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PODCAST

¿Qué va a pasar con la protesta del campo?

Pablo Gerchunoff / Roy Hora

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PG: Hola Roy, ¿cómo te va?

RH: Hola Pablo, ¿qué decís?

PG: Bien. Qué semana para nosotros, ¿no? Le cuento a la gente que el otro día, la semana pasada, grabamos una Sobremesa sobre por qué no protesta el campo. Esa era la idea. Así la llamamos. Y la mandamos. Y a los tres días me escribiste un WhatsApp diciéndome: El campo protesta. (Risas)

RH: Así es.

PG: Pasó algo.

RH: Algo pasó.

PG: Y lo que había pasado era que el Gobierno había suspendido hasta marzo al menos las exportaciones de maíz. Entonces, te hago la misma pregunta que te hice aquel día: ¿Cómo inscribís esta decisión y las reacciones que vamos viendo en el sector agropecuario en la historia del conflicto agrario tipo 2008-125?

RH: Comienzo haciendo una breve referencia a esto que vos mencionabas. Porque sí, efectivamente, ya la semana pasada había un poco de runrún. Y, sin embargo, algunos elementos indicaban que podía haber un poco de ruido en la ruta, un piquete, pero no necesariamente una protesta en gran escala. Quizás en las próximas semanas vemos eso, quizás nos estamos encaminando en esa dirección, pero por el momento yo sería cauto. Entre otras cosas porque cuando uno mira en el largo plazo la historia del conflicto agrario, una de las cosas que se observa es que el siglo XX fue tranquilo, en líneas generales. Y recién en el 2008 hubo una protesta enorme, muy importante, y tendemos a ver, me parece, lo que vino después a la luz de ese conflicto, y mucho menos a la luz de una historia más larga, donde el campo, teniendo siempre razones para quejarse, y, en muchos casos, pensaban ellos, piensan ellos, muy buenas razones para quejarse, esa protesta nunca terminó de ganar a la comunidad agraria. Entonces yo diría: acá tenemos dos elementos para jugar. Uno, si uno lo mira desde el largo plazo, esto nos invita a ser cautos respecto de la magnitud de la protesta que podemos ver hacia adelante. Ahora, si uno se enfoca en el 2008 como un hito que abre un nuevo tiempo, y yo creo que hay algunos elementos para avanzar en esa dirección, la pregunta es: ¿Por qué no vuelve a pasar algo similar a lo del 008?

PG: Ahí hay dos avenidas posibles para pensar. Una es: 2008 fue un rayo en un día de sombra. Y todo converge a la vieja normalidad en la que el campo no protesta, digamos. Y la otra es que quizá 2008 haya cambiado eso y haya dejado un estado de tensión en la relación al menos entre kirchnerismo y sector agropecuario que ya no puede volver a ser… Las relaciones entre Estado y sector agropecuario ya no pueden volver a ser como las de antes. Aquel día de la semana pasada dijimos: Vamos a tener que esperar para ver. Lo que estamos viendo ahora –pero vos mantenés la cautela y yo también- es que el estado de alerta y movilización existe y hay asambleas y va a haber asambleas en los próximos días. Seguramente cuando los lectores del diario escuchen esto seguirá habiéndolas.

RH: Seguro, seguro.

PG: Porque no es que no pasó nada desde el regreso de Alberto. Lo que ocurrió es que pasaron cosas que movilizaron al sector pero que no tenían que ver estrictamente con sus intereses, sino con la amenaza a derechos de la propiedad. Estoy pensando básicamente en Vicentín y Juan Grabois en los campos entrerrianos. Ahí hubo molestia. No hubo movilización amplia, pero hubo una molestia, una tensión, un estado de desconfianza, si se quiere.

RH: Estoy de acuerdo. Esas dos iniciativas del Gobierno crearon un clima de sospecha, un malestar muy extendido, a punto tal que en los dos casos el Gobierno decidió dar marcha atrás, ¿no? Este conflicto que se avecina, independientemente de su magnitud, es más fácilmente identificable con temas tradicionales de la protesta agraria y también con la política peronista hacia el campo, en el sentido de control de las exportaciones, cupos a las exportaciones, preocupación por el precio de los bienes salarios, en particular, de la carne, preocupación de la inflación han sido temas centrales del foco con el cual el peronismo, este y otros anteriores, se han aproximado al problema agrario, ¿no?

PG: Dejáme provocar un poquito. No es la manera adecuada de mirar una historia y de hacer historia, si querés. Pero yo no dejaría de considerar que la medida en sí misma es una medida que solo puede generar una alerta de este tipo porque la hace aquel que tiene un pasado al estilo de 2008. ¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir: hay escasez de maíz, se está exportando carne, se está consumiendo carne que sube de precio todo el tiempo y lo que hace el Gobierno por dos meses o tres meses es bajar el precio de un insumo para tratar de frenar el aumento del precio de la carne y eventualmente para favorecer las exportaciones de carne. Si todo terminara en marzo, esa medida podría ser de Macri. El problema es que no sabemos qué decir sobre eso, porque, o está inscripta en la larga tradición del conflicto entre el precio de los alimentos y consumo popular, como acabás de decirlo vos, o no. Y eso recién lo vamos a saber en marzo.

RH: Agrego un elemento más para observar otra dimensión del cuadro. En estos meses, pese a los conflictos a los que vos hacías referencia sobre derecho de propiedad, el Gobierno fue relativamente cauto al momento de tomar iniciativas que afectaran el interés de los productores. Hubo mesas, hubo negociación, hubo conversaciones. En este caso, por lo que yo entiendo, fue distinto. Y los hombres de la Mesa de Enlace se desayunaron con que las exportaciones de maíz habían sido cerradas. Y eso reaviva una memoria más larga…

PG: Sí, más que nada por la desconfianza, creo yo. La medida lo que activa es un estado de desconfianza. Porque, vuelvo a insistir, en sí misma es una medida que si de verdad termina en marzo, es una historia. Pero si es el primer paso de abaratar los alimentos estamos en un problema, porque es el mismo Gobierno que viene diciendo: Volvimos distintos. ¿En qué sentido? Volvimos a promover las exportaciones, cosa que es una especie de contradicción en los términos para el peronismo, ¿no?

RH: Exactamente. Y agreguemos un elemento más. Esta medida se toma muy poco después del famoso discurso de Cristina en La Plata, en el que ella dice: En los próximos meses nos tenemos que ocupar mucho de salarios, tarifas y cosas por el estilo.

PG: Alinear los precios, dijo.

RH: Sí, alinear los precios.

PG: Los precios con los salarios.

RH: Entonces hay elementos para verlo desde distintos puntos de observación.

PG: Claro, si uno toma ese punto, el discurso de La Plata, da mucho pie a pensar que es el primer paso de un largo trayecto hacia la tradición de alimentos baratos, ¿no? Una tradición de alimentos baratos en un mundo que ahora compra los alimentos y por lo tanto si querés exportar estás en conflicto. Es interesante. El peronismo siempre ha tenido un conflicto entre precio de los alimentos y consumo popular que es el que domina hoy, porque no está dominando una cuestión fiscal. Hay dos conflictos siempre: apropiación fiscal de una parte del producto del sector agropecuario y precio de los alimentos. En este caso, por lo menos por el momento, no está dominando una cuestión fiscal. Está dominando el precio de los alimentos, lo cual empalma muy bien con un punto que no hemos mencionado. Y es que estamos entrando en un año electoral.

(...)

Transcripción parcial de la conversación

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