El PJ no logra acordar la unidad tras una dura pelea entre Máximo Kirchner y un ministro de Kicillof

Máximo Kirchner y Gabriel Katopodis discutieron muy fuerte en los últimos días. La escena difiere en detalles de acuerdo a quien la cuenta, desde que “casi se van a las piñas” a que se metió “un gordo de seguridad” para “ubicar” al ministro de Infraestructura de Axel Kicillof, quien no paraba de gritarle “callate la boca” al hijo de Cristina Kirchner. Pero la pelea política que se vivió el martes en la Quinta de San Vicente –confirmada por cinco fuentes distintas a elDiarioAR– revela el grado de tensión de cara al cierre de los frentes electorales del próximo miércoles 9. Este sábado el panperonismo vuelve a encontrarse en un congreso en Merlo con una incertidumbre clave: no está definido si habrá finalmente una alianza de unidad entre el kirchnerismo, el axelismo y el massimo.
La tirria entre Máximo y Katopodis terminó con una paz pactada en una conversación a solas entre ellos: “Gabriel tiene buena relacion historica con él y es un compañero”, aclararon en el entorno del exintendente de San Martín. Un punto en la discusión fue justamente la locación del congreso de hoy. El domingo pasado en la cumbre que compartieron Kicillof, el hijo de Cristina y Sergio Massa, el gobernador “pidió” –apuntó un funcionario bonaerense– que el congreso sea en La Matanza, terruño de Fernando Espinoza y de la vicegobernadora, Verónica Magario, que suena como potencial candidata para la Tercera Sección Electoral. Kirchner no quiso: “Máximo estuvo intransigente. Se levantó y se fue. Acto seguido se levantó Massa y también se fue”, dijo la misma voz consultada. En Merlo gobierna Gustavo Menéndez, parte del primer anillo de confianza del hijo de Cristina.

Pero más allá de esa discusión de formas, la pelea es de fondo: para el miércoles próximo todavía está en duda la conformación de un frente único porque aún están en juego las cabezas de todas las listas que tienen que presentarse diez días después, el 19 de julio. La elección para la Legislatura bonaerense es el 7 de septiembre, pero es un domingo que tendrá prácticamente ocho elecciones simultáneas. Hay zonas que eligen diputados y otras, senadores. En el tramo de abajo de las boletas, todos los municipios renuevan concejales y consejeros electorales.
Juan Grabois llegó a plantear en la semana en C5N que podría haber distintas listas y un funcionario de Kicillof adelantó a este medio que actualmente existe la posibilidad de que se anoten al menos tres frentes electorales del peronismo, más allá de que al momento del cierre de listas algunos sellos queden en el camino. “Son tensiones comunes en estos momentos de cierre. Va a estar todo bien, hay un frente común”, contradijo un vocero con territorio propio.
La falta de resolución gravita en si el criterio preponderante para conformar las listas es la unidad ante todo, el grado de conocimiento del potencial candidato en cada sección o la propiedad de la lapicera. ¿El peronismo provincial lo conducen Kicillof y sus 45 intendentes o Máximo y sus aliados en el PJ bonaerense? Además está en debate la narrativa de la campaña: “La Cámpora plantea que el eje único tiene que ser la libertad de Cristina. Nosotros planteamos que ese tema es importante pero también hay que hablar de la agenda que le preocupa a la gente”, dijo alguien que habla con el gobernador.
“Hoy está todo muy tenso. El pibe tiene mucha bronca acumulada y parece que no tienen ganas de acordar”, aseguraron sobre Máximo en una intendencia del conurbano que tiene buena relación con el kirchnerismo. Un operador peronista sintetizó el nerviosismo existente en el detalle anecdótico de que el hijo de Cristina pasó, en el último tiempo, a fumar el doble de cigarrillos. “Katopodis es Axel yendo contra La Cámpora”, lanzaron en el kirchnerismo. “El gobernador quiere la unidad, pero no quiere una unidad donde se lo humille”, devolvieron desde La Plata.

Tras la discusión macro, la Tercera Sección –que corresponde al sur del conurbano– sigue siendo incómoda tras la proscripción de CFK. Es un bastión histórico del peronismo pero que no tiene un único dueño. Los intendentes aliados con Kicillof no podían negar a Cristina como candidata pero ahora no están dispuestos a aceptar sin condiciones a Máximo como un “heredero natural”. Lo dejó en claro el vicepresidente del PJ de Avellaneda y titular de la CGT regional, Héctor Villagra: “No vamos a acatar un carajo lo que diga Cristina”.
En el peronismo ya circula como borrador que para la Tercera, donde se eligen 18 representantes para la Cámara de Diputados de la provincia, al menos la mitad de los lugares en la lista vaya para el Movimiento Derecho al Futuro; del resto, La Cámpora pondría a uno o dos nombres más que el Frente Renovador. Sería una negociación beneficiosa para el axelismo, que revelaría otra pintura sobre las últimas reuniones: en la cumbre del domingo Kicillof se habría mostrado con mucha mesura, frente a un Máximo visiblemente alterado.
Me hincharon las pelotas, me voy a mi casa. Mi vieja está presa y ustedes están boludeando
“Me hincharon las pelotas, me voy a mi casa”, contó un operador que dijo Máximo, abandonando el lugar junto con Mariel Fernández, intendenta de Moreno y parte del Movimiento Evita. El hijo de Cristina dejó sentado en la mesa a Federico Otermín, de Lomas de Zamora, como su representante. “Mi vieja está presa y ustedes están boludeando”, habría sido otra acusación lanzada al aire. Entonces Alberto Descalzo, mandamás de Ituzaingó, le contestó, según apuntó la fuente: “Si seguís hinchando los huevos, el próximo que va en cana sos vos y recién tenes 50 años”.
En el kirchnerismo hay una certera preocupación por la cárcel a partir de lo que –entienden– es una alianza entre Patricia Bullrich y la jueza Sandra Arroyo Salgado por la razzia a dirigentes cercanos a Mayra Mendoza, por ejemplo, tras el escrache con caca a José Luis Espert. Ayer en el Consejo de la Matratura los consejeros kirchneristas Mariano Recalde y Vanesa Siley denunciaron al juez por supuesto mal desempeño en el ejercicio de sus funciones. “Arroyo Salgado se está vengando por el tema Nisman y el poder está avanzando como depredadores. Cristina tenía razón –dijo alguien que está cerca de la intimidad de la exmandataria–. No venían por ella, sino que disciplinan al resto a futuro”. Justamente disciplina es lo que parece faltar en el ordenamiento del PJ.
MC
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