

¿Y eso qué es? “La creación del Consejo OTAN-Ucrania es uno de los elementos del paquete aprobado”, ha dicho el secretario general de la OTAN: “Hoy hemos acordado garantizar que Ucrania se acerque aún más a la OTAN y a la integración en la OTAN. Y el propósito de esa decisión es reforzar sus lazos políticos y fortalecer su interacción política entre la OTAN y Ucrania. El Consejo es diferente de la comisión anterior”.

¿Por qué? “En primer lugar, porque se trata de un órgano que puede tomar decisiones y nos reunimos de igual a igual. No son 31 aliados reuniéndose con un socio. Es un consejo que realmente toma decisiones y en el que nos reunimos de igual a igual. Podemos reunirnos a nivel de jefes de Estado y de gobierno, como haremos hoy, a nivel ministerial, de Defensa, de ministros de Asuntos Exteriores, de embajadores. También podemos reunirnos a nivel militar con nuestro Jefe de Defensa y otros expertos. Se pueden crear grupos. Se trata, pues, de una entidad política mucho más fuerte e importante que la de una simple asociación. Es algo que hacemos juntos como iguales. Pero, de nuevo, este es uno de los pasos que estamos dando para avanzar hacia la adhesión. Hoy nos reunimos como iguales. Estoy deseando que llegue el día en que nos reunamos como aliados, y este es un paso importante y una contribución importante a ese proceso”.

No diga OTAN, diga “aspiraciones euroatlánticas”

En efecto. Todo esto tiene que ver con ayudar a Ucrania a ganar la guerra y, de paso, a reunir las condiciones para entrar en la OTAN. Pero no se pone OTAN. ¿Qué son las aspiraciones euroatlánticas? ¿Qué es euroatlántico? Es la Organización del Tratado Atlántico Nortel, aunque Turquía, por ejemplo, no sea ni Atlántico ni norte, y tampoco cumpla los estándares europeos democráticos, de transparencia, laicicidad ni de Estado de Derecho.

Así lo explica Zelenski, que menciona la palabra OTAN, que no está en la declaración del G7: “Se dice que las garantías serán válidas en nuestro camino a la OTAN. Esto es muy importante. Será una señal muy concreta”.

Mejor “paraguas” que “memorándum”

Hace casi 30 años, Ucrania firmó un documento llamado Memorándum de Budapest sobre Garantías de Seguridad: era un acuerdo que buscaba ofrecer garantías de seguridad a Ucrania por su adhesión al Tratado de No Proliferación Nuclear.

El papel estaba firmado por Rusia, Estados Unidos y Reino Unido. China y Francia más tarde se sumaron. ¿Y qué decía ese memorándum? Ofrecía garantías frente a amenazas o el uso de la fuerza contra la integridad territorial o independencia de Ucrania.

A cambio de aquello, Kiev cedió a Rusia el tercer mayor arsenal nuclear del mundo.

¿Y qué cambia ahora?  “Este podría ser el primer documento legal que simbolice el hecho de que tenemos una especie de paraguas de seguridad, un primer documento”, ha dicho Zelenski en Vilna: “Y más adelante, Ucrania tendrá relaciones laterales, documentos bilaterales con todas las garantías de seguridad para Ucrania. Y abarcará todos los aspectos que ya tenemos o de los que ahora carecemos, como la defensa aérea, los aviones, los aviones militares. Ahora todos esos aspectos se considerarán a nivel bilateral”.

“Además de este documento”, ha dicho el presidente ucraniano, “se permitirá que otros países, además de estos siete, se unan. Sería una oportunidad para que otros socios se unieran también. Y ya hemos empezado a mantener conversaciones con otros socios que ya son amigos nuestros, pero que no forman parte del G7, pero que se unirán. Creo que es un próximo paso muy importante”.

Uno de esos países que se ha sumado es España.

Pero, ¿qué diferencia hay con Bucarest? “No creo que el Memorando de Budapest sea una garantía de seguridad”, responde Zelenski: “No hay ninguna responsabilidad prevista en el memorando. No había nada concreto, salvo el hecho de que Ucrania tenía este documento y se quedó sola con él. En cuanto al nuevo documento de ahora, debería seguir siendo válido mientras Ucrania no esté en la OTAN. Nos gustaría tener un documento para que la ayuda no se basara en nuestra relación personal, sino que estuviera escrito en el documento y el marco de hoy, la declaración y las garantías de seguridad abrirán las posibilidades para los documentos bilaterales fuertes”.

Miedo a otra guerra mundial

“Comprendemos que alguien tenga miedo de hablar ahora de nuestra adhesión porque nadie está dispuesto a una guerra mundial, lo cual es lógico y comprensible”, ha reconocido Zelenski en una rueda de prensa con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg: “Hoy las garantías han sido confirmadas por los países del G7. Podemos afirmar que los resultados de la cumbre son buenos, pero si recibiéramos una invitación, serían óptimos”.

Según el presidente ucraniano, “las mejores garantías para Ucrania y para los ucranianos es estar en la OTAN. Esto está claro, no vemos a ninguna nación de la OTAN que esté en guerra ahora, donde se esté muriendo, sufriendo, que esté defendiendo su propio país. Por eso entendemos que las mejores garantías para Ucrania es estar en la OTAN, en nuestro camino hacia la OTAN. Nos gustaría tener las garantías de seguridad y tenerlas permanentemente, es lo que hace que nuestra relación con otros países sea aún más poderosa”.

Más allá de las palabras: señales a Putin

“Ucrania está luchando y entiende que no puede ser una nación miembro de la OTAN mientras la guerra continúe en nuestro territorio. Esto está absolutamente claro. Pero estas señales son importantes”, ha explicado Zelenski: “Esas señales que he mencionado en reuniones bilaterales con el secretario general, con los socios, esas declaraciones sobre Ucrania convirtiéndose en una nación miembro de la OTAN”.

“En cierto modo”, abunda el presidente ucraniano, “es como la candidatura a la Unión Europea. La candidatura no significa la adhesión, pero supone una movilización importante para Ucrania y una señal poderosa para Rusia de que Ucrania está dispuesta a convertirse en miembro de la Unión Europea y ser un Estado independiente. En cuanto a la invitación a la OTAN, es exactamente lo mismo. Es una señal”.