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Más que en 2015, pero menos que en 2001: cuáles son las previsiones de voto en blanco y ausentismo en el balotaje

Entre los votantes que votaron a Patricia Bullrich en las generales, un 10% dice que votará en blanco.

Agustina Said

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Los analistas esperan para el balotaje una participación de alrededor del 71% –bastante menor al 77% de concurrencia de la primera vuelta– y un aumento del voto en blanco respecto del 22 de octubre: pasaría del 2% al orden del 5%. De concretarse, una posible explicación puede buscarse en la oferta de dos candidatos muy “excluyentes”, es decir, con problemas para abarcar sectores más allá de sus bases electorales. Sin embargo, cabe que estas dos conductas -que se leen como bronca o desinterés de parte de los ciudadanos- se reduzcan de acá al 19 de noviembre, con los votantes “bajo la presión de la discusión política”. 

En las elecciones presidenciales de 2015, la demografía electoral se mantuvo más o menos estable entre la primera vuelta y el balotaje: la participación se redujo menos de un punto porcentual (pasó de ser del 81% a ser del 80,7%), el voto nulo aumentó sólo 0,5 puntos (siendo del 1,2%) y el voto en blanco incluso se redujo: pasó de 2,5% en la primera vuelta a 1,2% en la elección que coronó a Mauricio Macri como presidente de la Nación. 

Sin embargo, nos encontramos frente a un escenario completamente distinto al del 2015. Por eso la concurrencia electoral este 19 de noviembre se encontrará, sostienen los analistas, seguramente en niveles más bajos que el 80% del 2015. Para el balotaje los analistas esperan una participación de alrededor del 71%, de acuerdo a los datos brindados a elDiarioAR por Cristian Buttié, de CB Consultora, mucho menor que la concurrencia del 77% que se registró en esta primera vuelta.

Además, en la contienda que enfrentó a Daniel Scioli con Mauricio Macri en segunda vuelta ocho años atrás, la sumatoria del voto en blanco y del nulo no llegó a ser de más del 2%. Si este octubre el voto en blanco fue del 2% y el nulo fue del 0,8% -en niveles parecidos a los del 2015-, para este balotaje los analistas esperan un voto blanco de alrededor de alrededor del 5%. “Según la última encuesta, realizada los primeros días de noviembre, el voto en blanco sería del 4,9%”, sostiene Buttié. Lucas Romero, de Synopsis, trabaja con números similares. 

El “voto bronca” puede expresarse no solo a través del voto en blanco, como en décadas anteriores, sino también de la baja participación electoral. El ausentismo is the new voto en blanco. “Esto sucede porque la gente le perdió el miedo a la sanción de no ir a votar”, explica Buttié. No hay que perder de vista que el domingo electoral quedó enmarcado en un fin de semana largo, lo que seguramente también contribuirá a la ausencia de votantes.

En las elecciones legislativas del 2001, en un contexto de desencanto total con la política (los electores se habían quedado “huérfanos”, como describiría luego Juan Carlos Torre), el voto en blanco fue del 10,7% del padrón y el voto nulo, del 12,7%, con una participación del 75% del padrón electoral. Es decir, más de un 23% de los electores ejercieron directamente un “voto bronca”, más los millones que se ausentaron en las urnas, que también conformaron este voto que expresa “indignación” con la clase política. 

“En estas elecciones no se espera un escenario como 2001, de un 40% de apatía”, comenta Buttié. Aunque no se espera un escenario como el de 2001, los niveles de involucramiento cívico, reflejado en la participación y en los votos afirmativos, no será el del 2015: el “desencanto” con la política y con el sistema partidario es mucho mayor ahora que ocho años atrás.

“Era otro contexto. Había un agotamiento del kirchnerismo, y Macri llamaba a votar desde la esperanza”, explica Buttié. “Hoy se da un escenario más excluyente, lo que genera menos participación y más voto en blanco”. “Milei no expresa el voto anti peronista clásico: estiró tanto la tensión con los temas planteados que no refleja las demandas de gran parte de este electorado, lo que llama a muchos a abstenerse a votar”, añade Diego Reynoso, investigador del CONICET y profesor de la UDESA. 

“Los sectores que se quedaron afuera piensan que las dos opciones en disputa son muy malas: los de izquierda y un sector de JxC radical o afín a las ideas de la socialdemocracia podría ser el sector que termine votando en blanco o directamente no yendo a votar”, coincide Juan Negri, doctor en Ciencia Política y director de esta carrera en la Universidad Torcuato di Tella. 

Sin embargo, los analistas coinciden también en que de acá al 19 de noviembre el voto en blanco puede reducirse y la participación esperada, aumentar. “En 2015, todas las encuestas esperaban un voto en blanco mayor… y finalmente, solo un 2% del padrón se inclinó a votar en blanco o hacia un voto nulo”, sostiene Romero. Reynoso coincide: “En el transcurso de estos días puede ‘estresarse’ tanto la agenda, cargarse tanto de temas controversiales que, potenciales votantes en blanco y ausentes terminen por definirse y emitan un voto afirmativo”. 

Radiografía del voto en blanco 

De acuerdo a un informe hecho por CB Consultora, entre el 2 y el 4 de noviembre con proyecciones para el balotaje, el voto en blanco sería del 4,9%. Este sería apenas más elevado entre los hombres (con un 5,1% de voto en blanco frente a un 4,7% de las mujeres); a medida que sube la edad, este sería menor (con un 6,2% de jóvenes entre 16 y 35 años afirmando votar en blanco mientras que solo el 3% de los mayores de 56 años no votando por ningún candidato). 

Respecto a la distribución geográfica del voto en blanco, tanto la provincia de Buenos Aires, como CABA, las provincias del Centro del país y del NEA tienen una proyección de voto en blanco de más del 5%, mientras que para la Patagonia, Cuyo y las provincias del NOA, el voto en blanco no alcanzaría el 4% del total. 

Buttié asegura que la cuestión geográfica es clave: “Si para las 6 de la tarde, cuando cierran los comicios, tenés participación alta en la provincia de Buenos Aires y baja en Córdoba, este dato nos daría la pauta de que Massa podría sacar una diferencia. Si, en cambio, para el cierre de los comicios los datos arrojan que la participación fue baja en PBA y alta en provincias como Córdoba y Mendoza, entonces las posibilidades de Milei aumentan”. Lo mismo sucedería con la tendencia del voto en blanco: a mayor voto en blanco en Córdoba, mayor probabilidad de una victoria peronista, y a mayor voto en blanco en PBA, más chances de que triunfe Milei. 

Entre los votantes que votaron a Patricia Bullrich en las generales, un 10% dice que votará en blanco; entre los que votaron a Juan Schiaretti, un 12% asegura que votará de esta manera; y respecto de quienes votaron a Myriam Bregman, un 15% dijo que emitirá un voto en blanco. 

AS/DTC

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