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Tribuna
Alcohol Cero al volante, una ley que salvaría miles de vidas en la Ciudad de Buenos Aires

Un informe del Ministerio de Salud señala que 1 de cada 4 conductores siniestrados declararon haber consumido bebidas alcohólicas horas antes del accidente.

Juan Manuel Valdés

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 El alcohol al volante mata y en nuestro país se cobra la vida de un promedio de 17 personas a diario. Los accidentes viales son la principal causa de muerte en jóvenes de entre 15 y 34 años y se ha comprobado la presencia de alcohol en sangre en 1 de cada 4 casos. En la Ciudad de Buenos Aires el 21% de los accidentes en las calles porteñas están relacionados con la ingesta de bebidas alcohólicas y se detectan 15 tests de alcoholemia positivos por día, 8 de cada 10 que se realizan. En el resto del país los indicadores mejoran y las muertes disminuyen. Pero los porteños nos encontramos ante una situación trágica: los índices de mortalidad no paran de crecer dado que no existe ni una sola política vinculada a la seguridad vial. Actualmente hay un 76% más de conductores alcoholizados que 7 años atrás y los controles han visto récords de hasta 4,07 gr de alcohol en sangre, ocho veces más de lo permitido.

 Dado el complejo panorama que atravesamos y que la mayoría de las muertes son evitables, presentamos desde el Frente de Todos un proyecto de ley en la Legislatura con el objetivo de prohibir la conducción de todo tipo de vehículos con la presencia de alcohol en sangre en la Ciudad y así salvar miles de vidas de porteños y porteñas.

 La ley del Alcohol Cero está vigente en casi la mitad de la Argentina y en otros países vecinos como Brasil y Paraguay y Uruguay y muestra resultados favorables. Me parece pertinente tomar el ejemplo de Uruguay para demostrar que una ley es imprescindible. Desde que rige allí el alcohol cero, las muertes en accidentes de tránsito han disminuído y no se ha producido un cambio significativo en el consumo de bebidas alcohólicas, que es un factor por el que tanto lobby hacen en contra de esta ley alegando una posible crisis en sectores involucrados en el consumo de alcohol.

 Hemos escuchado muchas veces que “una copa de vino no me da positivo”, excusa que utilizan los conductores para “zafar” del control ya que la legislación permite 0,5 gr. de alcohol por litro de sangre para quienes circulan en automóvil y 0,2 gr. para quienes lo hacen en motocicletas. Pero incluso una baja concentración de alcohol aumenta 3 veces las posibilidades de causar un siniestro vial.

 El impacto negativo que genera el alcohol al volante es de público conocimiento: reaccionamos con lentitud, perdemos criterio, nuestra visión y reflejos se ven afectados, disminuye el discernimiento, genera pérdida de inhibiciones y provoca una sensación de relajación que puede resultar peligrosa.

 Conducir bajo los efectos del alcohol trae consecuencias negativas no sólo para el conductor alcoholizado, sino para todos los usuarios de la vía pública. Argentina y el mundo nos demuestran que una ley de Alcohol Cero reduce la positividad en los testeos ya que los conductores no especulan con el consumo, disminuye la cantidad de víctimas de tránsito y no afecta a sectores gastronómicos, hoteleros o turísticos.

Es importante que trabajemos en conjunto y de manera integral esta problemática porque se trata de un tema de salud pública que demanda un cambio cultural en nuestra sociedad que promueva la conducción responsable. También necesitamos del compromiso de todos los sectores para que se cumpla con la enseñanza de educación vial en las escuelas de la Ciudad. En 2007 se aprobó por ley el Programa de Educación Vial en el Sistema de Educación Formal de la Ciudad que no se aplica y ni siquiera está reglamentado.

 La ley vigente en la Ciudad de Buenos Aires avala que tomar alcohol y manejar son una combinación posible. Celebro que el proyecto Alcohol cero al volante haya obtenido dictamen favorable y vaya por la media sanción en Diputados. Comprobado está que el alcohol al volante mata y por eso estamos impulsando esta lucha desde la Legislatura. Es fundamental que este proyecto se apruebe y lamento que existan tantas barreras y presiones para que el proyecto no se trate. Claro está que salvar vidas de los porteños y porteñas no significa una prioridad para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. 

*Por Juan Manuel Valdés, legislador del Frente de Todos por la Ciudad de Buenos Aires.

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