Tras Francisco, se busca el 267º Papa católico. Será el líder de más de 1.300 millones de creyentes, pero también una figura política mundial. Y jefe del Estado Vaticano. Su elección depende de 133 personas, los cardenales menores de 80 años que van a encerrarse a partir de este miércoles en las dependencias de la ciudad.
El método de elección es más o menos el mismo desde 1274: el cónclave de cardenales. Siete siglos y medio –con algunos ajustes a lo largo del tiempo– que pueden condensarse en estas preguntas y sus respuestas:
¿Cuándo empieza el cónclave?
Comienza el 7 de mayo a las 10.00 horas con una misa. Se le llama Pro eligendo Papa y la oficia el cardenal decano, Giovanni Battista Re. Después hay un receso hasta que, en torno a las 16.00, los cardenales van desde la Casa Santa Marta al Palacio Apostólico. A las 16.15 se encontrarán en la Capilla Paulina, desde donde salen en procesión al canto de Veni, creator Spiritus en la Capilla Sixtina.
¿Dónde tiene lugar el cónclave?
La misa pro eligendo es en la basílica de San Pedro, pero las votaciones son en la Capilla Sixtina. Entre las sesiones de votación, los cardenales van a estar en las residencias de Casa Santa Marta y Santa Marta Vecchia, un edificio adyacente que tuvo que habilitarse porque no cabían todos. Allí comen, duermen y pasean. Allí hablan entre ellos, no hay debates en la Sixtina.
¿Qué es 'Extra omnes'?
Una vez en la Capilla Sixtina, los cardinales electores escuchan el discurso del cardenal Raniero Cantalamessa, que ha sido por 40 años predicador de la Casa Pontificia. Cuando termina su intervención, el cardenal dejará la sala junto al maestro de ceremonias, el arzobispo Diego Ravelli. Él será quien pronuncie las palabras “extra omnes”, que quiere decir “todos fuera”, con las que se cierra la puerta para comenzar con la votación.
¿Quiénes votan al nuevo Papa?
Solo los cardenales electores. Desde 1970, cuando se estableció la Ingravescentem Aetatem, son aquellos purpurados que no hayan llegado a los 80 años al inicio del cónclave. En principio, la constitución que regula la elección de un nuevo Papa, la Universi Dominici Gregis, hay un límite máximo de 120 votantes. Pero esta regla ha debido ser revisada en esta ocasión. El Colegio de Cardenales ha decidido que, en la práctica, los cardenales electores son tantos como haya creado el Papa y tengan la edad que se los permita. En este caso son 133.
¿Los cardenales están aislados?
Los electores pasan los días de cónclave, del latín cum clave (bajo llave) aislados entre la residencia Santa Marta y la Capilla Sixtina. No tienen permitido usar los teléfonos móviles, que depositan durante el check in en el hotel vaticano y les será devuelto cuando finalice. Tampoco leen periódicos ni ven la televisión. De hecho, no serán los únicos aislados, también todo el personal que les asiste en Santa Marta y el Palacio Apostólico y, de facto, todo el Vaticano.
A partir de las tres de la tarde del miércoles, antes de que empiece el cónclave, el Estado Vaticano desactivará las instalaciones de transmisión de los teléfonos móviles en todo su territorio. Se restablecerá “después del anuncio de la elección del nuevo Papa pronunciado por la Logia central de la basílica de San Pedro, con la mayor celeridad permitida por la tecnología de los operadores móviles”, ha informado el Gobierno vaticano. ¿Esto dejará a la plaza de San Pedro sin cobertura para móviles? Según el director de la sala de prensa, Matteo Bruni, “no afectará a la plaza” en la que la gente espera la noticia de la elección de un nuevo Papa.
¿Cómo se vota?
Las votaciones se hacen con esta secuencia: el primer día, 7 de mayo, hay una única votación, por la tarde. Después, el ritmo es de cuatro votaciones al día. Dos por la mañana y dos por la tarde hasta conseguir elegir un Papa.
Cada cardenal recibe una cartulina roja y una papeleta que dice Eligo in Summum Pontificem (elijo como sumo pontífice), y escribe el nombre de su elegido en una papeleta. La caligrafía tiene que ser legible, pero irreconocible, para que no se sepa quién vota a quién. La papeleta se lleva a una urna cubierta por un platillo. Se deposita en el platillo y de ahí, a la urna.
Tras las votaciones se hace el escrutinio. Se cuentan las papeletas para que coincidan con los cardenales electores. Se leen los nombres y se apuntan los resultados en unas planillas en las que figuran los nombres de todos los cardenales presentes. Las papeletas se van ensartando en un hilo rojo para evitar errores en el conteo. Una vez hecho el escrutinio, las papeletas se destruyen: acaban quemadas en la chimenea.
¿Qué mayoría se necesita para ser elegido Papa?
Un nuevo Papa es elegido con dos tercios de los votos. En este caso, necesita 89 apoyos. Si se producen 12 votaciones sin acuerdo, la Universi Dominici Gregis impone un día de reflexión y rezos. Si esto sucediera en esta ocasión, el domingo no habría votaciones.
Si tras 34 votaciones no hay un nombre, se pasa a una fórmula extraordinaria establecida por Benedicto XVI para que los cónclaves no se eternicen. Recibe el nombre de ballotaggio o segunda vuelta. Se toman los dos nombres con más apoyos y se vuelve a votar (los dos candidatos finalistas no votan) hasta que se llegue a una mayoría de dos tercios. En cualquier caso, los últimos cónclaves no duraron más de tres días, como máximo cinco.
¿Qué quiere decir el humo negro?
Tras las votaciones de la mañana y de la tarde, si no se consigue una mayoría, las papeletas se queman y se le agrega un químico a la chimenea, de manera que salga humo negro visible desde la plaza en la que la gente espera noticias. No hay humo negro después de cada votación sino después de cada bloque. Si las de la mañana son infructuosas, se espera el humo negro alrededor de las 12.00 o 12.30. Por la tarde, en torno a las 19.00 o 19.30. Si hay acuerdo, no se espera hasta esa hora sino que se lanza humo blanco al final del escrutinio exitoso, que puede ser también alrededor de las 10.30 o de las 17.30.
¿Qué hacen los cardenales después de votar?
Después de cada bloque de votaciones, si no hay acuerdo, los cardenales regresan en bus a Santa Marta, donde comen y cenan todos juntos, se reúnen y descansan en sus habitaciones. Todas las habitaciones son individuales y se asignan por sorteo. La comida, la limpieza, los trabajos técnicos y de seguridad se llevan a cabo por casi un centenar de personas que juran secreto total sobre lo que allí ocurre en los días del cónclave.
¿Cómo sabremos que hay Papa?
La fumata blanca. Saldrá humo blanco por la chimenea instalada en el techo de la Capilla Sixtina por la combustión de las papeletas y un químico especial. Unos minutos después llega la confirmación sonora: tañen las campanas de San Pedro, y tras ellas las del resto de iglesias de la ciudad de Roma. Sin embargo, puede pasar alrededor de una hora y media desde la fumata blanca hasta saber quién es el nuevo Papa.
¿Qué es la Sala de las Lágrimas?
Un cardenal es elegido para ser Papa, pero debe aceptar el encargo de sus compañeros. Se le pregunta ¿Aceptas la elección? “Acceptasne electionem”. En el caso de que sí, debe decir qué nombre utilizará como Papa. Entonces pasa a la llamada Sala de las Lágrimas, que es la sacristía de la Capilla Sixtina. Allí, según la tradición, toma conciencia de lo que acaba de suceder con gran emoción (de ahí el nombre de la sala). Allí se le viste con las ropas papales, que se prepara en tres tallas para encajar con la complexión del nuevo pontífice.
¿Cómo sabremos quién es el Papa?
El cardenal protodiácono de la Logia Central de San Pedro, el francés Dominique Mamberti, es el encargado de salir al balcón central de San Pedro para decir: Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam. Y proclamar: Eminentisimum ed reverendisimum dominum … tras lo cual dirá el nombre de cardenal. Todo en latín. También podrá anunciar el nombre de Papa por el que se conocerá al elegido.
Luego se corren las cortinas púrpuras del balcón para que aparezca el nuevo sumo pontífice como obispo de Roma.
Ahí puede decir alguna cosa. En ese momento Francisco, por ejemplo, pronunció en italiano su famosa frase de que los cardenales habían ido a buscar un obispo para Roma “casi al fin del mundo”.
Cuando el nuevo Papa se asoma al balcón de San Pedro se encuentra con la multitud que ha acudido al anuncio. Hay gente que espera las fumatas cada día en la plaza, y para ingresar tiene que pasar por unos controles de seguridad similares a los que se desplegaron durante la capilla ardiente y el funeral. Como entre la fumata blanca y el anuncio hay cerca de una hora y media, se prevé que acuda a la plaza mucha gente en muy poco tiempo. El responsable de Protección Civil italiano calcula que puede haber hasta 250.000 personas esperando ver al nuevo líder de la Iglesia católica.