La botonera errática de Cristina y esbozos desobedientes que marcan la senda peronista

El voto a legisladores de la Capital Federal no estaba destinado a proyectar a todo el país el grado de apoyo y rechazo al experimento de Javier Milei, porque históricamente la Ciudad de Buenos Aires sufraga con lógicas distintivas desde una óptica nacional, pero sí a señalizar la pista de un año electoral complejo. En una escena pública cada vez más porteñizada, una elección en la Ciudad sube y cancela actores que dominan las pantallas de la tele y los celulares de La Quiaca a Ushuaia, lo que dispara lecturas que modifican el tablero.
La elección del domingo pasado brindó algo de certidumbre. La ultraderecha tiende a absorber a la derecha, la centroderecha y los saltimbanquis que buscan sortija, por lo que no hay negociación posible en un plano de igualdad entre La Libertad Avanza (LLA), el PRO y alguna vertiente de la UCR para el armado de listas y alianzas.
Quedó ratificado que el voto a LLA pisa fuerte en todas las clases sociales, pero se tornó dominante en Barrio Norte, Recoleta y Belgrano —allí donde reinaba el PRO—, mientras fue una clara minoría en Villa Lugano, Barracas y Villa Soldati —con un nivel socioeconómico asimilable al promedio del conurbano— e, incluso, zonas de clase media típica, como Villa Crespo, Chacarita, Boedo y San Cristóbal.
Ni siquiera sumando los apoyos a la lista macrista pura y a otras opciones cercanas, las cuentas le dan del todo bien a un proyecto que aspira a “ponerle el último clavo al cajón del kirchnerismo”. El mileísmo avanza sobre una oposición ensimismada y desconcertada, pero ese velorio, tantas veces anunciado, deberá encontrar al difunto.
Otra tendencia expuesta es que una porción influyente del electorado termina de salir del closet en cuanto a sus veleidades institucionalistas y acepta encolumnarse detrás de un líder gritón, autoritario y afecto a recibir a criptoestafadores en el despacho presidencial; según versiones fundadas, previo pago de un peaje a algún atrevido. La agenda retardataria y la violencia de las que ese líder se jacta son aceptadas o disimuladas en pos de una presunta estabilidad financiera, o por mero pragmatismo para vencer al “mal mayor”: el peronismo y la izquierda.
Ni siquiera sumando los apoyos a la lista macrista pura y a otras opciones cercanas, las cuentas le dan del todo bien a un proyecto que aspira a “ponerle el último clavo al cajón del kirchnerismo”
Con sus medias palabras y la dispensa gentil de sus entrevistadores, Karina Milei será la materia gris para vencer al populismo, o al menos servirá para alimentar la ilusión de usar los dólares del colchón, el último caramelo que los ultras ofrecen a la clase media alta, víctima del Estado elefantiásico que denunciara Álvaro Alsogaray.
Acto reflejo del cristinismo
El peronismo no creció demasiado con un candidato que sintoniza un lenguaje familiar en la Ciudad —un progresismo ni muy muy, ni tan tan—, pero es todo un dato que una propuesta asociada al traumático Frente de Todos no se haya desplomado. Sus tres pilares, Cristina Fernández de Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa, fueron convenientemente borrados por Leandro Santoro de la elección porteña, mientras ellos continúan elucubrando cuál de los otros tuvo la responsabilidad del fracaso de esa alianza.
Una reacción previsible del eje Instituto Patria-La Cámpora fue machacar sobre la inconveniencia de desdoblar las elecciones locales de las nacionales del 26 de octubre. Por lo alto y lo bajo, voces de ese tándem atribuyeron la alta abstención y la victoria de la lista de Manuel Adorni a una convocatoria extemporánea a comicios locales, que encontraron a parte del electorado distraído en otros temas y no evitó la nacionalización de la agenda que forzaron Milei y sus brazos mediáticos.

La intención de exponentes del eje Patria-Cámpora, obviamente, no era comentar la elección porteña, sino apuntar contra Axel Kicillof por el desdoblamiento de la cita bonaerense. El 7 de septiembre próximo, la provincia en la que vive 37% de los habitantes de Argentina, con una geografía urbana y rural tan compleja, está llamada a las urnas para elegir diputados y senadores provinciales, y concejales municipales.
Si sale bien, será por la grandeza estratégica de Cristina de “nacionalizar” una elección local. Si sale mal, el cristinismo prepara el último clavo para el cajón del kicillofismo
El acto reflejo del cristinismo de leer la elección porteña en clave de la disputa con Kicillof ratifica una invariante de ese sector en la última década. El forcejeo para preservar el espacio de la expresidenta dentro del peronismo es constante; no hay acuerdo, pacto o elección que active una pausa en la pelea interna.
Así como el eje Patria-Cámpora trabajó a reglamento en varias de las últimas elecciones, más con la mirada puesta en atribuir responsabilidades de la probable derrota que en ganar, el cristinismo se encamina a concurrir a las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre con un libreto preparado para el 8. Si sale bien, será por la grandeza estratégica de Cristina de “nacionalizar” una elección local, probablemente con su candidatura en la tercera sección electoral. Si sale mal, el cristinismo prepara el último clavo para el cajón del kicillofismo.
La cita de septiembre es difícil, entre otras razones, por la mayor tendencia a la abstención en los barrios populares. “Tranqui, no hay que comprarse el humo de La Cámpora; la Provincia no es la Ciudad. Venimos sobreviviendo en general”, transmite una voz kicillofista del peronismo bonaerense.
Agobiados por el presente, decepcionados con el pasado, los ciudadanos de Virrey del Pino en La Matanza, Villa Azul en Quilmes o el barrio Autódromo de Mar del Plata tendrán que encontrar motivos para buscar una urna el primer domingo de septiembre. Cerca del despacho del gobernador comunican confianza: “Generaremos conciencia sobre la importancia de votar”. Si lo del axelismo puro es temple o temeridad, se verá en semanas.
La virtual ratificación de que el dream team de la alianza LLA-PRO en la provincia de Buenos Aires tendrá al peligroso lanzallamas de José Luis Espert a la cabeza y a Cristian Ritondo buscando cobijo para continuar la lucha contra la casta y los corruptos da la pauta de la melodía que inspirará al antiperonismo en septiembre y octubre.
Sobredosis ultra en Tucumán
Se sabe que Cristina asumió la presidencia del Partido Justicialista para “ordenar lo que se desordenó”. Según argumentos de la exmandataria, su directriz sería garante de que no vuelva a ocurrir que diputados y senadores electos por una lista opositora a Milei se transformen en los mejores soldados de los Hermanos Ultra. Cristina puntualizó en los casos de Catamarca, Tucumán y Misiones, cuyos gobernadores digitaron el transfuguismo de sus legisladores en el Congreso Nacional.
Transcurrido medio año de los Kirchner al mando del Partido Justicialista en el país y en la provincia de Buenos Aires, el peronismo luce tan o más desordenado que en sus mejores momentos.
En Salta, se intentó una intervención para ir con una supuesta lista pura, que excluyó a antimileístas y antimacristas con relieve en la provincia. La movida fracasó estrepitosamente dos domingos atrás, aunque uno de los interventores, el impecable Sergio Berni, quedó conforme.
Al lado, en Jujuy, el ensayo fue que La Cámpora hiciera una componenda con el mandamás histórico del PJ local, el empresario Rubén Rivarola, socio en las sombras de Gerardo Morales y afín al mundo Milei. El intento, pragmático en este caso, no pudo evitar desprendimientos hacia otras listas. El resultado fue pésimo para todos, pero el cristinismo guarda la expectativa de que en octubre sea reelecta la camporista Leila Chaher como diputada nacional. “Sería un milagro”, desliza una fuente comprometida con esa causa.
Tucumán es la plaza electoral más importante del Norte argentino por número de electores y peso simbólico. Allí gobierna Osvaldo Jaldo, el máximo exponente de un peronista que se vendió a los Hermanos apenas asumieron en Casa Rosada. El bloque Independencia de los tres jaldistas en Diputados es más obediente al Triángulo de Hierro que el de La Libertad Avanza.
Esa provincia está anegada de dirigentes mileístas. Jaldo, presidente del Partido Justicialista de Tucumán, acaba de presentar un frente amplio junto a una decena de partidos. Absorbió a la facción de origen peronista que integraba Juntos por el Cambio y gobernaba la capital, y hoy es 100% leal a Milei. “Jaldo está haciendo todo lo que nosotros proponíamos”, dicen cerca de la senadora Beatriz Ávila, esposa de Germán Alfaro, derrotado por el actual gobernador en 2023. El curiosísimo frente convocado por Jaldo, llamado Primero Tucumán, incluye a la agrupación Kolina, de Alicia Kirchner, y Libres del Sur. El partido de Alfaro se llama “de la Justicia Social”. Si Milei se entera de que así se define un aliado, lo manda a exorcizar.
El Gobierno explora para su lista libertaria en Tucumán a una cabeza de lista entre el vicejefe de Gabinete, Lisandro Catalán, y el joven Manuel Guisone, dueño de un sello que tiene una cátedra de astronomía económica llamada “Alberto Benegas Lynch (h)”. Sobre Guisone hay expectativas de que recree la mordacidad de los activistas de Las Fuerzas del Cielo, el club que remite a Santiago Caputo, pero es objetado por tímido. Deberá hacer un curso para insultar más fuerte.
Ricardo Bussi, hijo del atroz Antonio Domingo, ofuscado por la incursión de Catalán y el invento Guisone, amenaza con ir con la propia tras haber acompañado a los Milei en 2023. Algunos tucumanos sindican el esbozo de Bussi como una vieja treta de cotización auspiciada bajo la mesa por el peronismo. Por allí anda buscando un rinconcito la Unión Cívica Radical, que alberga al pintoresco “peluca” Mariano Campero y al filobussista Roberto Sánchez.
Por fuera del amplio abanico oficialista, además de la minoritaria izquierda trotskista, ocupa el escenario el sector del peronismo que lidera el exgobernador Juan Manzur, con el diputado Pablo Yedlin y el exintendente de Tafí Viejo Javier Noguera como exponentes de mayor peso. Las prioridades de Jaldo están claras. “Se levanta y lo primero que piensa es cómo eliminarnos”, dice un representante del peronismo antijaldista.
En los papeles, un frente peronista opositor a Milei y a Jaldo, que sería encabezado por Noguera, podría obtener uno de los cuatro diputados nacionales en juego el 26 de octubre. No estaría mal para una provincia cuya representación en Diputados tiene al oficialismo nacional sobrerrepresentado, siempre dispuesta a bloquear investigaciones por la criptoestafa o un aumento a jubilados.
¿Qué decidió Cristina para la cita electoral en Tucumán? Que hay que preservar la unidad con Jaldo.
La jefa del Instituto Patria les advirtió a Yedlin y a Noguera que cualquier armado propio no debe aspirar a usar la sigla del PJ.
Sobrevuela un escenario que podría socavar cualquier desobediencia a la directiva de “preservar la unidad”: que el eje Patria-Cámpora pacte con Jaldo un lugar entrable en la lista del PJ oficial, de modo que Cristina levante la mano a su delegado en la lista jaldista y el taficeño Noguera deba remar por afuera. No se acabaría el mundo. Una voz cercana a Kicillof ve esa hipótesis como un escenario para que el gobernador trace otra diferencia con el eje Patria-Cámpora y haga pie en la sexta provincia más poblada.
Paisajes de Catamarca y Recoleta
“Muchas gracias por venir y por todo lo que estás haciendo por el país también”, concedió Facundo Gómez Minujín, presidente de la Cámara de Comercio Argentino-Estadounidense (Amcham), en el cierre del diálogo con Luis Caputo el martes pasado, en el Centro de Convenciones de Recoleta.
El gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, apuntado meses atrás por Cristina, esperaba pacientemente entre el público. Este peronista ya había escuchado varias horas de disertaciones de gobernadores, ministros, legisladores, periodistas, diplomáticos, motivadores, ejecutivos y empresarios. Con leves matices, prevaleció una idea en las diez horas de la cumbre de Amcham: Milei es bueno.
Cuando Caputo se retiraba del escenario, un puñado de admiradores se acercó a sacarse selfies, felicitarlo y acercarle alguna sugerencia. Entre el barullo de simpatizantes y fotógrafos, Jalil tuvo dificultades para acercarse al ministro. Soportó algunos empujones, hasta que logró entornar a Caputo junto a un representante de la empresa minera Río Tinto.
Con leves matices, prevaleció una idea en las diez horas de la cumbre de Amcham: Milei es muy bueno
Hubo selfie de rigor y el gobernador catamarqueño y el ejecutivo de Río Tinto le hicieron un dos-uno al ministro de Economía. El objeto de la misión era que la minera lograra insertar en los grandes beneficios del RIGI el proyecto Sal de Vida, en el Salar del Hombre Muerto, en la Puna catamarqueña, anunciado por unos US$600 millones.
Caputo les explicó como pudo que no podía dar certezas en esa situación tan poco propicia, y que debía contemplar los pedidos de todos los gobernadores.
Ese mismo día se había anunciado la inclusión en el RIGI del proyecto Rincón de Litio, en Salta, también de Río Tinto, presentado como de US$ 2.700 millones. En el Ministerio de Economía advierten que los pedidos de adhesión al régimen de grandes inversiones de proyectos de minería son trabajosos, porque son poco precisos a la hora de definir el cronograma real de inversiones; es decir, el ingreso de dólares, que es lo que urge al Poder Ejecutivo.

Apremiado porque Caputo avanzaba hacia la puerta de salida, Jalil insistió en cómo podía hacer para concretar una reunión, y el ministro le dijo que arreglara con su secretaria.
Al día siguiente, los diputados catamarqueños que obedecen a Jalil aportaron votos clave para bloquear la aprobación en Diputados de un módico aumento a las jubilaciones que intentaba recuperar parte de lo perdido.
Pese a las diferencias, Cristina y Jalil se comprometieron a ir a las urnas en octubre con una lista única del peronismo catamarqueño, de modo de seguir ordenando lo que se desordenó.
SL/DTC
slacunza@eldiarioar.com
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