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Análisis

¿Tienen que morir de hambre 14.000 niños para poner el foco en el sufrimiento de Gaza?

elDiario.es
Niños palestinos esperan para recibir comida en un centro de distribución de Ciudad de Gaza el 22 de mayo de 2025.

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Hay una cifra que hemos escuchado y repetido demasiadas veces esta semana: 14.000. Son los niños que podrían haber muerto en Gaza en 48 horas si no recibían alimentos. Así lo dijo el jefe de Asuntos Humanitarios de la ONU, Tom Fletcher, en una entrevista de radio con la BBC el pasado martes.

En las 24 horas siguientes, todos los medios de comunicación españoles nos habíamos hecho eco de esa cifra espeluznante, que apareció en titulares de prensa, programas de radio y debates de televisión, en la mayor parte de los casos por su espectacularidad y no por lo que hay detrás de ese número. En la televisión generalista de España, periodistas y comentaristas repetían las palabras de Fletcher sin ir más allá del dato grandilocuente –Gaza estuvo presente la noche del martes en los programas del prime time, incluso en El Hormiguero, gracias a esa cifra–.

La propia periodista de la BBC que entrevistó a Fletcher le preguntó por la cifra que calificó de “extraordinaria”, aunque no era del todo precisa y casi ningún medio que la replicó sabía de dónde salía. Esos 14.000 niños se encuentran en el último informe sobre Gaza del IPC (un índice que emplean la ONU y otras organizaciones internacionales para medir el hambre), que abarca el periodo entre abril y septiembre de 2025.

El informe refleja un escenario sombrío en la Franja, donde toda la población sufre altos niveles de inseguridad alimentaria, esto es, pasa hambre. Uno de cada cinco gazatíes (cerca de medio millón) se enfrenta a la hambruna. Y de todos ellos, los niños y niñas de entre 6 meses y 5 años son los que más van a sentir las consecuencias de la falta de alimentos a causa del bloqueo israelí y de su ofensiva militar. Si los ataques por aire, tierra y mar continúan a gran escala, y la ayuda humanitaria no empieza a llegar en cantidades significativas, 71.000 niños van a sufrir desnutrición aguda moderada y, entre ellos, más de 14.000 casos serán de desnutrición aguda severa.

Los términos técnicos que emplea el IPC pueden desviar la atención de una realidad que no es menos dramática y dolorosa, y sobre la que Fletcher quiso llamar la atención con sus declaraciones –que surtieron efecto, sin ninguna duda, aunque tuvieron que ser matizadas por su propia agencia–. Que esos 14.000 niños menores de 5 años no hayan muerto en 48 horas o no vayan a morir en los próximos días no significa que no estén sufriendo enormemente porque no pueden comer lo que sus pequeños cuerpos necesitan para desarrollarse. 

“Es imperativo hacer llegar suministros a Gaza para salvar a unos 14.000 bebés que probablemente sufrirán malnutrición aguda severa”, dice a elDiario.es un portavoz de la agencia de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA), Jeans Laerke. “Necesitamos que los suministros lleguen lo antes posible para ellos y para todos los niños de Gaza”, agrega. Por ese motivo, el organismo está priorizando la comida para bebés en los primeros convoyes que empezaron a llegar a la Franja el jueves, aunque su acceso y distribución son extremadamente complicados.  

Aparte de comida para bebés, son necesarios suplementos para tratar la desnutrición, alimentos específicos para las personas más vulnerables –en primer lugar, los niños y niñas– que ya han sufrido el impacto de un bloqueo absoluto los pasados dos meses y medio (desde el 2 de marzo hasta esta semana), y un bloqueo parcial durante los primeros 15 meses de la guerra de castigo israelí contra Gaza. El ministro de Sanidad palestino, Maged Abu Ramadan, declaró a la prensa en Ginebra el jueves que al menos 29 niños y ancianos han muerto en los pasados días por causas relacionadas con el hambre y que miles más están en peligro.

La Agencia de la ONU para la Infancia (UNICEF) también ha alertado de que los pequeños ya están falleciendo y muchos más lo harán si no reciben los alimentos que necesitan. Desde enero de 2025 hasta principios de mayo, más de 9.000 niños fueron atendidos a causa de la desnutrición aguda, según datos de UNICEF. El jueves de esta semana, después de más de 80 días de bloqueo absoluto, la agencia logró introducir en Gaza 508 pallets de “suministros alimenticios vitales”, que incluyen alimentos terapéuticos listos para usar y suplementos nutricionales a base de lípidos.

Más de 19 meses de conflicto y bloqueo

Los 14.000 niños que están desnutridos no lo están de repente, sino después de que se les haya privado de alimento en cantidad y con la calidad que requieren desde principios de octubre de 2023. Lo mismo ocurre con las 17.000 mujeres embarazadas o lactantes que van a necesitar tratamiento para la desnutrición en los próximos meses, según el IPC.

En estos momentos, la urgencia es mayor que nunca después de más de 19 meses de conflicto y 11 semanas en las que no ha entrado en el enclave palestino ni comida, ni medicamentos u otros tratamientos para la desnutrición. “Hay una necesidad urgente de introducir en Gaza cantidades masivas de comida y otros suministros vitales rápidamente”, afirma Laerke a este periódico.

Después de haber introducido productos nutricionales, algunos ingredientes como la harina y suministros médicos, la OCHA espera poder llevar a la Franja suministros básicos como alimentos frescos, artículos de higiene, agentes purificadores de agua y combustible para abastecer a los hospitales. No hay que olvidar que, aparte de la escasez de alimentos y de suplementos específicos para la desnutrición, el sistema sanitario gazatí no puede atender ni tratar adecuadamente a los niños, ancianos y otras personas que acuden con efectos patentes del hambre.

El Hospital Nasser (uno de los 19 que siguen operativos en Gaza, aunque de forma limitada) tiene un departamento de emergencias para niños desnutridos que está a plena capacidad, pero no dispone de suministros médicos. Si el sistema sanitario gazatí no era de los mejores antes de la ofensiva israelí, ahora está completamente devastado: el 94% de los centros hospitalarios está dañado o destruido, según la Organización Mundial de la Salud.

Los efectos del conflicto y del bloqueo se acumulan, ya que incluso antes del 7 de octubre de 2023 la Franja llevaba años sometida al bloqueo israelí que limitaba la cantidad y calidad de los productos disponibles en el mercado gazatí. Antes de la actual guerra, unos 500 camiones de ayuda humanitaria y bienes comerciales llegaban a Gaza cada día, aunque algunos productos estaban vetados por las autoridades israelíes, que alegaban su posible “doble uso” militar, como algunos fertilizantes.

En el pasado año y medio de ofensiva israelí el sistema alimentario de Gaza ha colapsado, en la Franja apenas se producen alimentos y los precios de los productos disponibles se han disparado –por ejemplo, el de la harina de trigo ha aumentado más de un 3000% desde finales de febrero de 2025–, tal y como señala el informe del IPC. Por ello, prácticamente la totalidad de la población se alimenta de la ayuda humanitaria, que se ha convertido en un arma de guerra porque su escasez o ausencia puede matar, literalmente.

Ahora que la ayuda vuelve a entrar con cuentagotas en el enclave, donde la población está hambrienta, las organizaciones humanitarias temen que se produzcan incidentes: saqueos, aglomeraciones y una lucha desesperada por hacerse con la poca cantidad de comida que está llegando. El comisionado general de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, ha dicho en X que no debería ser sorprendente ni chocante que la “preciada ayuda” sea saqueada, robada o desaparezca después de estas 11 semanas de asedio absoluto.

No sería la primera vez que se producen escenas de caos o tragedias porque Israel no ha permitido la llegada de asistencia durante un periodo prolongado o el acceso a ella a una zona de la Franja. En marzo de 2024, se produjo la que fue bautizada como “masacre de la harina”: más de un centenar de personas murieron cuando fueron a recoger ayuda humanitaria en las afueras de la Ciudad de Gaza, algunas aplastadas, otras por disparos directos de las tropas israelíes. En ese momento, los militares habían impedido la entrega de ayuda en el norte del enclave y los habitantes hambrientos perdieron la vida para conseguir un saco de harina.

Además de las muertes causadas directamente por el hambre, ha habido muertes indirectas, y se teme que ahora podrían ser muchas más debido a que los ataques israelíes son continuos e intensos en algunas zonas de la Franja y la población está más desesperada que nunca por conseguir comida. De momento, la poca ayuda humanitaria que ha entrado en Gaza, se encuentra en el sur y centro del enclave, el norte sigue siendo el lugar más castigado y aislado. Serán muchos los que corran el riesgo de ir hasta los puntos de distribución de ayuda y las panaderías o cocinas comunitarias bajo las bombas que no dejan de caer y en medio de las órdenes de evacuación del Ejército israelí.

Las cifras no distinguen entre las causas de la muerte, pero se sabe con seguridad que en Gaza han fallecido hasta el día de hoy más de 53.000 personas. El Ministerio de Sanidad palestino ha documentado quienes son las víctimas en largas listas con su nombre, sexo, edad y número de identidad. En esas listas, aparecen los 16.500 niños que han muerto desde el 7 de octubre de 2023, de los cuales 916 eran bebés de menos de un año. ¿Cuántos más tienen que morir?

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