Las derrotas en Diputados exponen la debilidad de Milei y lo obligaron a recalcular el lanzamiento de la campaña

“Nos van a voltear todo”, anticipaba el lunes pasado, con resignación, una fuente habituada a caminar los pasillos de Balcarce 50. La frase, deslizada a elDiarioAR, funcionó como premonición. Tras una sesión maratónica en la Cámara de Diputados, el Gobierno sufrió una derrota legislativa total. Desde Olivos, donde permaneció toda la jornada de miércoles, el presidente Javier Milei siguió la votación a la distancia. La Casa Rosada, que ya venía en modo defensivo desde el arranque de la semana, apostó a resistir con lo que tiene: el poder del veto presidencial.
“Perdimos todo, perdimos todas las votaciones”, reconoció el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en Radio Mitre, en el primer pronunciamiento oficial tras la jornada de reveses. La Cámara baja le propinó al oficialismo una batería de rechazos que superó en varios casos los 150 votos: media sanción al financiamiento universitario y la emergencia pediátrica; rechazo a decretos clave del programa de desregulación impulsado por Federico Sturzenegger; y una serie de señales políticas en pleno cierre de alianzas rumbo a las elecciones legislativas nacionales del 26 de octubre.
El malestar de Francos no solo apuntó contra el kirchnerismo. “¡Votaron todos con ellos!”, se quejó, en referencia a los bloques con los que La Libertad Avanza supo articular desde el inicio del mandato. “Casi todos los radicales, prácticamente todos, la Coalición Cívica, algunas fuerzas provinciales...”, enumeró. El argumento oficial, repetido en cadena por funcionarios libertarios, es que se trató de una maniobra “electoralista” para sabotear al Gobierno. “Se aprovecharon de la situación electoral para hacer un poco de demagogia”, acusó el ministro coordinador.
El debate arrancó el miércoles al mediodía y terminó este jueves a la madrugada. Para entonces, ya estaban aprobadas dos iniciativas que ahora irán al Senado: la que refuerza el presupuesto para las universidades públicas y la que declara la emergencia pediátrica y exige aumentos salariales en el Hospital Garrahan. Ambas surgieron tras reclamos de sectores sociales y gremiales, y se impusieron con amplio respaldo opositor. En paralelo, Diputados rechazó seis decretos de necesidad y urgencia firmados por Milei: algunos de ellos anulaban o reformaban organismos clave como Vialidad Nacional, el INTA, el INTI y el Banco Nacional de Datos Genéticos. Los DNU siguen vigentes hasta que el Senado también los rechace.
Francos anticipó lo que viene: más vetos. “Todo lo que podamos vetar, lo vetaremos”, prometió. Y fue más allá: advirtió que algunas leyes que el Congreso busca insistir —como la de aumento para jubilados o la de emergencia en discapacidad— ya no podrían ser vetadas otra vez por el Ejecutivo. En ese caso, su vigencia sería automática. “Si el Congreso quiere imponernos gasto público, va a costar mucho salir”, alertó el ministro, que volvió a blandir el argumento del superávit fiscal como pilar del programa económico.

La estrategia oficial, mientras tanto, es blindarse en el Senado y reforzar la narrativa del ajuste virtuoso. Francos recordó que desde la asunción de Milei se redujo la deuda en USD 34.000 millones, y que el superávit fiscal acumulado llega al 2,4% en lo que va del 2025. “Es imposible sacar a la Argentina del pozo si no recortamos el gasto público”, insistió.
Puertas adentro, el golpe no sorprendió a nadie. En la Casa Rosada sabían desde el lunes que no contaban con los votos necesarios para frenar las embestidas opositoras. La secuencia había sido anticipada en silencio. Pero eso no evitó que la derrota duela. En términos políticos, los rechazos de Diputados apuntan directo contra el modelo de desregulación que lidera Sturzenegger y exponen el desgaste de los puentes legislativos del oficialismo.
En plena campaña, y con las provincias en disputa, el Congreso le marcó la cancha a Milei. La respuesta del Presidente, previsiblemente, volverá a escribirse con la tinta de un decreto. Sin embargo, ayer optó por posponer un día la foto de campaña prevista para este miércoles con sus ocho candidatos seccionales de la provincia de Buenos Aires: se mostró en una barriada popular del conurbano con el mensaje “Kirchnerismo nunca más”, que nacionaliza la campaña. En la Casa Rosada sabían que la sesión en Diputados sería un campo minado y prefirieron no superponer el relanzamiento electoral con una jornada de alta exposición legislativa.
El armado de la foto se organizó el martes por la noche, en una reunión en Balcarce 50 entre Karina Milei, Sebastián Pareja y Cristian Ritondo. Allí sobrevoló la idea de nacionalizar la campaña nacional por las dudas sobre el desempeño electoral del oficialismo en el conurbano. “Es un terreno muy hostil y muy difícil”, reconoció Pareja, que días atrás ya había relativizado la eficacia de la foto si no está acompañada de buenos números en las encuestas. En el Gobierno admiten que varias secciones siguen siendo esquivas, a pesar de la voluntad de nacionalizar la campaña.
La escenografía planificada incluyó a Milei rodeado por los ocho postulantes seccionales de La Libertad Avanza en territorio bonaerense. Por un día la postal, pensada como gesto de unidad y proyección, quedó atrapada en un limbo entre la coyuntura legislativa adversa. La imagen fue acompañada por un mensaje conjunto firmado por LLA y el PRO para formalizar el pacto electoral, al filo del cierre de alianzas, este jueves. Sobrevuela aún la posibilidad de otra imagen —más potente, más incómoda—: la de Karina y Mauricio Macri, juntos y en pose electoral. En el tablero de la política argentina, también las fotos son una forma de disputa.
PL/MC
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