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Sánchez defiende su investidura y al gobierno de coalición como “el único muro” frente a la extrema derecha

Sánchez durante el debate de investidura.

José Enrique Monrosi / Alberto Ortiz / Aitor Riveiro

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Un bloque progresista y plurinacional que profundice en el Estado del Bienestar y en la cohesión territorial o las “derechas retrógradas” que ponen en riesgo los avances sociales de los últimos cuarenta años. Así planteó Pedro Sánchez las alternativas de país sobre las que se pronunciará el Congreso durante su sesión de investidura. El candidato socialista ha dedicado gran parte de su intervención a justificar el camino emprendido hace ya cuatro años con la alianza entre distintas fuerzas progresistas, nacionalistas e independentistas y a la que esta vez se suman los diputados de Junts, el partido de Carles Puigdemont con quien ha pactado la histórica ley de amnistía. 

“Ha llegado el momento de reafirmar nuestro compromiso con la democracia”, ha planteado para apuntar la hoja de ruta que ya siguen las fuerzas reaccionarias en otros países del mundo. “Dejar el gobierno en manos de líderes autoritarios que decidan solos, sin tener que responder a parlamentos, elecciones o medios de comunicación. Hay quienes pensamos que esto es una temeridad. Que eso ya se intentó antes y desembocó en resultados catastróficos, en regímenes criminales”, ha asegurado. 

“Debemos elegir si queremos seguir avanzando en la dignidad del trabajo, el empoderamiento de las mujeres, el respeto a la diversidad sexual, la integración de las personas migrantes, y la creencia de que una sociedad plural es una sociedad mejor. O si, por el contrario, secundamos a los profetas del odio que quieren encerrar a las mujeres en las cocinas, a las personas LGTBI en los armarios, y a los inmigrantes en campos de refugiados”, ha denunciado respecto al programa político desplegado por la extrema derecha. 

“Existen solo dos alternativas”, ha incidido en la dicotomía. “Por un lado, esa propuesta de las derechas retrógradas que quieren desmantelar prácticamente todos los avances que se han producido en las últimas décadas. Estas derechas rezuman clasismo, reniegan de las conquistas en derechos y dignidad laboral, rechazan el Estado del Bienestar, niegan el cambio climático, desprecian a quienes aman de forma distinta a ellos, imponen un modo único y excluyente de sentir y ejercitar la condición de español y se oponen al protagonismo de las mujeres en la sociedad. En definitiva, rechazan los cambios y sólo proponen  el retorno al pasado”. 

“Frente a ellas”, ha dibujado el candidato del PSOE, “existen unas fuerzas progresistas que no están dispuestas a dar un paso atrás. Fuerzas que conocen bien los problemas a los que nos enfrentamos. Y que están, además, convencidas de que esos problemas pueden superarse; y de que, si tomamos las decisiones correctas, Europa y los valores que encarna tienen un futuro brillante por delante y puede iluminar con su modelo al resto del mundo”.

Pedro Sánchez ha arremetido contra la hipótesis de una España con Vox en el Consejo de Ministros. El líder del PSOE ha señalado a la extrema derecha como “incompetentes en la gestión” al mismo tiempo que les ha arrogado “una temible eficacia en la propagación del resentimiento y el odio”. Y en ese punto ha señalado al PP por sus pactos en ayuntamientos y Comunidades Autónomas que han permitido el desarrollo de sus políticas y legitimado sus mensajes. “Los partidos de extrema derecha se han expandido gracias a una derecha tradicional que los ha bendecido como compañeros de viaje y les ha abierto las puertas de las instituciones”.

Antes de exponer cualquier detalle de su programa de Gobierno, Sánchez ha insistido en el dibujo de las dos alternativas políticas a las que, a su juicio, se enfrenta la gobernabilidad del país. Un capítulo estratégico de su discurso como motivación también de una ley de amnistía que era paso ineludible para conseguir ahormar una mayoría parlamentaria que le permita gobernar.

En esa línea, ha señalado la deriva del PP con la extrema derecha. “El cambio radical se consumó el pasado 28 de mayo”, ha recordado. “Aquel día, el PP tuvo que elegir qué clase de derecha quería ser. La derecha responsable que comprende la necesidad de frenar el avance de la extrema derecha antes de que sea demasiado tarde. O la derecha irresponsable que la blanquea y legitima para llegar al poder. Aquella noche, el señor Feijóo pudo elegir ser como Ursula Von der Leyen, Emmanuel Macron, o Donald Tusk. Pero no lo hizo. Se adentró en el camino de perdición que había iniciado unos meses antes, en Castilla y León. Unió su destino a la ultraderecha y se sumó al club reaccionario de Trump, Le Pen, Orban y Santiago Abascal”. 

Sobre los pactos tras las autonómicas y municipales de mayo, el presidente en funciones que aspira a ser reelegido este jueves ha insistido en su denuncia a la postura de los populares. “El PP decidió bendecir a la ultraderecha y le abrió las puertas a 5 gobiernos autonómicos, 5 diputaciones y 135 ayuntamientos. O lo que es lo mismo, le dio la potestad para afectar la vida de más de 12 millones de españoles y españolas. Y le brindó la plataforma para propagar su mensaje de odio e incluso lo hizo parcialmente suyo, siguiendo un modelo ya ensayado por la señora Ayuso en Madrid. Las consecuencias de ese pacto de la ignominia ya se están viendo”.

Durante su intervención ha alertado de que la senda de la legitimación de Vox en los gobiernos que recorre el PP pone en peligro los avances y la convivencia. “Si seguimos normalizando a la ultraderecha, si le seguimos dando cotas de poder, irán elevando la agresividad de sus políticas y se irán mimetizando con sus referentes internacionales”. Y ha añadido: “El único muro eficaz contra las políticas de la ultraderecha en comunidades y ayuntamientos ha sido el Gobierno de España”. 

En ese punto se ha centrado el candidato socialista para recordar cómo el gobierno central consiguió parar algunos planes de gobiernos conservadores. “Solo un gobierno progresista en España fue capaz de paralizar el chantaje institucionalizado que PP y Vox quisieron imponer en Castilla y León a las mujeres que querían interrumpir su embarazo. Solo un gobierno progresista en España fue capaz de aprobar normas de urgencia para impedir que el brote de tuberculosis bovina que apareció en esa misma comunidad, de la mano de las políticas de Vox, se extendiese por España y por Europa. Solo un gobierno progresista en España fue capaz de recurrir la censura educativa que intentó legalizar el gobierno de la derecha y la ultraderecha en la región de Murcia. Solo un gobierno progresista en España fue capaz de recurrir y de anular el veto a la ley de eutanasia que trataba de establecer el gobierno regional madrileño. Y solo un gobierno progresista en España con el apoyo de la Unión Europea, señorías, ha sido capaz de defender nuestro mayor patrimonio natural, el Parque Nacional de Doñana, frente a una proposición de ley de PP y Vox en Andalucía, que lo amenazaba de muerte”.

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