La amistad, la vejez, las leyes, el deber y los patriarcas, o Cicerón en primavera
Si no hubiera muerto degollado por las huestes de Marco Antonio, si hubiera logrado huir de Italia o escabullirse a tiempo, Marco Tulio Cicerón habría visto el alba del Imperio romano. Protagonista de la catástrofe de la República romana junto a otros patricios, en su consulado reprimió la conjura socialista del grupo liderado por Catilina, después de haber increpado en el Senado a este joven guerrillero subversivo, exhortándolo a protestar legítimamente, dentro de los límites de la Ley. En algunos de los discursos más perfectos de la prosa latina, el senador patricio y conservador urgía a despertar a todos los hombres de bien y a respetar la eficiencia de la mano dura. El cónsul y el Senado habían agotado su paciencia: la revuelta de Catilina fue masacrada y sus cómplices desaparecidos.
Consumado orador y teórico de la retórica, Cicerón fue también filósofo de sobrias meditaciones cuidadosamente analíticas y ordenadamente reflexivas. Escribió cartas edificantes o consolatorias o exhortatorias -de estilo más elevado o más coloquial según la familiaridad en el trato con sus corresponsales-, compuso bien trabados tratados y diálogos -muy extensos o muy concisos según la índole y el foco de cada asunto- sobre la naturaleza de los dioses y sobre el futuro de los oráculos, sobre el vuelo de los pájaros para los augures y el tráfico de órganos y vísceras donde auscultaban el futuro los arúspices, sobre la senectud y sobre la amistad, sobre nuestras obligaciones primeras y últimas, sobre los supremos bienes y los infaltables males. Opinó sobre qué normas y formas convienen a la cosa pública, y quién ha de gobernar, y cómo y cuándo han de elegirse y renovarse esas autoridades presuntamente superiores. En el siglo XXI está en ruinas el milenario veredicto de que el romano era filósofo ecléctico, es decir poco original (la originalidad era virtud griega repugnante a la mímica extraterritorial), es decir, también, ciego a las contradicciones, y reluctante a tomar nota de ellas en su prolijo zurcido.
Amistad funesta
Se suicidó Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973 con un arma que le había regalado su amigo Fidel Castro. Todavía hoy hay quienes justifican el Golpe con la fábula de un barco cargado con armas venidas de Cuba, dispuestas a ser distribuidas entre militantes oficialistas dispuestos a iniciar una guerra civil. La noticia no sólo era falsa: nunca podría haber sido verdadera. Carecía La Habana del arsenal dispendioso y la flota ociosa para regalar por solidaridad anti imperialista a autoridades amigas en desgracia entre las FFAA de su país.
La amistad, según Cicerón, es una alianza defensiva, en la que el más débil es el más amigo, por más necesitado. Cicerón no es Montaigne. A diferencia del ensayista renacentista francés, el clásico latino no procede a la anatomía de una estructura de sentimiento, el análisis de Cicerón es sociológico, institucional. La amistad chileno-cubana resultó funesta.
La amistad cubano-soviética fue beneficiosa para Castro y para la isla, mientras perduró en Moscú el Partido Comunista.
Hoy el gobierno de La Habana entona tristes jeremiadas, lacerantes aunque nunca irrespetuosas, contra su amigo y aliado ruso. Las entregas de petróleo ya comprometidas se demoran en llegar a la isla, y ciudadanos cubanos son reclutados para combatir contra Ucrania.
Mientras tanto, el presidente ruso Vladimir Putin, para injuria del común enemigo norteamericano, recibe obsequiosamente en el Kremlin al líder norcoreano Kim Jong-un, con quien espera pactar la compra y envío de armas para las operaciones militares especiales en Ucrania, que continúan activas ultrapasado el medio millón de muertes sólo de tropas.
¿Quiénes son los mejores amigos de China? Nadie, opinaría redivivo Cicerón: no tiene, serían un lastre para el gobierno del patriarca Xi Jinping. Pero para la República Bolivariana de Venezuela de Nicolás Maduro, la amistad china sellada el miércoles 13 en Pekín puede ser lo que para la Cuba castrista fue la amistad soviética hasta la perestroika y la disolución de la URSS.
Amigos, no hay amigos
Aun en el frío plano diplomático, hasta esta semana China sólo tenía tres amigos: Rusia, Bielorrusia y Pakistán. Venezuela se sumó como cuarto amigo. Fue el mismo presidente Xi Jinping quien informó al mundo el enlace entre Caracas y Pekín: el amigo venezolano es ahora su “partner estratégico”. La República Bolivariana quedó unida con la República Popular en el máximo nivel protocolar de relaciones internacionales posible según la diplomacia china. A su lado estaba Nicolás Maduro, en su undécima visita de Estado a la Tierra del Dragón.
Antes del clímax en Pekín, el viaje del presidente venezolano había sido largo, y el recorrido incluyó Shenzhen, Shanghai y aun la provincia de Shandong. Llegado al corazón de la capital china, ante Maduro se abrieron las puertas de la imponente arquitectura estalinista del Palacio del Pueblo comunista, donde fue homenajeado con el honor y cariño debido a todo partner estratégico de Xi. No fue Maduro indiferente o desagradecido ante los encantos. Triunfal, después del encuentro a solas con Xi, habló a los medios: “Las relaciones entre China y Venezuela son un modelo para las relaciones entre países del Sur Global”.
China es el mayor importador de petróleo de Venezuela. Pero Pekín es también el mayor acreedor de la República Bolivariana, a la que desde 2007 ha prestado un total de 60 mil millones de dólares. Del parteneriato estratégico Maduro espera recibir el bálsamo de una amistad sin severidades, una comprensión más profunda de la crisis económica y social venezolana. En los últimos diez años el PBI venezolano perdió el 80% de su volumen, a causa de las sanciones internacionales orquestadas por EEUU y de las consecuentes dificultades del gobierno chavista para la gestión.
La Habana: amar hasta fracasar
Tratamiento cordial de un acreedor de declamados ideales comunes, una cordialidad comprensiva espera el deudor gobierno cubano del brasileño. Así va a decírselo a Lula, de visita en La Habana en viaje a Nueva York para la apertura anual de la Asamblea General de la ONU, a la que están invitados los jefes de Estado y Gobierno de los países miembros. Cuba no tiene divisas para pagar, espera una mora consentida, flexible, de Brasil. La deuda, de 538 millones de dólares, corresponde en su mayoría a la financiación del proyecto del puerto de Mariel, 40 km al este de La Habana. Los recursos provinieron del BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social), una de las instituciones predilectas del PT (Partido de los Trabajadores) durante las administraciones anteriores de Dilma Rousseff y sobre todo del mismo Lula para la promoción de sus programas de promoción social.
Lula deberá criticar en público en La Habana al gobierno de Washington por el embargo cubano, al que el presidente petista responsabilizará de que Brasil no pueda cobrar su deuda cubana.
En EEUU los medios y militantes demócratas defienden en estos días al presidente octogenario Joe Biden, que aspira a ganar las próximas elecciones y permanecer un período más en la Casa Blanca. “Los ochenta son los nuevos cuarenta”, y con este slogan sobre los progresos de la salud y la longevidad saludable hacen a un lado las dudas y sospechas republicanas o independientes por la avanzada edad del candidato-presidente y su idoneidad para desempeñar el cargo por cuatro nuevos años a partir de 2025.
Probablemente, el adversario republicano de Biden será el mismo que enfrentó en 2020, el septuagenario avanzado Donald Trump. Rabiosamente demócrata hoy, el semanario The New Republic editorializa: “¿Qué prefieren, un señor octogenario o un payaso venal, corrupto y mentiroso?”.
Como dando una prueba de juventud, en un gesto para recuperar a la masa votante bluecollar arrebatada por el trumpismo, Biden dio a conocer el viernes 15 que esta vez, en la huelga en Detroit de General Motors, Ford y Stellantis, no está en contra del paro y está a favor de los trabajadores (que reclaman una recomposición salarial del 36 por ciento).
Venezuela x Vietnam
Directamente a Washington debe Caracas las sanciones mutilantes, pero también, indirectamente, los anillos intercambiados por Maduro y Xi en Pekín. En el escenario actual reaparecen movimientos que evocan, estructuralmente, los de la Guerra Fría, aunque nuevos actores desempeñen antiguos y ensayados roles. Antes de la Caída del Muro, EEUU y la URSS competían por ganarse aliados en los ‘patios de atrás’ de sus adversarios. Hoy lo hacen China y EEUU. Washington procura recuperar su retraso en el Sur Global, donde Pekín ha demostrado su liderazgo en África y América Latina, sea como socio comercial, sea como acreedor de préstamos para el desarrollo.
El partenariato estratégico con Venezuela fue la respuesta china fulmínea, eficaz y completa al acuerdo de “partenariato estratégico amplio” con Vietnam firmado la semana pasada en Hanoi por el presidente Joe Biden. Ahora es probable que toque reaccionar a la India, ante la expansión china de estos días.
Mandatos ejecutivos XXL sin factura, cambio o devolución
Biden continúa su cortejo del premier septuagenario nacionalista e hinduista de la India, el soltero Narendra Modi, cuya popularidad, como la de AMLO en México, se sostiene en el promedio mundial entre las más altas y sin altibajos para un gobernante. A diferencia de Modi, con amplia tolerancia constitucional para prolongarse en el poder como Erdogan en Turquía, Putin en Rusia y desde octubre también Xi en China, al presidente mexicano y líder de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, está vedada la reelección después de cumplir el sexenio de su mandato.
La India es un tradicional aliado de Rusia, que le vende petróleo subsidiado a pesar de las sanciones dispuestas por Occidente contra Moscú a causa de la guerra en Ucrania. Los dos países integran el bloque BRICS, que incluye también a Brasil, China y Sudáfrica. Anunciada su ampliación este año, Maduro golpeó con fuerza la aldaba de la puerta de entrada. No entró, a pesar de que este año la ampliación incorporó seis nuevos miembros, por presión de China. Entre ellos, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, grandes productores de petróleo como Venezuela.
Just a BRICS in the Wall
Brasil, primera letra del BRICS, hizo esta semana un anuncio internacional. Pero en su calidad de anfitrión del G-20, cuya próxima cumbre tendrá lugar en Río de Janeiro. El miércoles 13, el ministro de Justicia, Flavio Dino, declaró que Brasil está considerando retirarse de la Corte Penal Internacional (CPI).
“Porque países importantes como EEUU, Rusia y China no han adherido al Estatuto de Roma” que está en la base de la creación de este tribunal de La Haya, continuó. “Como ya lo ha sugerido con tiempo el presidente Lula, la diplomacia brasileña puede revisar la adhesión al acuerdo, porque no hay igualdad entre las partes”, concluyó el ministro brasileño de Justicia.
Hay un motivo poderoso no declarado, pero muy amistoso, para el cambio de posición brasileño. El presidente ruso pretende participar en persona de la cumbre del G-20 en Río. Y si Brasil no discontinúa su membrecía a la CIP, estaría obligado a arrestarlo, porque la CIP emitió una orden de aprensión contra Vladimir Putin, por la comisión presunta de crímenes contra los niños ucranianos.
Pequeñas anécdotas sobre las instituciones
Cincuenta años atrás, el 11 de septiembre de 1973 un golpe de Estado derrocó en Santiago al gobierno constitucional de la Unidad Popular (UP): las armas de fuego y las bombas aéreas condujeron a una muerte antinatural a siglo y medio de república en Chile. La Junta militar justificó la toma del poder por la prontitud beneficiosa para el futuro democrático del pueblo chileno que sólo podía lograr la vía armada. Después el presidente de la Junta, el general Augusto Pinochet, cambió de idea, y fundó un nuevo régimen. Como el Imperio romano del Augusto que daba su nombre al golpista chileno, un sistema institucional (dotaría de una nueva Constitución al país, y la obedecería) y personalista (a diferencia de las dictaduras militares de los 70 en Brasil, Uruguay o la Argentina, en Chile no hubo alternancia regular de titulares del Ejecutivo, la retuvo Pinochet por 17 años).
El mismo día, el socialista Salvador Allende, elegido por el voto popular y consagrado presidente por el Congreso el 4 de septiembre de 1970, se suicidó. Como veinte siglos antes en Alejandría la soberana egipcia Cleopatra, como cuatro años después en La Habana su hija Beatriz.
Ese mismo día, el presidente Allende salió de la historia para entrar en el mito. Es el día de su último discurso, emitido por Radio Magallanes. Es una pieza oratoria de una perfección más única que rara. La escuchamos, la memorizamos como si hubiera sido pronunciada desde un sitio ya ultraterreno. Acaso más asombrosa sea la serenidad de su voz sin quebranto, la dicción que se prolonga sin titubeos ni silencios. La memorable monumentalidad del discurso, como con la bibliografía filosófica de Cicerón, nos distrae de la situación de frente de guerra en que fue pronunciado, antes del avance decisivo del enemigo, antes del suicidio decidido, mientras los caza bombarderos británicos comprados por la Fuerza Aérea chilena incendian desde el aire el Palacio de la Moneda.
AGB
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