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Trump carga en el “prime time” contra su imputación y se aferra a su teoría de la “caza de brujas”

Javier de la Sotilla

Washington —

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Tras una visita exprés al juzgado en Manhattan, donde ha recibido la primera imputación de un expresidente en la historia de EEUU, Donald Trump voló de regreso a Mar-a-Lago, su residencia privada en Palm Beach (Florida), para dar otro incendiario discurso, emitido en prime time por las principales televisiones del país. “El único delito que he cometido es defender sin miedo a nuestra nación de quienes pretenden destruirla”, ha dicho sobre la acusación de 34 cargos de falsificación documental que recaen sobre él, en relación con un entramado de sobornos para silenciar dos escándalos sexuales durante la campaña electoral de 2016.

Su mitin ha durado 25 minutos y ha estado cargado de mentiras y falsedades, televisadas casi íntegramente -sin comentarios aclaratorios de por medio- por la CNN y Fox News. Otros canales, como MSNBC, han optado por evitar dar publicidad gratuita a la campaña de un líder endiosado, reconvertido en mártir, en el que cada vez cree menos gente. Tan solo unas decenas de sus fieles han acudido a su llamada a tomar las calles de Nueva York este martes, que ha escrito una nueva página en la historia de EEUU.

“Hay un coste para nosotros, como medio de comunicación, al transmitir cosas que son falsas a sabiendas”, ha dicho la presentadora Rachel Maddow en MSNBC, “Trump está repitiendo las mismas mentiras y alegatos de siempre, su misma lista de agravios”. Posteriormente, la cadena ha emitido algunos fragmentos del discurso, y los ha contextualizado y llevado a una mesa de análisis. Un cambio de actitud que ha sido ampliamente celebrado en Twitter: “MSNBC no es perfecta, pero su decisión de esta noche demuestra que ha aprendido de sus errores del pasado, cuando dio tiempo de emisión gratuito a Trump”, ha tuiteado Victor Shi, activista de Voters of Tomorrow.

Trump señala al juez Merchan y pone la diana sobre su familia

Trump ha repetido, en un tono desafiante, su defensa de que este es un caso “infundado”, “políticamente motivado” y parte de una “caza de brujas”, cuyo único objetivo es “interferir en las elecciones de 2024”. De todas las investigaciones judiciales que rodean al exmandatario, probablemente esta sea la menos grave, pero ello no implica que la base de la acusación sea falsa. El mismo abogado de Trump, Michael Cohen, ya confesó en 2018 la existencia de sobornos para tapar el escándalo electoral, y el gran jurado de Manhattan ha creído oportuno enjuiciar al expresidente por falsificación documental, agravada por la presunta violación de la ley electoral.

“El delincuente es el fiscal del distrito (Alvin Bragg), porque filtró ilegalmente cantidades masivas de información del gran jurado, por lo que debería ser procesado o, como mínimo, debería dimitir”, ha asegurado Trump, quien aseguró a mediados de marzo que había recibido la filtración de que iba a ser detenido de manera inminente. Finalmente, la imputación ha tenido que esperar hasta este martes, dos semanas después de lo previsto. Durante estos días, ha habido filtraciones a la prensa, pero nadie ha podido demostrar que provinieran del fiscal Bragg.

En otro de sus fragmentos incendiarios, el expresidente ha asegurado: “Tengo un juez que odia a Trump, con una esposa que odia a Trump y una familia que odia a Trump, cuya hija trabajó para Kamala Harris y ahora recibe dinero de la campaña de Biden y Harris”. Otra falsedad, cuyos peligros han señalado en Twitter varios congresistas, entre ellos Alexandria Ocasio-Cortez: “Está intimidando públicamente a un juez y poniendo una diana sobre su familia a sus seguidores, muchos de los cuales han admitido ante el tribunal haber cometido violencia en su nombre. Sabe lo que está haciendo”.

Ya ha recaudado 10 millones tras la noticia de su imputación

El escenario del discurso de Trump ha sido el mismo que cuando lanzó su candidatura para las primarias en noviembre: desde la comodidad de Mar-a-Lago, el magnate se ha dirigido a algunos de sus aliados y seguidores más acérrimos, que han coreado su nombre y el de su país, le han reído las gracias, han abucheado los nombres de sus adversarios y le han dedicado un largo y tendido aplauso al finalizar.

Sí han cambiado, sin embargo, la cara de Trump, notablemente desgastada, así como el recuadro con el que pide donaciones a sus votantes, que en esta ocasión estaba marcado en rojo. Desde que trascendió que iba a ser imputado el jueves pasado, el magnate, que comenzó su campaña con problemas de dinero, ya ha recaudado más de 10 millones de dólares, según asegura su equipo de campaña.

El magistrado que presidirá el juicio en Manhattan -que espera la primera vista judicial de Trump el próximo 4 de diciembre-, Juan Merchan, ha decidido finalmente no imponer una orden de mordaza al expresidente, un procedimiento habitual que impide a acusados y testigos hablar públicamente sobre la imputación. Se había especulado toda la mañana sobre esa posibilidad, que Merchan ha desestimado, pero ha advertido a Trump que no haga declaraciones que “inciten a la violencia o creen disturbios civiles”.

Lejos de mantenerse callado, Trump ha hecho a lo largo del martes una treintena de publicaciones a través de su red social, Truth Social, y su equipo de campaña ha enviado dos comunicados y decenas de correos vendiendo el nuevo merchandising del expresidente: camisetas con una falsa foto policial -que, a diferencia de otras imputaciones en Manhattan, no se ha dado este martes- y el principal mensaje de su declaración ante el juzgado: “no culpable”. La camiseta se puede obtener al hacer una aportación de 47 dólares a la campaña de Trump.

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