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El reordenamiento en el oficialismo

Sin Cristina en la boleta, estalla la guerra de posiciones entre los presidenciables del FdT

Scioli, De Pedro, Massa y Grabois. La confirmación de que CFK no será candidata aceleró la carrera entre "presidenciables" el FDT.

Pablo Ibáñez

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El quinto aviso de Cristina Fernández de Kirchner de que no será candidata a nada produjo un efecto previsible: aunque el grueso de los presidenciables, promocionados o autodeclarados, coincidía en el diagnóstico de que la vice no competiría, la carta de esta semana -en la que reforzó el argumento de que la Corte voltearía cualquier postulación- operó como la fractura de dique y aceleró la guerra de posiciones en el Frente de Todos (FdT).

Lo que fue, en estos meses, una especie de “guerra fría” se apuró y cada gesto que se produjo desde el minuto siguiente al que es, hasta acá, el último renunciamiento de Cristina, funciona en clave posicionamiento, demostración de musculatura y alianzas, despliegue de señales y deseos de cara a una candidatura que, ahora sí, parece volverse atractiva para un puñado de dirigentes. El dato tiene cierta extrañeza: la oferta peronista, como nunca antes, fue tan escasa.

Lo que ocurrió en las últimas horas y lo que se espera para las que vienen, podría revertir aquella sentencia o, al menos, relativizar el porqué: la fuga de presidenciables -por caso, que no haya ningún gobernador en el menú- primero parecía producto de la pretensión reeleccionista de Alberto Fernández, pero no hubo grandes cambios cuando el Presidente anunció, vía Twitter, que desistía de buscar un segundo mandato. La re re bajada de Cristina produjo, casi de inmediato, una reacción diferente: el pelotón aspiracional comenzó a despabilarse y a moverse como si sintieran, ahora sí, que pueden hacer campaña sin pudor.

Paso a paso

Eduardo “Wado” De Pedro sale a ocupar el vacío que deja la vice entre los votantes K y recibe gestos de sectores del PJ. Al rato de la carta de Cristina, en paredones del conurbano sur aparecieron pintadas con la consigna “Wado”-Cristina, mensaje que forma parte del operativo “Wado” es Cristina. Lo interesante de ese episodio es que lo motorizan sectores del peronismo bonaerense y aparecen vinculados con la cumbre que la semana pasada tuvo el ministro del Interior con Martín Insaurralde, jefe de Gabinete de Axel Kicillof.

Insaurralde suele, muchas veces, tener algo más de información que otros dirigentes y el encuentro mano a mano con “Wado” antes de la carta de CFK, se interpretó como un respaldo directo al ministro y, a su vez, un rechazo al plan que expone Máximo Kirchner respecto a que Axel Kicillof debería ser el candidato presidencial porque es quien mejor mide del universo kirchnerista.

Las pintadas operan en esa dirección y se alinean con otras gestualidades: la postulación de Wado que hizo el riojano Ricardo Quintela y la actividad que compartió este miércoles con Raúl Jalil en Catamarca. El ministro logra gestos pero le cuesta, todavía, ganar visibilidad y caudal de intención de voto. La lógica, según sus promotores, es que ese proceso se acelere a partir de que se despejó definitivamente la opción Cristina candidata.

El ministro tiene, a simple vista, una ventaja: es quien aparece como “el candidato de Cristina” y la lectura funciona sin necesidad, a priori, de que la vice le levante la mano en público o le dedique un video como el que le dedicó, hace cuatro años, a Alberto Fernández. Sin embargo, “Wado” -con algo más de 60% de conocimiento-país- retiene, cuando se ofrece un menú amplio, el 16% de los votos del dispositivo FdT, según un sondeo de CELAG, muy leído por el planeta K. Kicillof casi lo triplica: se queda con 40%.

“Wado” busca establecer como una fortaleza lo que es, a simple vista, una debilidad: se convirtió, luego del rechazo a la propuesta en boca de Alberto Fernández, en uno de los candidatos que pide y defiende la instancia de las PASO. Dice “Wado” que no reniega ni descarta la posibilidad de una lista de unidad pero aplica realismo y cree que, en el contexto actual, una solución viable es una PASO civilizada. Hay que anotar esa construcción semántica que estará en el comentario de muchos frentodistas: “PASO civilizada”.

Un dato obvio es que si De Pedro es candidato no puede, a la vez, pedir que haya unidad porque implicaría decir, a lo Luis XIV, “la unidad para mí” o “la unidad soy yo”. En charlas cerradas, el ministro desliza que le conviene una primaria, para ganar legitimidad y volumen, para no ser solo el “candidato puesto por Cristina” y, además, para ganarles a los que dicen que lo derrotarían con facilidad. Quiere, dice, una PASO contra Daniel Scioli.

Fotogalería

El ex gobernador es, a diferencia de otros, quien lanzó fuerte y rápido su precandidatura en febrero y se mueve, desde entonces, con ese plan. Choca con una dificultad: no logra que haya voces -ni de gobernadores ni de intendentes, tampoco de sindicalistas- que salgan a gritar su nombre como bandera a la victoria. Quien sí lo hace, más o menos sin eufemismos, es Victoria Tolosa Paz, la ministra de Desarrollo Social, que ve a Scioli como una figura con la cual asociarse para competir en una PASO contra “La Cámpora”. Hay, ahí, una gambeta conceptual: el peronismo suele hacer una distinción, funcional, entre kirchnerismo y/o cristinismo y camporismo. “Kirchneristas somos todos”, suele decir Enrique “Pepe” Albistur.

Scioli estuvo este miércoles en La Matanza con Fernando Espinoza, el intendente de ese distrito y presidente del Congreso del PJ bonaerense. No hay, debe decirse, límites y purezas: Espinoza podrá estar con Wado o Insaurralde con Scioli pero hay indicios de cómo se moverán esas piezas y, sobre todo, sirven para consolidar la idea de candidatos en movimiento, en carrera. El embajador tendió, hace tiempo, puentes con el camporismo y el cristinismo: empezó con Mayra Mendoza, siguió con Kicillof en Brasil y se vio, días atrás, con Jorge Ferraresi, intendente con una butaca en la mesa de Ensenada.

Scioli funciona como un cristinista no orgánico. La Cámpora lo asume como un cercano e hizo gestos para “desalbertizarlo”, algo que el propio tigrense buscó desde una lógica puramente electoral: no es negocio, entiende, ser el candidato de Alberto, algo que unos meses atrás no le desagradaba. Por momentos, cerca del exgobernador consideran que al final, Wado tampoco será candidato presidencial porque Cristina tiene otro destino previsto para el ministro. En otro búnker que empuja la postulación de Scioli quieren un duelo con De Pedro. Abrazan, de rebote, el dictamen albertista que indica que el candidato que derrote en una PASO al postulante de Cristina, sale potenciado como para pelear la presidencia.

Otra certeza en el mundo Scioli es que Sergio Massa no será candidato a presidente, que no será postulante único y que, además, Cristina perdió la expectativa en el desempeño del ministro como ministro. La casi ancestral tirria entre los tigrenses sigue viva. En el massismo dicen, con despecho, que “a Scioli, Cristina lo baja con un SMS”, decisión que encajaría en la tesis que sostiene el ministro de Economía respecto a un candidato único, validado por la vice, los gobernadores y la CGT.

Massa se vio, esta semana, con Gustavo Sáenz, el mandatario que reeligió en Salta. Debería, de ahí, surgir un clamor referido, en principio, a la idea de evitar las PASO. El ministro, con el argumento de ordenar la política para ordenar la economía, dice que es dañina una primaria. Se sobreentiende que eso tiene que ver con despejar el camino para que él sea, al final de la película, el postulante de la continuidad.

El ministro expresa, en soledad, la postura de lista de unidad aunque podría traducirse como lista mayoritaria que acepte, por caso, la postulación de Juan Grabois para contener, por izquierda, a sectores K. “Sergio no va a resistir el 9% de inflación que se va a conocer una semana antes del cierre de listas”, advierte un peronista con la bola de cristal, o un olfato muy fino, sobre lo que será el próximo dato del INDEC que se conocerá el miércoles 14 de junio. ¿Qué candidato del FdT resiste una inflación cercana a los 10 puntos?

Grabois sistematizó una actitud de candidato, con giras y actos, tanto que por momentos parece entrar en duda aquello de que se bajará si De Pedro es candidato presidencial. ¿Tendrá la presunción, o la certeza, de que “Wado” finalmente no competirá para la primera magistratura, y que el esquema que piensa Cristina le reserva un rol, quizás, como rival de Scioli? ¿O de Massa, como sugieren algunos massistas?

Otro que empuja y se muestra es Agustín Rossi, que entró en escena cuando Scioli se acercó, incómodamente para Olivos, al kirchnerismo. El jefe de Gabinete decía que se bajaría de una PASO si la candidatura era Cristina pero, a la vez, avisa que irá a una competencia si el postulante es, por caso, De Pedro. ¿Soporta el gobierno una primaria entre su jefe de gabinete y su ministro del Interior?

En la construcción de diversidad, volvió a sonar la figura de Guillermo Moreno como posible competidor dentro del FdT. El ex funcionario avisa que es candidato de su partido, Principios y Valores, pero que podría abrirse una conversación con el PJ, a través de Gildo Insfrán, el gobernador de Formosa que quedó como una especie de “CEO” para gestionar las charlas desde el peronismo.

PI

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